🔰XII🔰

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Los primero celos habían comenzado por Alec, cuando un antiguo ‘amor’ de Magnus apareció en una de sus citas.

La quinta para ser exactas. Donde iba a preguntarle a Magnus si quería ser algo más que amigos.

Se imaginaba su respuesta, tanto bien como para mal: obvio que si, Alexander. Por supuesto que no, solo te veo como un amigo.

El punto aquí, es que Alec se quería sacar de la duda, tanto para saber que si Magnus gustaba de él o solo lo queria por sexo. Y a este paso, creeria a su hermana que posee un cuerpo de adonis. Si solamente lo quería por eso, obvio.

Así que allí estaba, ardiendo de celos mientras ese tal Imasu besaba a Magnus poco demasiado cerca de los labios que él se moría por adorar. Y la sensación de posesión, celos, enojo y tristeza fueron realmente horribles. Como el choque de besar a un tren de frente.

Ahora lamentaba haberle enviado esa tarjeta a Valentine como broma por San Valentín porque ahora sentía que la sensación era suya más no ajena.

Además... ¿Que si Imasu (un nombre más raro que la misma persona, o tal vez no) era atractivo? Si. ¿Que si era (en la mente de Alec, obviamente) mejor partido? ¡Por supuesto que si!

Claro esta que, en la mente de Alec, todos son mejores partidos que él.

—Vamos, Alec —. Magnus rogó. Alec no estaba molesto, eso saltaba a la vista, Magnus creía firmemente que no lo estaba. Era tristeza lo que albergaban esos ojos azules que le maravillaron. Cosa que era mucho peor que la molestia —. No significo nada para mi. Él es pasado.

—Pasado que fue hace solo seis meses —. Alec se dejo caer en el sillón de la sala, admirado sin interés los colores vivos que ahora para Alec no tenían atractivo. Ambas manos ocultaban su rostro apenado. La furia corriendo por sus venas como río caudaloso. Le jodía y demasiado. Le jodía que alguien más haya tenido a Magnus en sus brazos y haber tenido la gloria de hacerlo suyo.

¡Y eso no era lo peor! No tenia ningún derecho de molestarse, fastidiarse o reclamar ni mucho menos ponerse celoso ¿Porque? Porque ellos no eran nada. Solo amigos... Que salían... Se daban besos demasiado cerca de la boca... ¿Se querían? Tal vez, por Alec... Amistad que simplemente podría terminar. Uno decir adiós (Alec creía que sería Magnus quien lo hará) y el otro con el corazón destrozado (Alec. Definitivamente Alec)

No eran nada. Tal y como el muy maldito se lo había dicho sin dejar de mirar a Magnus sin pudor. Desnudandolo con la mirada hasta que Magnus se removió incomodo en su asiento, Bane tomar la mano de Alec y salir de allí a pesar de que Alec tenia ganas de una pequeña peleita por mirar a su Magnus así.

¿Su Magnus?

—Igual no significo nada —. Alec bufo y Magnus volteo sus ojos verdosos —. Bien ¿Quieres que lo grite? —. Alec no dijo ni hizo nada, Magnus lo entendió como una afirmación. Alisandose la chaqueta que llevaba avanzo a paso firme hasta el balcón, abrió las ventanas y grito espantando a unas cuantas palomas que habían allí —. ¡No significo nada! —. Magnus giro sobre sus talones, las mejillas arreboladas por el esfuerzo de gritar y sus ojos verdosos brillaban en vergüenza y determinación. Alec jadeo maravillado —. ¿Que si lo ame? Si, pero no fue correspondido ¿Que si aún lo amo? No, porque ahora estoy contigo.

Alec se levanto del sillón luciendo apenado, los hombros caídos y la mirada de un cachorro apaleado, avanzar hasta Magnus y tocar con temor la mejilla caliente del otro. Sin recibir quejas, Alec acuno el rostro de Magnus.

—Lo siento... Solo —. Alec soltó y tomo aire, juntando su frente con la de Magnus deleitándose con el acercamiento y olor a sándalo que Magnus desprendía —. Solo no soporte la idea de que alguien más te haya tenido.

—Oh, Alec... Tengo una reputación, algo de la cual muy pocas veces me siento orgulloso. Estuve con personas que solo buscaban tener sexo conmigo; pero tú eres el primero. El primero que me pide una cita, que me mira con amor aún sin haberme conocido del todo. Sin segundas intenciones más tan solo amarme.

—Magnus... —. Alec alzo el rostro de Magnus, acercándose a sus labios y solo rozandolos un poco.

—Espero que sea así y no me equivoque —. Magnus estaba aturdido, había estado soñando, tantas veces, con besar a Alec, saborear al fin a que sabia.

—Por el infierno que no te equivocas —. Y fue Magnus quien dio el primer beso, el primero de muchos, no aguantando no besar nos carnosos labios de Alec, rodear sus brazos en su cuello para atraerlo más. Dejando de lado los roces fugaces para que sean unos duraderos.

Cuando se separaron tan solo un poco, Alec sonrió —. ¿Magnus?

—¿Si, mi Alec?

—¿Quieres ser mi novio?

Magnus no respondió de inmediato, uniendo sus labios nuevamente como afirmación pero tampoco no perdía nada con decirlo —. Por supuesto que si, Alexander. Siempre fue si.

Y lo que gano, fue una sonrisa gigante que hizo latir su corazón en alegría.

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Alec abrió los ojos suavemente, algo suave acariciaba su nariz haciéndolo arrugar. Unos ojos gatunos le devolvieron la mirada con aparente paciencia.

Presidente lo miraba. Realmente lo hacía en silencio reclamando una respuesta a una pregunta sin una.

¿Donde esta Magnus?

—Él no volverá en un tiempo Presidente... —. El gato meneo la cabeza y maullo quedo. Reclamando su lugar en la cama del apartamento que compartían Magnus y él. Cama que ahora estaba vacía y el lado de Magnus estaba tan fría.

Presidente se acurrucó a su lado, como si pudiera sentir todo lo que Alec sentía en ese momento.

Le habían dado de alta. Había regresado a su casa después de que Magnus prometió con un apretón regresar a él. Regreso a una casa vacía porque su hogar estaba entre un fino hilo.

Tan delgado como la cordura de Alec ahora mismo.

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Sobre los recuerdos, es donde marca en inicio de su relación.

Espero que les haya gustado. :3

—Allex—


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