Day #10: Charla casual

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—Alaude~. ¿Qué quieres hoy de comer?

—Lo que prefieras —respondió sin dejar de leer—. Mientras no me envenenes.

—¡Oye! ¿Por qué iba a hacerlo?

—No sé. Tienes ideas locas.

—Moo~, ¡nada, ahora me has quitado las ganas de cocinar! ¡Pide una pizza!

Alaude suspiró y dejó el libro.

—Venga, no te enfades...

—No estoy enfadado. ¡¿Quién está enfadado?!

Se cruzó enfurruñado de brazos, y el de orbes cielo se levantó, acercándose a él y robándole un pequeño beso.

—Disimular no es lo tuyo —sonrió Alaude.

—Calla, que me has ofendido. Yo que quería hacerte un delicioso almuerzo...

—¿No puedes simplemente pedir algo y...?

—¡No seas tan poco romántico! —interrumpió—. ¡Yo quiero hacerla!

—Vale —rodó los ojos—. ¿Pasta?

—¡Sí! ¡Pasta!

El rubio platino se alivió al verlo feliz. Solía armar berrinches, y sinceramente, no soportaba a Giotto en su plan infantil.

—¿Qué quieres? ¿Macarrones, spaghettis, lasaña...?

—¿Sabes hacer eso? —arqueó una ceja.

—¡No! Pero veo Masterchef.

—Ah, claro —suspiró. El rubio menor se había enganchado al programa de cocina—. ¿Y según tú cómo vas a hacer lasaña?

—¡Pues haciéndola!

—Los niños cocinan bien, tú no.

—¡Alaude! ¡Sé cocinar!

—Si no te lo niego, el problema es cuando incendias media casa haciendo un pastel. La lasaña va al horno, y tú y el horno...

—¡Puedo hacer una lasaña!

—Giotto, vivimos en Italia, tenemos restaurantes italianos cerca que...

—¡No! ¡Quiero hacer lasaña! ¡No te permitiré que dudes de mí!

Alaude empezó a pensar entonces en una manera más sutil para hacer que Giotto no metiera las manos en el horno.

—¿Sabes? En realidad no tengo mucha hambre...

—Lo estás diciendo para que no cocine, te conozco. Y si no comes tú, me como tu parte y punto.

—Eso puede malinterpretarse.

Giotto parpadeó y luego se ruborizó.

—¡No me refería a esa parte! ¡Me refería a la lasaña, lo sabes!

—¿Y si no lo supiera?

Rodeó su cintura con los brazos, entrelazando sus dedos detrás de la espalda del menor. Este apoyó las manos contra su pecho.

—Lo sabes, Alaude.

—Quizá sí, quizá no —acarició su cuello con la nariz, y sus palabras le hicieron a Giotto cosquillas en la piel.

Su vello empezaba a enderezarse debido a la cercanía.

—Alaude...

—Pensándolo bien, creo que pasaré de la lasaña. Quiero algo más, ya sabes, dulce.

—Dulce mis narices, tú lo que eres es un pervertido.

—Así te enamoraste de mí, ¿o no te acuerdas que te lo advirtieron?

—Para qué no haría caso —bufó Giotto—. Me vas a dejar al final en una silla de ruedas, que lo sepas.

—Me declararé culpable.

—Mi padre te mataría si eso pasara.

—Tu padre me quiere matar desde el primer momento en el que me vio cerca de ti, no sería nada nuevo.

Empezó a filtrar una mano bajo su camisa blanca, y Giotto gimió levemente.

—Debería dejar que lo hiciera.

—No podrías vivir sin mí.

—Y tú sin mí tampoco, dudo que alguien más soporte tus arranques pervertidos.

—Hmm, entonces debo aprovechar que tú sí, ¿no?

Antes de que replicara, Giotto fue callado por los besos de su pareja.

Solo pudo preguntarse, antes de sucumbir al deseo, cómo habían pasado de una charla acerca de la comida a eso.

»◦✿◦«

Salut, lectores~.

¿Cómo tamos? XD. Aquí está el siguiente del reto. No sabía kha hacer asi que esto quedó X'D

¿Merezco comentario/voto? ¿Disparo? ¿Tartita?

Au revoir~. Nos leeremos pronto~.

30 Days: OTP ChallengeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora