Londres, 24 de Diciembre, 1743
-Aamón, ven maldito hijo de puta, ayúdame con esta mierda.-Habló con voz gutural Furcas, un demonio con apariencia anciana, de cabello y barba blanquecidas y largas.
-Ya voy, ya voy. Maldición, no quiero hacer esta basura, soy un marqués y debería ser tratado como tal.- Dijo Aamón, un demonio cuya apariencia era bastante llamativa, parecía un híbrido entre un lobo y una serpiente que lanzaba fuego por la boca al hablar.
Ambos demonios estaban trazando un circulo de trasmutación con las palabras A S M O D E O en el contorno del circulo y dijeron en unisono: "Expergitus, Daemonium, Ryanneh, Exitium"
La noche en Londres se puso fría, el cielo nocturno se tiñó de rojo y un ser de figura amorfa se asomó en aquel circulo que emitía un tenue brillo rojo.
-¿Qué quieren? ¿Para qué me llamaron?- Entre la desfigurada apariencia, se asomó un ojo, uno tan negro que al mirar fijamente cualquiera que lo viese se perdería en él.- ¿¿¡¡QUÉ MIERDA QUIEREN!!??
-Señor Asmodéo, queríamos pedirle un favor, acaba de llegar un caído pero no podemos enseñarle nada. Astaroth nos ha llamado y este maldito ángel ha echo de las suyas intentando crear nephilim.-Dijo Furcas, señalando a un hombre de apariencia humana, pero con unos ojos tan dominantes y rojos como la sangre seca.
-Un ángel caído, eh..-Meditó Asmodéo.- Interesante... Comienza a prepararte caído, vendrás conmigo y te enseñaré algo que jamás olvidarás.-El demonio salió de entre las sombras y mostró una apariencia misteriosa.-Pero primero, dime tu nombre.
-Hammeh...
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Philosophos
Romance"-A pesar de que puedo manipular a los humanos con tan solo mirarlos a los ojos -apartó su mirada y mostró una expresión adolorida- no puedo hacerlo con ella, lo intento y aún así, todo se vuelve cálido y a la vez reconfortante... No lo entiendo, e...