00

921 133 52
                                    

«Dile que no, dile que no, dile que no...»

Repitió Tomoyo en su mente mientras avanzaba por los pasillos de su escuela, completamente de acuerdo con todos los buenos argumentos que le acababa de dar su mejor amiga para rechazar la invitación de aquel fantástico chico con el cual, llevaba meses hablando a través de mensajes por la aplicación que descargó en su móvil llamada: MeetMeet. No lo conocía en persona y desconocía cuál sería su aspecto físico pero, psicológicamente, era el muchacho más maravilloso con quien había tenido el agrado de compartir palabra.

«Es por tu bien, chica. No sabes qué tipo de loco pueda ser y mucho menos si es o no un Ghoul.»

Asintió, de acuerdo con la voz de su amiga que resonaba en su cabeza, recordándole que era una pésima opción el sólo barajar la idea de encontrarse en persona con Kaneki.

Tomoyo tenía pensado llegar a casa para contestar aquel mensaje que había dejado en modo "espera" la noche anterior, ya que no sabía qué diablos contestarle. Quería conocerlo pero los nervios y las dudas le jugaban en contra como para contestar un simple sí, aceptando su idea de juntarse a beber un delicioso café.

— ¡Dios! ¡Como si quiera pude considerarlo! — Se regañó negando con la cabeza, sacudiendo su cabello rojo al compás de sus movimientos.

Su teléfono vibró en el bolsillo de su chaqueta y lo sacó inmediatamente, de forma casi automática para revisar de quién se trataba.

Kaneki

Te has tardado mucho en contestar, ¿debo tomarlo como un no?

Tomoyo

No

Respondió de inmediato y se auto maldijo en un murmullo cuando se percató de lo que escribió. Debía rechazarlo pero de una manera suave, porque no deseaba que él se enfadara con ella y ya no le volviera a hablar nuevamente.

Kaneki

Entonces... ¿Es un sí? ¿Quieres ir a tomar un café conmigo? Porque me da mucha ilusión el pensar que esto pase.

No supo muy bien a que acreditarle su respuesta automática ya que había muchas posibilidades como; las grandes ganas de verlo, llevarle la contraria a Azume o, simplemente, porque su idiotez era tan grande que nada era capaz de detenerla. Pero la cosa es que respondió, y no exactamente de la manera en la que haría sentir orgullosa a su mejor amiga.

Tomoyo

Por supuesto.

Releyó el mensaje deteniéndose en medio de la acera y fue inevitable que su palma no se dirigiera con potencia contra su frente, golpeándose de una manera brusca que le sacó un chillido de dolor.

— Si me pagaran por ser tonta... Sería multimillonaria.

[-]


Decir que se encontraba nerviosa era poco, su corazón no paraba de dar grandes saltos dentro de su caja torácica y su estómago se revolvía dentro de su cuerpo como si fuera una lavadora en modo centrifugado. Jugaba con sus dedos ansiosa mientras observaba a su alrededor, intentando adivinar cuál de todas esas personas que pasaban era su tan soñado Kaneki.

Su anatomía se sacudió y dio un salto del susto cuando tocaron suavemente su hombro para llamar su atención. Se giró inmediatamente y se encontró con un chico algo más alto que ella de brillante cabello color blanco, el cual, le sonrió levemente. Lo primero que le llamo la atención fue el parche que tapaba su ojo izquierdo y a pesar de que podía ser tomado como un acto desubicado, mantuvo su vista curiosa sobre aquella zona de su rostro provocando una pequeña risa por parte del muchacho, a quien no pareció molestarle en lo absoluto.

DEPREDADOR » KANEKI KEN ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora