Parte única

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Su sonrisa es lo que más brilla, al menos bajo mi mirada. Sus ojos cerrados me dan toda la paz que quiero cuando se está atravesando una tormenta de tal inmensidad como la que hay en mi interior. Cuando ríe no es para nada discreto. Su mandíbula se alza y su boca se ensancha. Ríe mirando al cielo, como si se riese de todos los santos y ángeles. Como si toda la mierda que hay en su vida lo hagan querer reír tan fuerte hasta que le duela, hasta que sus pulmones se lo permitan, hasta que la asfixia duela en el vientre y así decir a todo aquel que no se lo esperaba "Después de todo sigo vivo".

La forma en que salta cuando escucha una canción que le gusta, su cabeza se tuerce acorde al ritmo y yo no puedo pensar en más que en lo sensual que se ve, bajo las luces de neón azul. Pienso en que ese hombre tan eufórico por la noche y tan calmo cuando sonríe en las mañanas con un café en la mano, una manta cubriéndolo y un "Hobi" en forma de susurro escapando de sus labios, es todo lo que alguna vez podría soñar en un hombre. Porque sí, ese era él, dignándose a mostrar ese hermoso lado, esa hermosa sonrisa sólo después de una larga noche de sueños y un café al frente suyo.

Pero a veces puede ser un poco difícil.

A veces es todo lo contrario. A veces está hecho trizas. Toda su sonrisa, su calma, su espíritu y su ser. Incluso su brutalidad. Todo lo que es y lo que lo hace ser quien es, se va y deja a un indefenso y a la vez hiriente imbécil. Y mierda que hiere.

Las dos am sólo son un buen momento para estar en una fiesta o durmiendo. No me malinterpreten, disfruto tenerlo en mis brazos, pero no de esta manera. Quiero tenerlo en mis brazos para demostrarle que no tengo tiempo ni prisas cuando estoy con él, que puedo permanecer así a su lado para siempre. Abrazarlo en una noche fría para darle calor. Abrazarlo sólo por abrazarlo. Pero no de esta manera.

Está llorando y sus súplicas porque lo deje ir sólo me estancan dolor en el pecho. Aunque quiera ignorarlo no puedo.

Sus gritos le quiebran la voz. Las lágrimas corren con tanta fuerza y le arruinan esos negros ojos que resaltaban tanto allá abajo, en la fiesta. Y el hecho de que quiera terminar con todo me mata de igual forma a mí, pero así es él. Su pelo empieza a pegarse en su frente por el sudor y lo aparto a un lado para que tenga aire fresco. Dejo besos en su frente y en su cuello porque sé que ni el peor de sus ánimos me restringe de querer hacerlo.

Él es dos personas.

Mis labios se apoyan en su piel húmeda y caliente, mientras que con una mano acaricio su pelo para tranquilizarlo.

Me quiere y me odia. Cuando me deja un beso en la cara y baja la mirada con sus mejillas encendidas puedo decir sin duda que me quiere. Pero en noches como estas sé que me está odiando pero ¿qué puedo hacer? si lo suelto irá corriendo a buscar la primera cosa con un filo a medias que encuentre y... No.

El piso de su baño está frío y preferiría abrazarlo en un lugar más apropiado, más cálido. Me gustaría abrazarlo y que él no llore ni clave sus dedos en mi piel esperando a que lo deje ir. Y no, no me refiero a que se vaya de esta casa, ni que se vaya a otra ciudad o a otro continente. Sé que si en este momento liberase sus piernas y sus brazos de mi agarre por detrás, él se iría para siempre. No sólo de mi vida sino de la vida de todos.

Y no lo resistiría.

¿Qué tan retorcido es que más que por él, lo hago por mí? Porque yo no resistiría perderlo. Porque sí, quiero tenerlo dormido en mis brazos, pero para que despierte y lo primero que sienta sea mi cuerpo conteniendo al suyo. Que abra los ojos y lo primero que vea es a la persona que más lo ama en este mundo. Sí, quiero ver esos preciosos ojos cerrados pero no para siempre. ¿Cómo sobrevivir a algo así? Dios. Amo su calma pero también amo sus demonios. Porque son parte de él. Los amo y los odio. Y amo su calma pero también amo su euforia.

Min YoonGi es dos personas, y yo amo a ambas.

***

Jung Hoseok no era una persona exactamente excéntrica. Quizá no destacaría del resto. Hoseok como todo el mundo tenía sus buenos y sus malos días, y aún así lo que lo hacía incomparable era cómo incluso en sus peores humores podía hacer que todo en mí sonriera.

Su carisma era lo primero en sobresalir de él, sus bromas, su comportamiento infantil como si de pequeño le hubiesen quitado ese chip para crecer y tener vergüenza. También era adorable. No importaba dónde ni cuándo, si veía una cámara de inmediato sacaría esos dedos largos, finos que tiene él y formaría un corazón sin pensarlo dos veces. Sus mejillas se inflarían, sus labios se abultarían y pondría esa expresión que te ponía a dudar de que tuviese en verdad veintidós años.

¿Cuántos fueron? Cuatro, quizá cinco años. No los cuento en realidad y lo típico sería decir que siento como si lo conociese de toda una vida pero al contrario. Lo conozco desde ayer, o al menos así es como se siente. Todo pasó tan rápido y no recuerdo ni la mitad de lo que vivimos. Mirando atrás, escenas desordenadas comienzan a saltar en mi cabeza. Estudios, coreografías, práctica, ensayo, tonos, ritmo, música, letras, letras y, más letras. No sé en qué momento pero lo que parecía ser algo terminó en la monotonía.

Hoseok me alentó desde siempre, incluso sin pedirlo o sin explicar por qué anhelaba tanto terminar de una vez, volver a casa, o por qué me negaba a hablar con el resto. Encerrándome en un mini-estudio, solo, con mis consolas y un par de cascos con ritmo en reproducción constante. Él jamás preguntó, simplemente vino a mí sabiendo.

[Fly - Ludovico Einaudi]

A la vez que invadía mi espacio, era justamente eso, espacio, lo que me daba. Maldije una y mil veces su forma de colgarse de mi cuello, de sonreirme tan abiertamente, de envolverme en sus brazos sin permitirme mover un centímetro. Y sin embargo, Hobi nunca indagó de más, él se mantuvo fuera de mi cabeza incluso cuando todos no hacían más que curiosear sobre mis pensamientos.

Ayer me sostenía, ayer me acorralaba en esos delgados brazos. Ayer me miraba de esa forma tan suya, con una sonrisa invisible y ojos brillantes. Jamás preguntó por qué el esto ni por qué lo otro pero sus ojos siempre se clavaron en mí de esa forma tan ladrona. Debía evitar su mirada para que no siga robando mis pensamientos, mis sentimientos.

Fue extraño al principio pero en algún punto me dije "¿Por qué seguirlo evitando? él me tiene, y me tiene hace ya mucho tiempo".

Con su seriedad, su estupidez.

Él.

Hoseok puede no haberse dado cuenta pero en algún punto mis ojos dejaron de evitar los suyos, mis manos dejaron de correr las suyas. Mi corazón no volvió a tratar de calmarse. Ya no lo negué más y aunque tampoco lo admita soy consciente de que Hoseok es música. Es esa tecla, ese acorde que suena y se repite estrepitoso. Pero Hoseok también es la disonancia, es ese giro en la pieza que no esperas. Hoseok fue en mi vida ese compás tocado en piano* cuando todo lo que me rodeaba era mezzoforte*.


*Piano, palabra que en italiano significa «suave».

*Mezzoforte (del mezzo, "medio" y forte, "fuerte") es un término que se utiliza en música para indicar un grado determinado de intensidad del sonido, es decir, un matiz dinámico. La intensidad que señala es moderadamente fuerte.

(N/A)

Muchas gracias por leer 💛 para más oneshot visiten mi perfil(? @coffee-whore
Saludos~

Dos personas [YoonSeok - oneshot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora