1.-Confesión (Parte Única)

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     -Han pasado siete años, y los vestigios de aquella desastrosa relación aún atormentan mi vida. 

     La conocí durante el primer año de la universidad, mis amigos nos presentaron durante una fiesta. Al principio solo fueron una mirada y un par de manos estrechándose pero con el tiempo, ella prácticamente empezó a acecharme y yo atribuí su insistencia a un interés genuino.

     No le dimos título a "lo nuestro", en parte porque yo no había tenido una relación desde hacía tiempo y me aterraba la idea de terminar tal mal como la última vez. También por el hecho de que, a pesar de lo dulce y gentil que ella fuera, no estaba convencido de que fuera mi tipo.

     Ella parecía tener experiencia en este tipo de situaciones y contrario a lo que yo hubiera pensado, se alegró de saber que no esperaba ningún compromiso de aquel amorío.

     ¡Error!

     Las primeras veces fueron caricias y besos robados siempre con prisa y con temor de ser descubiertos, pero a poco a poco, ella decidió que no era suficiente y no opuse resistencia cuando sugirió que hiciéramos el amor por vez primera.

     Fue en cierto modo diferente. Ella definitivamente era mucho más experimentada que yo, pero con el paso de los días, me volví más audaz y dejé ir el miedo.

     Una madrugada mientras acariciaba su cabello  y recuperábamos el ritmo de nuestra respiración, ella susurró a mi oído: -He creado un monstruo, ¿Verdad? -Vi dibujarse en sus labios una sonrisa ladina y batió sus pestañas pretendiendo inocencia.

-¡Si! -respondí mientras buscaba sus labios para hacerlos presos de mi insaciable deseo. Sus gestos me llevaban a la gloria en un instante, y al siguiente me tenían consumiéndome en las profundidades del infierno..

     Aún así, no era amor lo que había entre nosotros. Era lujuria pura. O al menos era lo que yo obstinadamente repetía.


-Siete años han pasado, y aún recuerdo...


     Lo supe esa noche, cuando uno de mis amigos la presentó con alguien más, alguien de quien pudiera enamorarse, dijo. Nunca sabré el momento exacto en que se apoderó de mi mente y mi corazón. ¿Fue en alguna madrugada?, ¿Entre alguna caricia y un cambio de sábanas? No es como si importara ahora.

     -No puedes hacer esto! Ella está conmigo. Nos hemos amado a escondidas todo este tiempo. ¡Ella es mía! -dije a mi amigo una vez que estuvimos a solas.

     Como era de esperarse, todos se sorprendieron cuando se enteraron . En el fondo éramos muy diferentes y parecía que nada teníamos que hacer juntos.

     Pero lo peor vino después, cuando ella supo de mis verdaderos sentimientos. Escuchó mi confesión con el mismo rostro de sorpresa que mis amigos y finalmente ella dijo que también me quería... pero no de la forma en que yo esperaba. Que solo podía ofrecerme apasionadas noches de sexo, pero no amor.

     Hasta mis oídos llegó fuerte y claro el sonido de un crujido, el mismo que hacen un bloque de hielo o un cristal justo antes de estallar en mil pedazos. Era mi corazón. Sé que puede sonar muy dramático, pero en ese instante se sintió de esa manera.

     A pesar del molesto dolor en mi pecho, me dije (y le dije), que intentaría con más ganas y lucharía para ganarme su amor.

     -¡Ya lo verás! -agregué elevando la voz para sonar convincente y esforzándome en poner una sonrisa tranquila a través de las lágrimas que escaparon de mis ojos sin permiso. Y salí de ahí como para no dejar que su negativa me intimidara o me hiciera caer en la cuenta de que efectivamente no había un futuro para "nosotros".

Demonios de medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora