El Tour

27 6 0
                                    

La chica no dejaba de explicarle todo lo más detallado posible, eso a Fred lo aburría un poco pero sabía que era importante para prosperar en ese lugar, él sabía que lo más probable era que después del tour fuera a comer y a buscar un lugar donde dormir, el césped era el lugar perfecto para echarse, pero ¿Y si tenía bichos? Toda la grama se pegaría a su ropa y tal vez se... -Y este es el comedor- La chica interrumpió a Fred de sus pensamientos, por lo que repentinamente pone su atención en ella. Se veía emocionada de la atención que Fred le prestaba (o ella pensaba que le prestaba atención). Sonrió y dijo:- Si quieres podemos tomar un pequeño lunch en el comedor. Él aceptó aunque algo dudoso ya que pensaba que ella poco a poco lo fuera arrastrando hacia ella para terminar en una relación algún día.
«Eso es una tontería, estoy siendo paranoico. Además ni siquiera se su nombre» pensó Fred.-Sí. Dijo el chico firme. La chica se acercó hacia una mujer algo regordeta tras una barra, era una mujer con ropas que demostraban que ella trabajaba en la cantina, un gorro de mallas cubría toda su cabeza y tenía una apariencia que la hacía lucir como alguien muy malhumorada, la chica se acercó y saludó, la mujer adopta un gesto totalmente amable y cálido y una voz un poco grave recibió a la chica con emoción y alegría:- ¡Oh! Dulcemia ¿hace cuanto que no te veo?. Parecía ser una persona simpática. La chica soltó una risita ligera y dijo dulcemente:- Lo de siempre por favor y un batido de chocolate para el chico. La mujer miró a la chica y sonrió de forma muy sincera, luego le dirigió la mirada a Fred y la sonrisa desapareció, sin quitarle los ojos de encima al chico le susurró algo a la chica que Fred pudo escuchar muy bien:
-¿Este es el nuevo?
-Sí, se llama Fred
-No me agrada
-A ti nada nuevo te agrada
-Tienes razón
-Recuerda que alguna vez todos llegamos aquí... Todos fuimos nuevos.
-Tienes razón Dulcemia, tienes razón
La mujer agarró dos vasos para batidos y sirvió un batido de chocolate y uno de vainilla con fresas picadas arriba. -Toma-Dijo la mujer y le pasó las bebidas. -Disfruta Dulcemia, nos vemos. La chica se acercó a Fred y le pasó el batido de chocolate.-Gracias Dulcemia, dijo Fred. La chica parecía confundida por un momento pero luego pareció entender lo que quiso decir.-Ah, no, no, mi nombre no es Dulcemia. Dijo recogiéndose el cabello de la cara y llevándolo hacia atrás de la cabeza.-Me llamo Karolina, pero todos me llaman Dulcemia, es mi apodo. Dijo soltando una ligera risita. -Entiendo... Entonces ¿Te llamaré Karolina?. Preguntó el chico dando un sorbo a su batido. -Llámame como quieras, dijo dulcemente la chica.

Hubo un minuto de silencio.

-Eh, voy a ir al parque ¿vienes?
-Claro, contestó Dulcemia

Estaba sentado en un banco, unas enredaderas caían de un árbol detrás de él trenzándose y moviéndose ligeramente con la suave brisa que soplaba. Se asombró al recordar que todo eso era una nave, nada de eso era el exterior y probablemente no era real. Respiró profundo y cerró los ojos, lo único que demostraba que aquel sitio no era un parque real era la ausencia de aves y por lo tanto el canto de esa especie. Miró las flores en las enredaderas y se sintió repentinamente relajado, libre de problemas, libre de preocupaciones. Suspiró y sonrió.
Minutos después una chica pasó por allí, tenía el cabello de un hermoso color negro el cual llegaba casi a la altura de su cintura, una piel blanca y angelical, pálida pero sana, y unos labios finos y perfectos acompañados por unos grandes ojos azules con unas pestañas largas y pobladas. Fred la miró y no pudo dejar de admirar su belleza.

Igual Que Un SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora