- ¿Yun? ¿Puedes oírme? - pregunta una voz suave y lejana, tan familiar, tan del montón y normalita...
- ¡Rápido! ¡Llama una amb...! - exclamó otra voz, aunque esta era aún más lejana e iba desapareciendo hasta no escucharse nada.
- Mirad. Allí hay tres sobres - puntualizó Noémie.