A R I Z O N A - Cross my mind.
1.
—Sólo dos horas más —tranquilizo a Katherine mientras caminamos hacia la clase. Esta suelta un bufido y camina a mi lado con un libro que sacó de mi casillero.
La sensación de ser acompañado a un lugar resulta extraña para mí. Es decir, no es porque siempre hubiera estado solo —que sí lo había estado—, era más porque no lo había notado como algo importante. Para mí es algo casual ir solo a casa, al casillero o las clases —a excepción de las veces que Cony me acompaña—. Pero esta vez es Katherine la que va a mi lado leyendo el prólogo de uno de mis libros favoritos de romance con el ceño fruncido lleno de curiosidad.
No creí alegrarme jamás de este pequeño detalle: alguien está yendo conmigo sin que yo se lo haya pedido. Ella está por voluntad propia. Me siento feliz por este momento, me siento grato y conforme con lo que está pasando.
—Te gusta leer cosas románticas —observa el libro y luego a mí, sacándome de mis pensamientos—, y no tienes amigos. Una chica rara te acosa. Eres hijo único. No sales a fiestas y no tienes novia. Parece que lo único bueno aquí es que tienes a una chica guapísima a tu lado, encanto.
—Si lo dices así haces que suene deprimente.
—Es que en serio es deprimente —ríe y pone el pie a una chica que pasa corriendo. Esta cae y todos en el pasillo doce la miramos sin saber qué hacer. Miro a Katherine con molestia y se encoge de hombros—, estoy aburrida, ¿qué quieres que haga?
—Que cierres la boca y estés tranquila, ¿puedes hacer eso, Katherine? —camino más rápido y me sigue.
Ya en la clase me observa con curiosidad. Evito darle importancia, pero resulta imposible. ¿Por qué yo?, ¿por qué ella? No termino de comprender esto, ¿cómo es que sólo yo puedo verla?, ¿de dónde viene ella?, ¿por qué quiere un gato?
—Ethan —pone una mano sobre mi pierna y me señala al frente—, te hablan.
Miro aturdido a donde me indica y encuentro a toda la clase viéndome con desdén. El profesor espera una respuesta a una pregunta que no he escuchado.
—Setenta y dos punto... —cuenta sus dedos con los ojos entrecerrados y continúa su cuenta—. Setenta y dos punto noventa y... Ocho.
Trago saliva.
—Setenta y dos punto noventa y ocho —atino a decir y espero.
—Bien hecho, Ethan —el profesor asiente y me lanza una mirada de advertencia—, creí que dormías. No me hagas pedirte que te retires.
Asiento y busco la mirada de Katherine a mi lado en el suelo, le doy una sonrisa de agradecimiento. Ella asiente y continúa leyendo.
2.
—Entonces —rodea a una chica y llega a mi lado de nuevo trotando—, Allison quiere a Carter pero sale con Sylvain, qué estúpida. ¿Por qué hacer eso?, ¿es una estrategia de ligue?
Sonrío ante su resumen del libro con poca coherencia y falta de imaginación.
—¿Tú qué harías? —cruzamos la calle y por fin dejamos el gentío.
—No lo sé. Carter se me hace valiente y algo... serio; Sylvain muy caballeroso y romántico. Es difícil.
—No todo lo que se desea viene en un sólo paquete, Katherine.
ESTÁS LEYENDO
Aquella chica invisible.
Novela JuvenilUna vez conocí a una chica. Era la chica más irritante del mundo. Iba conmigo a todas partes. Conocí a una chica, Katherine. Esa chica me sacaba de quicio. Sólo yo podía verla.