Cuatro

4 0 0
                                    

Se acabaron las dos semanas.

¿Cómo porque se comporta así conmigo?  Repetía constantemente en mi cabeza.

Ya es el segundo viernes y hoy se termina la famosa semana de bienvenida, realmente no quería que llegara este día por que hoy harán el examen para ver en que taller vamos a quedar y así.

Por la mañana al salir de casa tenía la esperanza de encontrar por última vez a Roberto solo al menos por un rato, pero no fue así.
Al llegar a la escuela ya no me sorprendo del porqué, dado a que están juntos aun no digo nada y simulo no haberlos visto.
Aun abajo del edificio me encuentro a un compañero del salón, subimos al edificio platicando y al llegar arriba Roberto me tomo del brazo, mi única a eso reacción fue jalar mi brazo de inmediato y entrar al salón, el chico con el que venía se fue con su grupo de amigos y yo... Bueno yo solo me senté y me puse a escuchar música mientras leía un poco.

A penas veo como Roberto y Daira se dirigen hacia mí, mi reacción es molesta pero no lo doy a notar mucho y solo frunzo el ceño un poco, de ahí en fuera solo sigo leyendo, sé que algo pasa pero no quiero saber, realmente no quiero saber, veo como Daira toma asiento a un lado mío, me saluda y sonríe como si nada.

Roberto pide hablar conmigo y aun que me resisto un poco al inicio salimos al pasillo, estuvimos platicando sobre Daira aún que yo no quisiera, me pregunto cosas que no tenían nada de sentido para mí.

Le pedí que se detuviera ya que yo no quería hablar de ella, el accedió pero paso a hablar sobre él, me reclamo el por qué me había estado yendo sola últimamente y el por qué no lo esperaba.

Decidí no responder nada y aun que el notaba mi indiferencia mejor dejo de insistir en que le respondiera algo.

Me tomo de la mano rápidamente y me llevo a la fuerza con el hacia atrás del edificio porque quería mostrarme algo que afirmaba me gustaría y me haría recordar a alguien en especial, aunque me negué él me llevo con gran insistencia, al llegar atrás del edificio vi algo que no creí volver a ver.

Era una fotografía pintada con aerosol en la pared que se encuentra justo atrás del edificio, esta fotografía era de cuando yo tenía siete o tal vez ocho años, realmente esa fotografía solo la tenía la niña con la que me la había tomado en aquel entonces y yo.

Esa foto tenía algo especial y eso era que la mochila que tiene la flor de loto la había pintado ella en aquel entonces y yo la había guardado con la esperanza de que un día ella y yo nos volveríamos a encontrar o al menos como un recuerdo.

Al ver eso le pregunte a Roberto que quien lo hizo, él solo me sonrió y dijo:


Roberto:

¿Enserio no tienes una idea?

Julieta:

No, ninguna... Ya dime quien fue.

Roberto:

Pues fue... Daira.


No quería creerle, realmente no quería creer eso.
Quería llorar, realmente me sentía horrible, me sentía la peor persona, me sentía un monstruo total con ella. Mire a Roberto y le pedí que si podíamos volver al salón, él accedió sin poner trabas, al regresar al salón pude notar que Daría guardo un sándwich en mi bolsa pero ella no se percató de que la vi, entonces me quede callada y me di cuenta que el sándwich que me guardaron la vez pasada lo había puesto ella ahí.

Al entrar al salón solo tome mis cosas sin decir nada y salí corriendo de inmediato, Roberto se quedó quieto ya que no sabía que había pasado.
Baje corriendo del edificio y fui directo para atrás en donde se encontraba la foto, me senté en el suelo y coloque mi bolsa ah un lado, saque una libreta y empecé a escribir.


SecundariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora