Se encontraba muy emocionado porque por fin, después de años de arduo trabajo y sacrificios, tenía en su poder el par de llaves que abrían las puertas de su propia casa. Ese había sido uno de sus primeros propósitos cuando comenzó a independizarse tras haber logrado ser parte de Block B. Aunque al principio a ninguno le fue muy bien económicamente, después de varios años de trayectoria, finalmente lo había logrado. No hacía muchos días que había firmado el contrato en el que las escrituras de aquella moderna estructura lo acreditaban como el único dueño del lugar, y eso lo llenaba de orgullo.
En varios viajes tuvo que llevar todas sus cosas desde el departamento que compartía con algunos compañeros de grupo hasta donde a partir de entonces viviría cómodamente. Para esa noche, tan solo le quedaba un último viaje, en el que llevaría algunas de sus prendas y objetos más pequeños. Ya todo estaba listo en su nueva casa para mudarse, pero esa noche decidió quedarse en el departamento como despedida.
Sus compañeros pidieron a domicilio distintos platillos y todos juntos disfrutaron de una grata cena en la que el tema principal fue el rememorar todas aquellas vivencias inolvidables que habían compartido con el chico que ahora comenzaría a vivir una nueva vida en otro lugar.
No era que se fuera para siempre, todos los días se verían de nuevo en el trabajo, pero habían pasado tantos años juntos viviendo bajo el mismo techo que el hecho de que uno de ellos se fuera, provocaría un gran vacío en el departamento.
—Muero de sueño —habló Taeil y se levantó de la mesa donde tan solo había platos vacíos—, espero que duerman bien y, MinHyuk, suerte, disfruta mucho tu nueva casa e invítanos pronto.
MinHyuk sonrió agradecido por sus palabras.
—Lo voy a pensar, a donde quieran que vayan ustedes tres hacen un desastre, no quiero que me vayan a dejar sin casa tan pronto.
Y todos rieron por su comentario, porque sabían que tenía razón.
Después de Taeil, le siguió JaeHyo. Y por último, solo quedaban el chico que pronto se iría de allí y Kyung, que después de la comida y algunos comentarios, permaneció serio con un gesto irreconocible en su rostro, pensaba MinHyuk, pero de lo que sí estaba seguro, era que Kyung no estaba para nada contento con algo. Lo malo, era que no sabía a qué se debía aquel enfado que emanaba desde días antes.
Lo vio de reojo por unos cuantos segundos, tratando todavía de descifrar qué había de malo con él, pero por más que analizaba la situación, más lejana veía la respuesta. Terminó por rendirse, después de todo, creyó que no era su problema así que no tenía por qué entrometerse en asuntos que no le incumbían.
Se levantó de la mesa y se despidió rápido del chico con un simple «buenas noches» y se metió a su habitación.
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La emoción que sentía por finalmente lograr uno de sus propósitos más importantes crecía con cada minuto que pasaba desde que comenzó a financiar la compra de su casa. Sin embargo, esa noche, comenzó a sentir un vacío en su estómago y no sabía por qué pasaba de repente.
Ya sabía que al irse de ahí extrañaría la compañía de sus amigos, ya no podría conversar todas las noches con alguien porque estaría solo, ya no podría comer acompañado si decidía quedarse en casa, pero a pesar de ello, firmó el contrato.
Había algo que no lo dejaba tranquilo del todo. En el fondo, muy en el fondo sabía la razón, pero no quería aceptarla, porque eso solo empeoraría su situación y además, le traería problemas. Por eso era que había decidido mantenerlo encerrado donde no pudiera verlo para pensar en ello y así, tampoco pudiera lastimarle. Pero esa noche parecía querer salir a pesar de todo.
