QUERIDA NAIARA:

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   Sé que me echarás de menos, querida Naiara. Estar tan lejos el uno del otro te hará mucho daño, soy consciente de ello. Sé que después pensarás que no hay motivos suficientes para hacerlo, que soy un egoísta por dejarte sola cada noche que no hay nadie en casa salvo tú, y antes yo. Probablemente me echarás de menos toda tu vida, quizá sólo un rato, no lo sé. No sé nada en general, como no sé por qué tuve que salir airoso de aquella situación, o al menos haberla salvado.

   Me sabe a poco el intento que hice y ahora me siento fracasado. Debí morir con ella. No sabes cuán cálida era su sonrisa, sus abrazos... adoraba quedarme dormido entre sus brazos; su mirada, su mirada derretía el más frío, sólido y grande iceberg, aunque verdes, sus ojos parecían miel cuando me veían sonreír. Su voz, probablemente no fuera perfecta, sin embargo, para mí lo era. El olor de su pelo me envolvía en una nube de algodón roja, roja como la sangre que la vi derramar. Y todo por mi culpa.

   Siempre has querido que te narrara cosas nuestras, yo no estaba preparado. Voy a hacer tu deseo realidad ahora, te contaré algo sobre nosotros, algo que nos gustaba hacer juntos:

   Todas las noches que él pasaba fuera, nosotros subíamos a la terraza con comida, solían ser palomitas, y algunos refrescos o agua. Nos tumbábamos bocarriba, apagábamos todas las luces y admirábamos las estrellas. Ella me decía los nombres de las constelaciones - quería ser astrónoma, mas yo le arruiné ese sueño - aunque nunca llamamos entre nosotros las constelaciones por su nombre, yo les ponía un sobrenombre. Por ejemplo, la constelación Lupus, para nosotros era Leni (así se llamaba nuestro perro); la Osa Mayor y la Osa Menor, eran mamá e hijo. Recuerdo la primera vez que me habló de ellas - aunque sabía que no entendía demasiado - decía cosas que para mí no tenían sentido. No la cortaba, se la veía demasiado feliz: "La palabra constelación significa 'reunión brillante'." Me contó, ahora pienso que ninguna "reunión brillante" podrá jamás igualar el esplendor de sus ojos.

   Gracias a ti, hermana, conseguí dejar algunos recuerdos dañinos apartados. Incluida la noche que te he contado miles de veces, por que despertaba a veces llorando. Doy las más sinceras gracias a ti y a lo que nos rodea, a Dios o al destino, lo que quiera que haya, por haberme llevado hasta vosotros y haber hecho de mi existencia algo menos miserable e inútil. Ya has hecho suficiente por mí, creo que es hora de que descanses de tan pesada carga, ya es hora de que saques tu potencial y te sientas libre, ya es hora de que desates tus alas, te quites los grilletes y las cadenas y vayas a por todo, que el mundo sepa quién es Naiara, que el mundo sepa quién es mi hermana.

Yun.

¿Puedes oírme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora