bittersweet ; yoonmin

02.

Algunos rayos de sol se colaban entre las delgadas cortinas sobre la ventana. La luz se esparcía sobre una pequeña parte de la habitación, avisando que el día recién comenzaba. 

Yoongi se encontraba somnoliento, sentado sobre el borde de la cama y con sus cabellos revueltos. Estiró sus brazos con pereza y un bostezo acompañó su intento por despertar. Jimin por su parte aún dormía profundamente sobre su cómoda cama, abrazando con firmeza una de sus acogedoras almohadas, quizá continuaba pensando que a quien aún abrazaba era a su hyung, quien había intentado no despertarle y poner aquella suave almohada entre los brazos ajenos en su lugar. El rubio se había tomado la libertad de observar un par de minutos a aquél chico dormir aún. Era una imagen totalmente adorable ante los ojos del Yoongi y le resultaba sobre todo, difícil dejar de ver. 

Miró de reojo el pequeño reloj sobre la mesa de noche y tomó en cuenta la idea de irse lo más pronto posible. Conocía el horario de los padres de Jimin y seguramente su madre no tardaría en entrar a aquella habitación solo para despedirse de manera rápida de su hijo antes de ir a su trabajo. Su padre, por lo contrario ya iba camino a su trabajo, o al menos eso suponía, pues escuchaba su automóvil encenderse a la afueras del lugar. Para Yoongi resultaba un tanto divertido, cada vez que iba a dormir junto al menor, por las mañanas, sus padres realizaban la misma rutina incluso durante el mismo horario. Era algo muy monótono. El sólo pensar en ello hacía reír a Yoongi.

Tomó su pequeño gorro, mismo que había traído la noche anterior y había tirado en algún lugar de la habitación antes de quedar dormido por completo. No quería perder tiempo, ahora tenía la libertad de salir de la casa sin problema y sin llamar la atención de alguien más, no quería que la madre de Jimin lo encontrara en aquella habitación. Recuerda la última vez que lo sorprendió durmiendo junto a su hijo; un total caos. No paraba de gritar y aún lograba recordar el golpe que recibió con una de las almohadas, la madre de Jimin lo había despertado de su agradable y cómoda siesta, JUNTO A JIMIN, de aquella molesta manera. No recordaba mucho del montón de cosas que le dijo, se encontraba desorientado y sólo recuerda que lo llamó "mala influencia" para Jimin y pervertido. No entendía aquello último, no estaba fuera de lo normal dormir junto a su hijo, ¿y acaso no recordaba unos años atrás cuando tomaron aquella costumbre? Quizá aquella señora se había dejado llevar mucho por los malos comentarios y rumores que se escuchaban de él y realmente era una pena, la madre de Jimin en algún momento de su vida le llegó a agradar, incluso su madre y ella eran buenas amigas. ¿Cómo pudo ser posible que las cosas cambiarán de aquella manera tan drástica?

Movió su cabeza de un lado a otro, intentando reincorporarse y no pensar demasiado en cosas que no tenían sentido. Debía salir. El rubio giró un poco su cabeza, dando una última mirada a su pequeño y percatandose de como comenzaba a removerse entre las sábanas.

— Hyung..—  Jimin abrazo con más fuerza su almohada mientras arrugaba su nariz. 

Yoongi sabía que aún continuaba dormido y creyó que si continuara junto a él durmiendo, le hubiera sacado por completo el aire por su agarre.

  — Jiminnie, tengo que irme.—  Se acercó hasta él, finalmente se encontraba de pie  y sólo le bastó con rodear la cama y llegar hasta donde Jimin aún descansaba.—  Te veré luego, pequeño.— Como era costumbre se despidió de él con un tierno beso en su mejilla, se separó escasos centímetros y luego de pensarlo un poco se animó a dejar otro sobre sus labios. Aquello no era costumbre, y Jimin ni siquiera sabía que algunas veces Yoongi se había tomado la libertad de despedirse de él con un beso en sus labios. Yoongi prefería que no tuviera conocimiento de aquello, no quería que el menor se mostrará luego distante o incómodo.

Una vez más se dirigió hasta la ventana y luego de admirar una vez más al de cabellos rosados, salió de la habitación, dejando un solitario y quizá muy feliz Jimin entre las sábanas.