Prólogo.

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Hace algún tiempo algo extraordinario pasó en mi tranquila y sumamente tranquila vida. Esta se basaba en ir al instituto, regresar, escuchar música, comer y dormir; era una tremenda rutina sin cambios.
Si pudiera preguntarle a cada persona, quizá algunos dirían que ese modo de vida es el normal, algunos hasta lo calificarían como ideal; pero para mí era triste y deprimente.

Juro que intenté cambiarla: hice ejercicio, iba por café a diferentes tiendas, jugaba con los perros de la calle, salía a comer sushi los lunes en la tarde. Me volví un catador profesional de helados, crítico de cine y hasta intenté volverme escritor. Me hice blogs en donde subía reseñas de películas, libros y animes. Tuve amigos en línea, jugaba algunas tardes con la consola. Aprendí nuevos idiomas. Hasta me conseguí una novia.

Pero al final del día no me sentía feliz. A pesar de tener cosas que hacer... No tenía con quién hacerlas. Nunca dejé de estar realmente solo.

Hasta que Katherine apareció en mi vida.

Fue de una manera extraña, aún no logro entenderlo si soy sincero. Pero gracias a ella todo cambió.

Katherine era espontánea, hábil con ciertas cosas, habladora y parecía feliz todo el tiempo. Tenía un ego enorme y le brillaban los ojos cuando algo le gustaba.

Pero había algo raro en ella: sólo yo podía verla. Era algo así como una amiga imaginaria... ¿Real? No, estoy seguro de ello; Katherine era real.

Iba conmigo a todas partes, a toda hora, todos los días. Al principio fue... Extraño y complicado.

Había momentos en los que no la toleraba. 

Hasta que me enamoré.

Aquella chica invisible.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora