Narra Marinette
-¿¡Cómo que un nuevo integrante!?-Digo furiosa acercándome a Martín quien tiró un quejido de molestia-¡¿Y encima no me habías consultado nada?!
-Ya cálmate das demasiadas miradas-Dice mirando hacia nuestros hombres.
-¡Que miran! ¿¡Acaso quieren una bala en sus cabezas!?-Digo y esto enseguida empezaron a desvanecerse-Contesta!.
-Bah, es solo un integrante que tú: pondrás a prueba, si no la pasa se irá-Dijo con simpleza.
-¡Qué! Se puede saber quién mierda es para tener el privilegio de tener la oportunidad para estar a prueba.-Calmandome un poco hablé.
-Es...alguien muy importante Para mí.-Finalizo mirándome un tanto serio-Y te pido por favor que no lo trates mal.
-Genial otro de tus noviecitos-Digo enojada.
-¡Que no soy gay carajo!-Bufo mientras yo reía con una sonrisa ladina.
-Lo sé, me lo demostraste muchas veces-Digo coqueta y le besé la comisura de sus labios.
-Que bipolar eres...-Susurro aunque lo pude escuchar.
-Aun así me quieres-Sonrió con orgullo y a la vez inocentemente.
-Y tú a mí, por eso te pido esto-Dice mientras me abrazaba por la cintura.
-...-Me quede callada varios minutos, carajo odio admitirlo, bufe cansada-Bien...pero luego me debes una.
-Las que quieras y gracias hermanita-Dice con cariño besando mi mejilla, salió por la segunda puerta y se esfumó de mi vista. Y se lo que están pensando, no, no es mi hermano por genética, es un muy buen amigo, y e de admitir que varias veces me e acostado con él, nada fuera de lo normal.
Bufe y caminé hacía la puerta, allí se supone que me esperaba el chico que tenía que entrenar pero solo vi unas chicas mirando sus armas, en esta mafia por mi parte son mujeres, que en mi opinión son mucho más ágiles y inteligentes para atacar, eso sí: tienen un compañero hombre con sus mismas capacidades ya sean altas o bajas por la fuerza la cuál, no es por ser machista pero hay diferencias entre chicos y chicas.
-Genial encima el idiota viene tarde-Susurre para mí misma- chicas ¿Vieron a un chico por aquí?-Digo duramente.
-Sí, estaba aquí hace un momento mirando por detrás de la puerta, se fué por allá-No si, encima me espió.
-Gracias.-Mire hacía el pasillo donde se había ido este tipo, pero no había nadie.
Seguí caminando hasta encontrarme con una mirada esmeralda fijada en la vidriera de trofeos: Este era el pasillo donde poníamos los trofeos de distintas mafias que hicimos desaparecer o tuvimos una batalla ganada, miraba la de: "Francia/París".
-Eres tú quien tengo que aprobar.
Me crucé de brazos y me recosté en la pared adelantando mi pierna derecha hacía adelanté.
Al notar mi presencia se dió la vuelta dejándome ver su rostro:
Era rubio con ojos verdes (como dije anteriormente), facciónes naturales y lo que se logra apreciar de su físico deja que pensar, un buen partido para chicas necesitadas.
-¿Tú eres Marinette?.
Pronunció con un notable acento en francés pero aún así le pude entender.
-Sí, responde a mi pregunta.
-Sí lo soy, mejor amigo de Martín, Adrien Agreste un placer-Extendió su mano a lo que yo sólo me di la vuelta.
-Empezemos con la prueba.
Ignore totalmente su "caballerosidad" y empeze a caminar lejos de él, cuando no sentí sus pasos me di la vuelta.
-¿Acoso esperas un tipo de invitación? Anda mueve el culo Adrien Agreste -En su nombre lo dije con burla, vi cómo frunció el seño. ¿Qué? Esperabas una sonrisa y abrazo por haber venido, no mi amor Soy Marinette Dupaing-cheng y si quieres mi respeto, ganalo, yo no lo vendo.
Caminamos en silencio hasta llegar al salón anterior que estaba con Martín.
-Sientate-Señale un sillón blanco y este obedeció, me recargue en una silla negra donde había una mesa junto con un folio, era mi oficina.-Bien...En esta cosa de papel donde están tus supuestas habilidades dice que eres ágil-Rio un poco pero aclaró su garganta cuando yo lo estaba mirando seriamente-veamos si es cierto-Digo tocando un botón debajo del escritorio, lentamente me levanto y las cuchillas atraviesan la pared, este se corrió rápidamente y los cuchillos se clavaron al lado mío, yo miraba las hojas tranquilamente.
-¡Se supone que eso iba en la prueba!-Dice enojado levantándose.
-1 Todo lo que yo haga que tenga que ver con usted serán pruebas o órdenes. 2 No tiene permiso de hablar sin antes levantar la mano...-Me doy una pausa a lo que esté me mira con una ceja levantaba- Bueno, el segundo era una broma -Digo rodando los ojos, este me da una sonrisa ladina, e de admitir que su sonrisa es hermosa pero, cariño, estamos hablando de mí: Marinette Dupaing-cheng no se deja conquistar tan fácilmente.-Ahora Mi amor dejemos esas sonrisitas coquetas para otro momento-Digo y me acerco a él poniéndome en frente.
No pasa desapercibido su mirada en mi escote, típico.
-Me gusta como suena el "Mi amor"-Hablo coqueto.
-A sí? A mí me gusta escuchar...nada-Sonrió de forma inocente, me di la vuelta y caminé hacia un armario.-Tu arma, escoje con sabiduría: será la única que podrás usar en la prueba.
Se quedó unos minutos mirando un mirando una arma común, la típica pequeña que guardas en su cinturón los policías, la agarró y me miró.
-¿Puedo usar está?-Dice, yo me encojó de hombros.
-No me preguntes, si te di para elegir esas es por algo no.-Levante una ceja con ironía y este sonrió dejando ver su dentadura blanca.-Ahora Niño muéstrame tu puntería-Me día la vuelta empezando a caminar hacia una puerta y la abrí, mostraba escaleras para bajo en forma de caracol.
-¿Acaso está arma no tiene balas y me vas a violar abajo?-Pregunto con gracia y yo simplemente sonríe coqueta.
-Cariño mío si tú hubiera querido dentro de mí no abría dejado que hagas la prueba, hubieras pasado de una adentro de nuestra mafia y serías un amante mío más: Desgraciadamente para tí no me meto con amigos de mí novio.-Digo con burla y este abre los ojos sorprendido.
-¿M-martin es tu novio?.
-Algo así, es con quién más me acuesto-¿Os soy sincera? No soy nada de Martin más que su amiga pero si fingir ser algo más aleja a este patán de mí que siga el show.
-...-No comentó nada mirando la nada serio, después chasque la lengua y luego los dedos.
-Muevete Cariño no me tomarás todo el día con está prueba.-Digo bajando las escaleras y sentí que él también lo hacía.