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S é p t i m o  C a p í t u l o , los días de hoy:

Una carrera contra la visita.

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Estaba a unos centímetros del pestillo y seguía reconsiderando sus opciones. La vida la trataba tan mal, por todos los cielos.

Es decir, todavía podía dejarlos plantados si quería, porque no tenía que ir si no quería... Era lo que YooBin siempre le había enseñado. El problema era que la chica, al mismo tiempo, siempre terminaba convenciéndola a hacer las cosas más aventuradas. "La vida solo se vive una vez, por más cliché que suene", su voz estaba metida en su cabeza.

Pero si lo pensaba bien, a HoSeok podría importarle un comino, y aunque le costaría convencer a JiMin, estaba segura de que cualquier excusa lo suficientemente creíble estaría bien para ambos.

"No puedo, me dio diarrea".

"Ah, lo siento, me quedé dormida".

"No hay agua en los dormitorios desde hace 4 días y no me he duchado desde entonces".

"YooBin se emborrachó de nuevo y está gritando sus fantasías con Jackson desde la ventana de nuestro piso, tengo que socorrerla".

"¿Sabes?, por la mañana murió el gato de la amiga de una prima de mi tía lejana, lo había olvidado por completo. Estoy de luto y no puedo salir".

A ella le parecían excusas lo suficientemente buenas para escaparse de ese lugar, de esas personas y de aquella charla.

Era solo que el ligero problema radicaba en que sí quería ir.

Maldita sea, su cabeza va a explotar un día de estos con tantos sentimientos contrariados. Pensó que con solo ver a TaeHyung y su manada desde lejos, se había quitado un peso de encima. Pero no había contado con conocer a HoSeok en tan poco tiempo. Sumando a que JiMin estaba demasiado insoportable estos días también.

A su vez, parecía que mientras más se alejaba de TaeHyung, más terminaba haciendo cosas relacionadas con su persona, o pensando más frecuentemente en él. Era una maldición que la perseguía.

—¿En dónde estás? —escuchó una vez descolgó la llamada entrante de JiMin.

—Sigo en mi cuarto —suspiró sin querer ocultar su cansancio e indecisión.

Tenía al menos siete llamadas perdidas de su mejor amigo, y algunas no las había contestado verdaderamente porque no había visto, otras que simplemente decidió ignorar por el dolor de cabeza que le consumía. Sin embargo, Park era insistente, difícil de ignorar por mucho tiempo. Por eso era conocido por conseguir todo lo que deseaba, muy a pesar de la cara de inocente que tenía.

—¿Por qué sigues ahí?, ¿esperas que vayamos a recogerte como una princesa esperando a su príncipe en caballo blanco o algo por el estilo? —JiMin se escuchaba un poco agobiado al igual, pero no pudo evitar sentir escalofríos por toda su espalda cuando la risa de HoSeok también se hizo presente en el fondo—. Sabes que ni podemos acercarnos a tu campus...

Heung miró el reloj sobre su mesa de noche: pasaban de las 10, tenía sentido que HoSeok estuviera impaciente junto a JiMin.

—Dame cinco minutos más... —quizá otros cinco minutos más serian buenos para una excusa nueva, o para probarse otro atuendo que no enfatizara el hecho de intentar verse bien y cómoda al mismo tiempo.

—¿Cinco más? —casi grita JiMin en su oído—. Llevas más de cuarenta minutos diciendo eso. Estoy a nada de decirle a HoSeok si le parece que solo vayamos no...sotros- eh HoSeok, ¿a dónde vas...?

until you hate me | k.thDonde viven las historias. Descúbrelo ahora