No podía concentrarme con toda esa lluvia. Intenté trazar una línea sobre el papel. La mano me temblaba. Finalmente se escuchó el sonido del lápiz cayendo al suelo. Suspiré pero no lo recogí inmediatamente.
Mierda,tenía que arreglar la ventana.
Las gotas de agua se colaban por ella y estaban manchando algunos de mis bocetos. Me apresuré a recogerlos y a ponerlos a salvo. Los coloqué en la estantería más alejada de la ventana,sin embargo me había dejado un par de ellos en el extremo de la habitación. El suelo estaba resbaloso y caí. Genial. Seguía llevando la ropa de esta mañana,menos mal que llevo una chaqueta en la mochila. Cogí los dos dibujos y me levanté.Los dos eran retratos de mi abuelo Joe. Dejé uno de los dos en la estantería y el otro me lo llevé. Me senté en la butaca extendí el folio sobre el caballete. El que dejé en el mueble era definitivamente el mejor. Era de estos dibujos que los ves y enseguida reconoces a la persona que está plasmada en el papel. Lo que mejor me salió de aquel dibujo fue su sonrisa.
Sin embargo,mi favorito era el que sostenía entre mis manos. Porque a veces no es más importante lo que esté mejor hecho,simplemente lo que hace que se te retuerza el corazón. Y así me sentía en aquel instante. Eran simplemente monigotes.
Lo hice con siete años, el primer día que el abuelo me trajo aquí. Estaba coloreado con ceras de colores y en la esquina derecha ponía "Jade" en mayúsculas y con letra un poco ilegible.
Hace casi una década me senté en esta misma butaca. Mi abuelo observaba mientras pintaba con aquellas ceras que me había regalado ese mismo día. Sonreía. Echo de menos esa sonrisa.
A mi padre no le hacía mucha gracia que dibujase. Creía que iba a seguir el camino de mi abuelo. En su juventud él era artista ambulante. Viajaba en su furgoneta por todas las ciudades y pueblos y vendía sus pinturas. Incluso hacía retratos en medio de la calle. Era muy talentoso y venía del norte del país.
En uno de sus viajes,mi abuelo llegó a Statham City y aparcó su furgoneta para siempre,pues quedó prendado de una jovencita que vendía huevos en la plaza del centro. Tal fue su flechazo que se buscó casa en la ciudad. Para conseguirlo, comenzó a trabajar en un bar de la zona ya que los habitantes de Statham no valoraban su arte. Se agobiaba muchísimo en la cocina , tanto que gruñía y refunfuñaba mientras lavaba los platos. Sus compañeros se lo tomaban con humor y le apodaron "el palomo".
El joven Joe paseaba de madrugada por las calles de la solitaria ciudad al salir del trabajo. . Añoraba el paisaje verde de su pueblo en el norte y todas sus cuestas y acantilados«¿Por qué estaré aquí ? Yo debería volver al norte.» se decía. Aunque se preguntase eso,sabía que había una respuesta inminente: la chica de las trenzas,la de la plaza. Todavía conservaba el cartón de los huevos que le vendió la primera vez que se vieron. Dos días también pasó por la plaza. Cuando pidió una docena de huevos la chica le dedicó una gran sonrisa.
—¿Pasa algo,señorita? —preguntó mi abuelo extrañado.
—Es del norte,¿verdad?
Joe asintió sorprendido y la chica soltó una carcajada. Su risa era el sonido más mágico que jamás había escuchado.
—Lo he adivinado por su acento.
Cuando la chica terminó de darle el cambio,se despidieron. Al pasar los días,Joe volvió. Pero ella ya no estaba y no sabía ni su nombre. La chica de las trenzas no volvió a aparecer por aquella plaza.
Mi abuelo pasó tres semanas más trabajando en aquel bar hasta que se rindió.No aguantó más y un día por la noche mientras regresaba a casa con su compañero de trabajo y además,único amigo en la ciudad,Joseph,le comunicó su decisión:
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Another Destiny.
Genç Kurgu«-Pero...¿Y si al cambiar el pasado dejamos de existir? ¿Y si...y si no nos conocemos? -¿Sabes qué? Tengo la sensación de que sí lo haremos.» Tierra,año 2081. El planeta ha sido dominado por los sobrenaturales,unos seres mágicos que durante años...