prefacio

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Os preguntaréis como me volví loco. Ocurrió así: un día muchísimo antes de que nacieran todos los dioses, desperté de un profundo sueño y encontre que me habían robado todos mis disfraces -si, los siete disfraces que yo mismo me había fabricado y que lleve en siete existencias distintas-; corrí sin disfraz por las calles llena de gente, vociferando: !rateros! !rateros! !malditos rateros!.
Hombres y mujeres se burlaban de mi, y al mirarme, algunas personas, llenas de miedo, corrieron a esconderse en sus casa. Y cuando al final llegue a la plaza del pueblo, un mozo, de pie en el tejado de su casa, señalándome exclamo: "!miren! !es un demente!". Alce la cabeza para mirar quien gritaba, y por primera vez el sol acaricio mi rostro desnudo, y mi alma se inflamó de cariño al sol, y ya no quise tener disfraces y como si fuera presa de un trance, grité: "!bienaventurados! !bienaventurados! Sean los ladrones que me robaron mis disfraces!".
Fue así como me convertí en un loco. Y en mi locura he encontrado libertad y seguridad de no ser comprendido, pues quienes no conocen y comprenden oprimen una parte de nuestra existencia. Pero no dejéis que me envanezca demasiado de mi incertidumbre; ni siquiera el ratero en prisión esta a salvo de otro ratero.

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2017 ⏰

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