Única parte.

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—¡Llegué!

En un grito, Jimin avisó que había llegado al único que estaba en casa por el momento. Sabía que los demás estaban en un parque de diversiones, y Jungkook era el único que no fue -sin contarse a sí mismo- por no tener ganas de ir. Según él, si su hyung no iba, sería injusto, así que prefirió quedarse en casa esperándolo, para estar con él.

Jimin antes de llegar se encontraba en la empresa, ensayando como siempre. Todos sabían que era un perfeccionista de primera y como no le gustaba la manera en que le salía la nueva coreografía, se quedaba todos los días hasta más tarde ensayando, y ese día tampoco había sido la excepción.

—Hola, hyung. ¿Cómo te fue? —preguntó el menor con una media sonrisa, mirándolo desde el sillón. Estaba viendo una película animada en la televisión enfrente de él, y al ver llegar al mayor se puso de inmediato feliz.

—Más o menos —suspiró tirando su bolso, a un sillón individual, con cansancio. Caminó unos pasos hasta llegar al sillón donde estaba Jungkook y se sentó a su lado—, sigue sin salirme bien.

Jungkook rodó los ojos y apoyó su mejilla en la palma de la mano, al igual que su codo en su rodilla. Lo miró con incredulidad—. Jiminie-hyung, te sale bien. Bailas bien, ¿por qué te empeñas en practicar algo que está dominado?

El mayor lo miró y suspiró apoyando su espalda en el respaldo del sillón. Llevó sus manos a su rostro e inhaló mucho aire, para luego soltarlo y así calmar las inminentes ganas de llorar de la frustración.

—No, Jungkook. Sale mal.

Jimin siempre había sido muy duro consigo mismo, y eso al menor le partía el corazón. Para Jungkook, su hyung era perfecto, pero nunca se lo había dicho por simple miedo. Y le dolía tanto verlo siendo tan exigente.

—Hyung... —Apretó los labios en una mueca. Se acercó a él y pasó un brazo por sus hombros y le sonrió alentador—. No seas tan duro contigo mismo. Si quieres, me puedo quedar contigo en los ensayos y yo decirte que debes "mejorar" —hizo comillas con sus dedos.

—Uhm, está bien —murmuró el mayor bajando la mirada un tanto avergonzado. No le gustaba que lo miraran mientras ensayaba solo. Pero si era su Jungkookie, no se sentiría tan incómodo como esa vez que Yoongi-hyung se quedó con él, solo para mirarlo fijamente sin decir nada.

Jungkook sonrió feliz. Pasó su otro brazo por delante del mayor, entrelazó sus propias manos en el hombro izquierdo de Jimin y le dio un pequeño beso en su mejilla.

Ya era costumbre que ambos hicieran eso, a pesar de que no lo hiciesen con nadie más. Varias veces los demás miembros los molestaban, o simplemente no hacían nada, y es que todos estaban acostumbrados a que alguno de los dos le diera un beso en la mejilla al otro.

Lo diferente, era que para ninguno era un simple beso en la mejilla amistoso.

Jamás lo admitirían. El que se quisieran más que como amigos, los hacía sentirse extraños.

Hace mucho, meses después del debut, ocurrió algo fuera de lo común. Al salir de una presentación, ambos fueron al camarín, al igual que todos. Los dos estaban frente a un espejo, Jimin con sus ojos cerrados, siendo desmaquillado por una de las maquilladoras, y Jungkook mirándolo disimuladamente a través del espejo. El mayor de ambos abrió sus ojos encontrándose con la mirada del menor, y este último miró hacia otro lado, girándose para ocultar su sonrojo. Jimin, de hecho, en ese preciso instante, también se sonrojó.

Ambos sintieron su corazón acelerarse, y no sabían el porqué. Días después, ambos se descubrían mirándose muchas veces, siempre cruzaban miradas y las quitaban avergonzados. No sabían qué pasaba entre ambos, pero se sentían cómodos cuando estaban juntos. Con el tiempo, se hicieron mucho mas cercanos, compartían bromas y risas, momentos felices y tristes. Se apoyaban el uno al otro, sin saber que muy en el fondo de sus corazones, iba floreciendo algo más que amistad.

Spaces ;; jikook/kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora