Capítulo 8

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La tarde fue larga, vino mucha gente y no tuve tiempo para respirar. Cuando fueron las 12 de la noche echamos el cierre y Andrea y yo salimos de allí.

-Tengo el coche aquí cerca, te llevo al hostal- me ofreció.

-No voy hacía allí.

-¿Ya has encontrado piso?- me preguntó mientras guardaba en su bolso las llaves del local.

-Sí, soy la nueva compañera de piso de tus amigos- contesté.

-Anda, que bien- comentó-. ¡Mejor aún! Me pilla de paso su casa, no tengo que dar rodeos.
-Bueno, vale- acepté finalmente, quería hablar con ella así que iba a ser un buen momento.

Llegamos al portal de mi nuevo piso cuando decidí comentarle la situación.

-Aquí estamos- me comentó ella.
-Muchas gracias por traerme- le agradecí-. Quería hablar contigo.

-Dime.

-Verás... tus amigos no saben de dónde procedo.

-¿No saben que vienes de un centro de menores?

-No, ni que soy huérfana.

-¿Y qué harás cuando te pregunten?

-Ya les he dicho que mis padres viven en Ávila y que hoy les he ido a visitar, no que he ido al centro de menores.

-Diana... deberías decirles la verdad...

-Se lo diré, pero aún no, y me gustaría que tu no les dijeses nada...

-Diana...

-Por favor- le supliqué.
-De acuerdo- accedió-. Pero ya sabes cuál es mi opinión...- terminó volviendo a poner las manos en el volante.

-Gracias- le agradecí y me despedí de ella.

Fuí hacía el portal y llamé al telefonillo. Fer me abrió tanto la puerta del portal como la del piso.

-Hola, Diana- me saludó.

-Hola- dije en voz baja al ser las 00:30 y estarían todos acostados.

Cuando entré estaba Fede sentado en el sofá con un bol de palomitas.

-¿Y Carlos?- pregunté.

-Esta con Ángela- comentó Fede.

Yo les miré confusa.

-Su novia- dijo Fer.

-Ah, vale- contesté seca y cansada.

-Ven, te diré donde ha dejado las maletas- dijo Fer llevándome a la habitación.

Yo le seguí hasta ella y me tumbe en la cama.

-Me imagino que estarás cansada-comentó apoyándose en el marco de la puerta.

-Sí, la verdad- le contesté girándome hacía él.

Quería preguntarle por Carlos, por sus aficiones, sus gustos, sus manías..., por Ángela.

-Bueno, te dejo descansar- me dijo saliendo de la habitación.

-Voy al salón a cenar algo y me acuesto.
-Vale- me dijo cerrando la puerta y sonriéndome.

Era tan amable, tan educado, todos me caían bien menos Fede... No conseguía entender porque actuaba así, sin conocerme ya me estaba prejuzgando y portándose mal conmigo, me miraba mal y no hablaba conmigo, no mostraba interés en conocerme.

¿Confías en mí?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora