bittersweet ; yoonmin

01.

La media noche daba bienvenida a una fría velada sobre la ciudad. Las estrellas en conjunto con las coloridas luces de la ciudad hacían de aquella imagen una perfecta combinación en la absoluta obscuridad de la noche.

Yoongi se encontraba deambulando por las calles sin llamar la atención de las personas ajenas. Las suelas de sus zapatos chocaban contra el pavimento y pasaba desapercibido entre las pocas personas que aún se tomaban el tiempo de vagar por las calles a aquellas horas sin mucho por hacer, sólo dejando pasar el tiempo sobre el bullicio de la ciudad. Vestía una larga chaqueta, que hacía conjunto el obscuro cielo de la noche, un pequeño gorro adornaba su cabeza, guardando debajo de sí una alborotada y rubia cabellera que contrastaba a la perfección con su piel.

Su destino no se encontraba muy lejos, Yoongi sabía a la perfección el camino que debía tomar para llegar a aquél lugar.

Sus pasos se volvían más apresurados a medida que las calles se volvían más solitarias y el tiempo transcurría. Definitivamente no quería llegar tarde, era un chico de palabra y debía cumplir aquella simple promesa que había hecho un par de días atrás a su "pequeño" como él solía llamarle cada que tenía la oportunidad.

El frío comenzaba a colarse sobre su delgada ropa, logrando que su piel se erizara y maldijera en sus adentros. Los minutos pasaron a hacerse largos y poco a poco la ciudad pareció quedar abandonada cuando la temperatura bajó a un mínimo nivel.

Yoongi comenzó a hacer de sus pasos más lentos, y con sigilo, caminó hasta el gran árbol que se encontraba frente a una gran casa. A la vista de cualquiera pareciera que todos dormían plácidamente y el silencio abundaba sobre el lugar; tanto fuera como dentro. Pero justo a unos cuantos metros, sobre el segundo piso, la luz proveniente de una de las habitaciones se colaba sobre la ventana, dejando un claro mensaje para Yoongi. Aún le esperaba. Una pequeña sonrisa adorno el rostro del rubio y sin preámbulos, escaló con cuidado aquel árbol.

El rubio había perdido la cuenta de cuántas veces había hecho aquello sólo para visitar a la persona que más de una vez le había robado un suspiro.

Escalaba con cuidado, intentando mantenerse en silencio y maldiciendo en ocasiones algunas ramas que crujían bajo su cuerpo. Le tomó sólo un par de minutos, Yoongi al fin se encontraba fuera de la habitación de aquel chico. Quizá no había hecho tanto ruido como él lo pensaba, cuando llegó observó que el motivo de su visita a aquellas horas, aún se encontraba despierto y por lo visto, sin una pizca de sueño.

Una esbelta y pequeña figura bailaba frente a los pequeños ojos del rubio. Jimin se encontraba concentrado en cada movimiento que hacía, siguiendo el ritmo de la música con esmero. Sus pasos eran ágiles y sutiles. Yoongi más de una vez se había preguntado qué sentiría él al momento de bailar y sí, darlo todo; ¿Jimin sería capaz de ver todo aquél potencial en él? Aunque Yoongi no lo consideraba de aquella forma. "Potencial" no se relacionaba para nada con lo que Jimin hacía, definitivamente esa palabra no se asociaba de ninguna manera.

 El cuerpo de Jimin, sus movimientos, la música, todo en él se vinculaba entre sí de manera perfecta y un poco misteriosa. Yoongi había quedado más de una vez estupefacto al mirar al menor bailar, realmente Jimin escondía muchos secretos tras sus movimientos al momento de bailar. Él deseaba alguna vez descubrir aquellos secretos, entenderlos como Jimin lo hacía.

No quería interrumpirlo, realmente Jimin hacía un maravilloso trabajo frente a sus ojos. Yoongi decidió sentarse sobre el grueso marco de la ventana, manteniendo aún una de sus delgadas piernas fuera de la habitación y la otra dentro. El silencio por parte suya dio fin hasta que la pista que resonaba en la habitación, en aquel instante terminó, y fue entonces cuando el silencio fue reemplazado por un par de aplausos que atrajeron la atención del pelirosa hacía él rubio. Éste se sorprendió al verlo, Jimin no se había percatado de que él mayor al fin había llegado.