Tachibana

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-¿Qué demonios es esto? Debe ser una broma.- dije sin asumir lo que acababa de pasar.

Con un ápice de esperanza, empecé a frotar el pequeño cristal.

Pero no ocurrió nada.

-Joder, yo quería utilizarlo contra Rick y Piper...- empecé a reir.

Pero paré cuando ví que el cristal empezó a brillar. Su color se había tornado a un naranja intenso. Esto es imposible.

Del anillo salió un gran destello que cubrió la colina. Pero no sentía nada.

Decidí trepar el gran roble. A la mitad, intenté arrancar una de sus ramas gruesas. Y sin complicaciones, se rompió facilmente. "¿Superfuerza?" pensé. Trepé hacia la copa del árbol y cerré los ojos. "¿Podré volar?" Es lo que se me pasó por la cabeza en ese momento. Así que decidí tirarme.

There goes the alarm ringin' in my head

There goes the alarm and the sirens go

There goes the alarm...

Sonó el despertador. Todo era un sueño. Sabía que no podía ser real.

Froté el cristal por si las moscas, pero pasaba el tiempo y nada sucedía.

La giraba para un sentido y para el otro, pero nada.

Era en lo único que podía pensar últimamente durante estos días.

-¡Señorita Tachibana!- gritó el Sr. Morrison despertandome de mis pensamientos.- Atienda a clase, por favor.

Asentí con la cabeza.

El Sr. Morrison me daba Física, una de mis asignaturas favoritas.

Todo el mundo me estaba mirando. "Bueno, al menos no me quedé dormida" me dije a mi misma.

No he dormido apenas últimamente. Habían pasado tres días desde que encontré el anillo. Y ese sueño se repetía día sí y día también.

Pero simplemente, era eso. Un sueño.

-Bien.- el Sr. Morrison alzó la voz- Ahora pasaremos al laboratorio.

Era la segunda vez que íbamos al laboratorio desde que empezó el curso.

Todos nos levantamos y caminamos hacia la estrecha puerta que daba paso al laboratorio de física.

Me senté sola en una de las mesas. Esperaba que nadie se sentase conmigo. Gracias, pero me gustan hacer las cosas sola. Así nadie me fastidiaba o me ponía en desacuerdo.

- A ver si dejamos de soñar despierta.- escuché aquel comentario y me giré- Buena suerte haciéndolo sola.

Rick Colton había pasado por mi lado.

-Mejor sola que mal acompañada, cielo.- dije con una sonrisa.

Fue la sonrisa más falsa que he puesto en los 16 años que llevo de vida.

El laboratorio de física me encantaba. Sus estanterías estaban llenas de experimentos. Ilusiones ópticas. Campos magnéticos. Todo aquello que la física pudiese explicar.

-¿Alguien sabe como se mide el volumen de un objeto en estado sólido?- preguntó el profesor.

-Se mete en una probeta llena de agua y se mide el agua que ha sido desplazada.- dijo un compañero levantando la mano.

-Perfecto Ferguson. ¿Quién lo descubrió?-preguntó- ¿Nadie?

-Fue Arquímedes.-contesté sin alzar mi mirada del papel.

Another Destiny.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora