Pesadilla

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Era un día normal en el Campamento Mestizo, Nico estaba paseando por los campos de fresas con su novio, que desde hace unas semanas se había convertido en su prometido. Miraba al chico al rubio que estaba a su lado expresando todo el amor que sentía por él que desde el día en el que se conocieron no había hecho más que crecer. Sus manos estaban entrelazadas, la mano bronceada y llena de pecas de Will encajaba perfectamente con la de piel color oliva, que antaño había sido pálida, de Nico. La gente se sorprendió bastante cuando dijeron que eran pareja, no era extraño, es decir, eran polos totalmente opuestos, como la luz y la oscuridad o el día y la noche, nunca pensaron que podían llegar a coexistir. Lo que ellos no sabían era que todas sus diferencias simplemente se complementaban y parecía que hubiesen nacido para estar juntos.

De repente el rubio se agachó solo para volver a subir rápidamente con una pequeña y delicada flor amarilla que parecía reflejar los rayos del sol y ponerla detrás de la oreja de Nico. El italiano se sonrojó y un hermoso color rojizo se posó en sus mejillas. Esta reacción solo hizo aumentar la sonrisa del rubio. Él lo amaba todo del italiano, cada pequeño gesto, como se sonrojaba cuando le decía algo tierno o como jugueteaba con los mechones de su pelo cuando estaba nervioso, ese hermoso y suave pelo azabache que ya le llegaba a la altura de el hombro y a veces veía recogido en una adorable coleta. Incluso esa extraña obsesión con comer la poco saludable comida del McDonalds.

Estaban disfrutando de un tranquilo día donde no habían nubes que ocultaran el sol, pero claro, eran semidioses así que la tranquilidad no podía durar para siempre. Todo empezó cuando una hija de Deméter que estaba recolectando rojas y sabrosas fresas a bastantes metros de distancia profirió un grito aterrador. Ambos semidioses se giraron instintivamente en la dirección donde estaba la chica y vieron lo que menos querían ver en ese momento de paz. Una horda de monstruos se acercaba subiendo la colina mestiza en dirección del árbol de Thalia. Eran muchos más de los que la barrera protectora podría soportar. Ambos semidioses compartieron un mirada cómplice y se dirigieron a por sus armas a la vez que avisaban a todo el que se cruzaba en su camino del peligro inminente que se aproximaba.

Al llegar a lo alto de la colina vieron que no eran tantos monstruos como se habían imaginado en un primer momento, pero aun así era preocupante debido a la falta de campistas por vacaciones. Por que, obviamente los monstruos tenían en cuenta de que al ser Pascua muchos campistas estaban visitando a su familia. En ese momento habían veintisiete campistas de los cuales solo dieciséis eran los que podían luchar, por que los demás o eran demasiado pequeños, o estaban heridos seriamente y había un par de recién llegados que no sabían ni empuñar un arma. Sin darse cuenta por la batalla inminente a Nico se le cayó al suelo al hermosa flor que Will le había depositado con tanto cariño detrás de la oreja. La flor se poso suavemente al lado del árbol de Thalia esperando a ser recogida, pero en el momento en el que la flor tocó el suelo la batalla empezó. Los campistas empezaron a dar estocadas y tajos a diestra y siniestra tratando de dar a las horribles bestias que se cernían sobre ellos. El hijo de Hades invocó a sus guerreros esqueletos para que ayudasen a los campistas que iban peor y cada dos por tres mirando a su rubio para asegurarse de que no le pasaba nada. Will estaba disparando flechas a todos los monstruos que se ponían en su mira, de momento ya había convertido en polvo a varios y herido a muchos otros, estaban ganando la batalla y aunque habían campistas heridos ninguno de gravedad y al ver que quedaban menos se les renovaban las fuerzas. Aunque Will no era el mejor arquero de todos los tiempos, hacía lo mejor que podía porque debía defender su hogar: el Campamento Mestizo. No, en realidad, Nico era su hogar; donde sea que él estuviese Will lo acompañaría, y el recientemente adquirido anillo solo era una promesa de estar siempre juntos, que llevaría en su dedo hasta el fin de sus días. La batalla se fue apagando hasta que no quedó un monstruo en pie, o al menos, eso era lo que los semidioses pensaban.

Nico corrió hasta llegar a Will que estaba buscando con la mirada semidioses que necesitaran atención médica. El hijo de Hades estaba a pocos metros del de Apolo cuando vio una enorme sombra que se cernía sobre este, un momento después Will tenía el corazón atravesado por el aguijón de una mantícora muy conocida por Di Angelo. El italiano no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. El amor de su vida yacía en el suelo con sus hermosos y llenos de vida ojos azules antaño con un brillo especial ahora estaban vacíos y sin vida. Se le empañaron los ojos de lágrimas; no podía acabar así, después por todo lo que lo que habían pasado este no podía ser el final. La ira lo invadió y mató a la mantícora de un golpe de espada y el polvo amarillento fue barrido por la suave brisa, y junto a esta vino una pequeña flor. El último regalo de Will. Nico la cogió y seguidamente se desmoronó al lado de Will y lloró un mar de lágrimas. Las lágrimas y las emociones le impedían ver algo más a parte de Will. Ni siquiera en la muerte de su hermana había sentido una tristeza tan desgarradora. Sentía que todo desaparecía y lo único que quedaba era el desgarrador dolor de la perdida y un gran vacío en su corazón que jamás sería capaz de llenar. Lloró durante lo que parecieron horas con la flor apretada en un puño mirando a Will esperando una reacción por su parte pero no ocurrió nada. Estaba definitivamente muerto.

Nico se levantó sudoroso y muy agitado. Esa pesadilla había parecido tan real que ahora solo tenía ganas de llorar. Se giró al otro lado de la cama para aferrarse a Will en busca de consuelo y al no encontrarlo se empezó a preocupar, ¿y si el sueño no había sido solo un sueño? Todas sus preocupaciones fueron calmadas por unos cálidos brazos que rodearon su torso y lo apretaron fuertemente. Nico reconocería esa esencia de verano en cualquier parte. Se giró y enterró su cabeza en el pecho de Will. Empezó a sollozar, por que aunque el mayor estaba bien tenía miedo de perder lo como había ocurrido en esa pesadilla. El rubio le susurraba palabras para calmarlo y trazaba círculos en su espalda. Poco a poco se fue calmando y le pudo explicar el motivo de su llanto. Al finalizar el relato Will de dio un beso en la frente y dijo:

'No pasa nada, eso ocurrió hace dos años'

Y después se desvaneció dejando al italiano llorando en una cama fría y vacía. Se giro para corroborar sus sospechas y vio la flor seca encima de la mesita de noche recordando le que su peor pesadilla era real.

 Se giro para corroborar sus sospechas y vio la flor seca encima de la mesita de noche recordando le que su peor pesadilla era real

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Amo este dibujo hecho por la genial PatatadiAngelo23. Me he enamorado de tu dibujo <3

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⏰ Última actualización: Aug 04, 2017 ⏰

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