Miró la fotografía que hay entre mis manos y luego miró el ataúd. Me decepciona lo rápido que cambian las cosas. Lo rápido que sucede. Lo rápido que se va la vida.
Miró la fotografía nuevamente y recorro cada una de sus partes, las de mi madre digo, miró lo bonita que era con su cabellera rubia y sus ojos verdes, con su sonrisa risueña y sus mejillas ligeramente rosadas y luego vuelvo mi vista al ataúd. Aún no lo creo y supongo que no lo haré nunca. Porque ella ya no está abrazándome como en la fotografía, porque ahora se encuentra en ese ataúd y nunca más saldrá de ahí, el sólo pensarlo hace que una lágrima se me escape.
Alguien me abraza por detrás y sin poder evitarlo me pongo a llorar. Por mí, por ella, por todos. Doy la vuelta y lo primero que veo es a mi padre. No está solo. Está con ella, la culpable de todo esto. Los veo y ahora no sólo se toman de la mano, sino también se besan. No sé qué pasa. No lo entiendo, pero de pronto mi mano está caliente y su mejilla se encuentra roja. Doy un recorrido con la mirada a mi alrededor y sigo sin entender lo que sucede, todos me miran atónitos.
Sólo tengo ganas de irme, irme lejos y nunca regresar.
Lo hago, o al menos eso intento, corro. Me echo a correr como si se tratase de un maratón. Siento que voy demasiado rápido, y luego me doy cuenta de que estoy completamente perdida. No sé hasta donde he llegado y me detengo a pensar. Nuevamente esas ganas de llorar me atormentan , cierro los ojos y respiro profundo, ojalá nada de esto hubiese pasado nunca. Termino en el suelo y pongo mi rostro sobre mis manos, por medio de algunos huecos que hay entre mis dedos logró ver un par de pies delante mío. Levantó la mirada y me sonríe como sólo él sabe. Me ofrece su mano, la tomó y caminamos juntos a casa, ninguno de los dos dice nada y eso me tranquiliza, sé que las cosas pronto irán bien.
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Enamorada de un sueño
Teen FictionMackenzie Jones cree tener una vida llena de tristezas y miserias, pero luego aparece él. Alexander Blake. ¿Será capaz de romper todos sus esquemas? No lo creo. ¿Podrá él cambiar sus expectativas del amor? Quizá. Porque el amor lastima, pero muchas...