Y... ¿Por qué las princesas no pueden salvar a los príncipes?

¡Devuelveme a mi príncipe!

En el mundo de los cuentos hay dos tipos: los exitosos y los de espera.

Los cuentos exitosos son los que ya se han publicado y están en el mundo real.

Y los de espera son los de mi tipo: los que no están publicados, pero sí escritos o pensados.

A mí, Blanchette, la princesa de Ancantia, solo me falta el príncipe para ser un cuento de éxito. Mi príncipe debería llegar hoy a las 16:00 p.m.

¡Qué emoción!

Llevo días pensando en como será mi príncipe... ¿En qué vendrá? Estaría bien un ferrari, ¡a quien no le gustaría que tu futuro marido tuviera un ferrari!
Pero, yo, tan desafortunada que soy, he tenido que nacer en la Edad Media, y no en la Contemporánea ¡qué fastidio!

Pobre de mí, lo único en lo que él puede llegar es en lo que más me aterroriza de todo: un caballo...

Vale, si, me aterrorizan, me dan miedo, los temo, ¿y qué? Podría salir de aquí yo solita abriendo la puerta de atrás y saliendo por patas de este tugurio infernal. Pero eso seria saltarse las normas... Y yo no tengo ganas de saltarmelas ya que si eso ocurre, el escritor de mi cuento no tendría idea de como seguir con mi historia, y me tiraría a la basura ¡y yo no tengo ganas de que eso ocurra!

¿Cuanto tiempo llevo pensando? Creo que menos de 5 minutos... Igualmente voy a mirar el reloj:

¡15:59!

¡Ahhhh! ¡Que emoción! ¡Solo queda un minuto y saldré de aquí! ¡Podre volver a tocar la hierba!

3....2....1.... ¡Las 16:00!

Pero... No hay nadie... Solo hay un...un...

-¡CABALLO! -grito aterrorizada! ¡Yo no quiero un maldito caballo! ¡Yo quiero mi príncipe!

- Tranquila... Es solo un caballo.-¿Eh? ¡Ah! ¡Ahi está! ¡Mi esperado y querido príncipe!

- Ya lo sé, pero ¡me aterran!

Me mira extrañado y añade:

-¿Y por qué?

- Pues... No me acuerdo... ¡Pero eso da igual! ¿Podrias bajarme de aquí de una vez? Llevo 12 años aquí arriba...

- Está bien, tranquila, ahora te... ¡AAAAHHHH! - ¡Esto no me puede estar pasando a mi! ¿Ahora se lo lleva un dragón?

- Oye! ¡Lagartija! ¡Devuelveme a mi príncipe! ¡Yo lo vi antes lagarto!

- Ven a por él. - ¡y encima se burla de mí!

- ¿¡Te estás burlando de mí!? ¿¡TE ESTÁS BURLANDO DE MÍ LAGARTO CON ALAS!?

El dragón me ignora olímpicamente y sale volando hacia el bosque.

¡Me dan igual las normas! ¡Me da igual desaparecer! ¡Sólo quiero a mi príncipe y la cabeza de ese dragón!

Cojo la espada que hay en el escudo de la pared salgo por la puerta trasera de la pared.

Cuando salgo noto por primera vez en años la hierba en mis pies, se siente tan extraño y relajante, pero pincha un poco, será mejor que me ponga unos zapatos.

Vuelvo a entrar y busco unos zapatos, cojo unas bailarinas y salgo de nuevo hacia el bosque.

El dragón no está tan lejos, solo a unos pocos kilómetros...

Eso creo.