Capítulo 1.

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Inglaterra, Londres 1833.

Durante más de una década, Connor Aldrich, marqués de Sutherland, fue juzgado por el exceso de libertad que su padre, el duque de Kent, solía otorgarle. Era conocido como el peor libertino de Gran Bretaña, la única razón por la que seguía siendo tomado en cuenta en los salones de baile era por el poder del ostentoso título que portaba. No existía una sola matrona que lo quisiera cerca de su protegida, ni siquiera las celestinas más desesperadas acudían a él cuando ingresaba a un salón de baile.

Connor Aldrich simplemente era una paria social que tenía la suerte de haber nacido para heredar un ducado que para muchos no era adecuado para él. Y él pensaba exactamente lo mismo.

Connor estaba lejos de ser ese individuo que disfrutaba de su vida y se olvidaba de sus responsabilidades. Desde que tenía uso de razón había odiado su nombre y a su padre, Kent era el culpable de que él hubiera tomado muchas decisiones al azar en el pasado y ahora estuviera condenado a servir a la corona como un espía encubierto, bajo la reputación de un estúpido e irresponsable libertino.

Cuando todo el mundo pensaba que se encontraba retozando con una mujer, Connor iba de misión en misión poniendo su vida en peligro por gente que no lo valía y no hacía más que menospreciarlo cada vez que él ingresaba a un salón de baile. Hasta el día de hoy nadie conocía su secreto a excepción de su padre, quien fue informado por su majestad sobre su situación cuando en una pelea hace más de cuatro años estuvo a un paso de la muerte.

Su relación con Kent era simplemente mala y ahora no mejoraría mucho porque estaba empeñado con casarlo con una dama cuya reputación intachable lo ayudase a mejorar la suya. Algo en lo que no estaba de acuerdo porque él adoraba su soltería y casarse con una mujer significaría encontrarse —y enfrentarse— con la fidelidad. Connor no pensaba mancillar a su mujer ni a sus futuros hijos con los rumores de unas cuantas aventuras dentro del matrimonio. Además, si era objetivo, él era un peligro para cualquier dama. El que hasta ahora no se hubiera descubierto su trabajo como espía de la corona, no quitaba el hecho de que en algún momento pudiera ocurrir y eso sólo pondría en una complicada situación a su familia que serían un flanco fácil de atacar para sus enemigos y un punto débil para él.

Connor odiaba sentirse vulnerable y quizá por eso estaba empezando a detestar a lady Answorth, la osada dama que hace menos de una semana se había presentado en su alcoba para pedirle algo que él, gracias a los santos, tuvo la fuerza de voluntad para rechazar.

—Enséñeme lo que es el placer, milord.

Al escuchar esas palabras emitidas por los carnosos labios de la única mujer que lograba atormentarlo, Connor no sólo sintió un deseo abrasador, sino miedo de darle una razón al mundo para considerarlo una paria, pues aprovecharse de esa mujer en aquel momento podría haber sido tan sencillo como quitarle un dulce a un bebé.

Ella se puso en bandeja de plata cuando él se sentía un mendigo sin hogar ni comida, sediento de su sabor, con el cuerpo desnudo, cubierto únicamente por las sábanas y ella arrodillada en su cama. Todo se convirtió en un gran reto que superar.

El ángel de la temporada, con aquella simple visita, terminó convirtiéndose en una terrible obsesión para él porque aunque le doliera aceptarlo: la deseaba como nunca había deseado a ninguna otra mujer. Y Connor podía jactarse de tener una larga lista de aventuras agradables.

—Le pediré que abandone mi alcoba —ordenó con voz gutural, aferrándose a las sábanas que rodeaban su cadera, y la dama bajó de la cama para posicionarse frente a él.

—Dijo que era mi amigo y los amigos se ayudan entre sí.

Era verdad, él le ofreció su amistad, pero lo hizo por mera curiosidad cuando lo único que quería era pasar un tiempo agradable con la dama mientras su amigo descubría la mentira de la otra melliza. Siempre le gustó tener algo con qué entretenerse y en ese momento la rubia le pareció perfecta.

Amigos del placer 03 *Libertinos Enamorados*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora