Dos genios, un pasado y un amor futuro. (Spencer Reid Fanfic)

Prólogo

Enero 2006 - Buenos Aires, Argentina.

-¿Cómo que lo encontraron?- preguntó alterada la joven al teléfono- Se suponía que ya había cruzado la frontera. Si hubieran seguido mis ideas al pie de la letra, esto no hubiera pasado. ¿No se dan cuenta que ahora nos pueden atrapar a todos?- jugaba nerviosa con sus uñas mientras escuchaba la respuesta a sus preguntas.- No, eso no. Yo no voy a arriesgarme más, hice esto porque te debía un favor, yo no pienso salvar a los estúpidos que lo arruinaron. El plan era a prueba de todo. Si salió mal, no fue mi culpa.- hablaba muy segura de sí hasta que la respuesta que recibió la dejó paralizada. - Debo irme, no me llames más y olvídate de que existo. Ya pagué lo que te debía- contestó para luego cortar la llamada.

La joven se sentó frente a su computadora, borró datos, eliminó sus huellas y de alguna forma, se eliminó a sí misma de la plataforma virtual. Estaba bastante segura de que no la encontrarían, porque además de haber ideado un plan a prueba de todo, ella tenía su propia "protección" a prueba de cualquier falla. Aún así, no debía confiarse. El hombre al teléfono le había dicho que los federales llegarían hasta su ordenador tarde o temprano, y que descubrirían que ella era el "cerebro" de la banda.
Ya ni siquiera era parte de la banda, pero eso no lo sabían los federales ¿o sí?.
Mientras trabajaba, escuchaba las noticias y todas hablaban de que habían atrapado a un integrante de la banda del "robo del siglo".
Si bien eso la habría hasta emocionado unos años antes, ahora no hacía más que recordarle el error que cometió al volver a Argentina, y ni hablar de haber aceptado un último trabajo para saldar una deuda.
Mientras esperaba que su computadora borre la información, se decidió a hacer sus maletas, iría de vuelta a los Estados Unidos. Empezaría de cero, como si este incidente no hubiera sucedido.
Empacó primero sus zapatos envueltos en bolsas de nylon para que no ensuciaran el resto de la ropa; siguió con sus jeans y shorts, para luego colocar sus buzos y camperas, y finalmente las remeras y blusas arriba. En los bolsillos de la valija colocó medias y ropa interior, más sus objetos personales como cepillo de dientes, peine, y una foto familiar. Pensó en su familia, esas personas tan buenas que la habían ayudado siempre dándole amor, comprándole libros, hablando con los directivos de la escuela para que la adelantaran los años que fuesen necesarios. Sonrió, sí que le había tocado una buena familia, y era por eso que tenía que irse de nuevo, para protegerlos. Colocó la foto en la valija y la cerró, agarró un bolso más pequeño y puso allí un abrigo, dinero, su pasaporte y una carpeta con las cartas de las universidades que le habían ofrecido un lugar, sus títulos universitarios y de idioma. Volvió a sonreír, sin importar las circunstancias, aquella carpeta siempre la hacía sentir orgullosa de sí misma.
Un sonido de alerta la sacó de sus pensamientos.
Habían llegado a su ordenador, pero por suerte, ya no quedaba nada que pudiera servirle a la policía. Sacó las partes internas de su computadora y las limpió, borró el número de fábrica y las puso en su cartera con sumo cuidado de no mancharlas y utilizando guantes para no dejar sus huellas.
Bajó las escaleras, pasó por la cocina y encontró a su mamá preparando el almuerzo.
-¿Vas a salir hija?- preguntó la mujer de unos cuarenta y cinco años. Llevaba un delantal floreado y revolvía lo que parecía ser una salsa.
-Sí mamá, voy a dar un paseo, en seguida vuelvo.- la joven se acercó y la besó en la frente.
-Ten cuidado, y no te demores mucho. La comida va a estar en menos de una hora.- le decía la señora mientras la jovencita ya estaba en la puerta saliendo hacia la calle.

Tomó un taxi y fue hasta el aeropuerto. Buscó el punto ciego entre las cámaras y todos los policías que había, y tiró en un basurero los elementos de la computadora que había sacado. Estaba segura de que nadie la había visto. Pues lo hizo tan obvio, que nadie reparó en ella.
Fue a comprar un boleto de avión. Al día siguiente, ya estaría en Nueva York.