La primera y la última

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Cada mañana, al despertar, él hace sonar su saxofón apasionadamente, con melodías demandantes, tristes, alegres, furiosas, amables. Nunca se aburre con el instrumento dorado en las manos, entra en una especie de transe, dónde el tiempo pierde valor ante sus ojos marrón, por la misma razón no tenía tiempo de desayunar.

Cuando, por fin, se percata del paso de los segundos, sale corriendo de manera casi desesperada a la universidad, sorprendentemente aún no ha llegado tarde a ningún lugar.

Siempre ríe, aunque no esté feliz o conforme con las cosas a su alrededor, con eso pretende hacer felices a los demás, ser capaz de demostrar que, a veces, las pequeñas cosas son más importantes de lo que pueden llegar parecer.

A medio día, justo antes de tocar la campana, Micah huye por el gran ventanal de la sala de clases con los gritos preocupados de la profesora, una vez aterrizó como un felino sobre sus pies se dirige a las escaleras del pasillo principal, dónde espera con serenidad a sus amistades, quienes casi todos los días traen guitarras a la jornada escolar.

Todos ellos salen de los límites de la universidad para ir a tocar a las calles, Micah es el único que trae un instrumento diferente, por lo tanto complementa los acordes de sus camaradas, raras veces deja de lado el saxofón, por lo que se dispone a cantar, bailar e incluso ambas al mismo tiempo.

Éstas salidas no son habituales, pero cuando ocurren no vuelven a clase.

Al volver a casa se acuesta en el suelo, dedicando cada segundo a revivir su día y sentir la plenitud que él cree poseer.

Cuando cae la noche con su manto plateado el instrumento cobra vida otra vez en sus hábiles manos.

-¿Quién era Micah para usted? -interrumpió el especialista.

-Era, no. Es un trago un de vida, aprovechando cada instante como si fuera el último.

-No creo que sea el indicando para decir esto Señora Woods, pero Micah, es el producto de su imaginación. Ya es tiempo de que lo deje ir.

La anciana adoptó un rostro determinado.

-Una agradable primera sesión, Doc, me temo que es la última.

-Señora Woods, no es aconsejable dejar la terapia. Su estado emocional es inestable y...

-Escuche Doctor Tampón...

-Thomas -aclaró.

-Lo que sea, no me puede obligar a nada, conozco mis derechos, además, el juez dijo que podía parar la terapia cuando quisiera.

Con éstas palabras salió de la clínica.

-Inestable emocionalmente pfff, patrañas... ¿Hiciste algo interesante hoy?

~No abuela, sólo estoy un poco cansado de que digan que no existo.

-Lo sé, es una porquería.

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⏰ Última actualización: Aug 04, 2017 ⏰

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Luz Mental [One-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora