—Bien. ¿Estás listo, Lincoln?
El peliblanco estaba verdaderamente nervioso. ¿Cómo estar listo para algo así? La propuesta de Lynn había sido inesperada. Pudo haberse negado, pero la simple idea de encontrarse con ella de aquella manera tan cercana fue una tentación muy grande como para dejarla pasar. Esperaba tener la condición suficiente para seguirle al ritmo, seguramente la dejaría bastante satisfecha si se esforzaba. No dejaba de pensar que quizá no era lo mismo cuando lo hacía por su propia cuenta, a ese instante donde ambos estaban juntos.
—S, sí. Por supuesto.
—¡Pues vamos!
La deportista se echó a correr y Lincoln a su lado, con la pierna derecha atada por encina de su tobillo a la pierna izquierda de ella. Pese a su temor inicial, descubrió que todas aquellas carreras corriendo que había hecho en su corta vida, ya sea a la escuela, con Clyde, a su casa cuando se le hacía tarde o a cualquier otro sitio cuando necesitaba con urgencia prevenir algún problema, pues en realidad habían dado sus frutos, por lo que su velocidad y ritmo eran constantes con los de su hermana, al menos al principio. Las energías de Lynn parecían interminables, o esa parecía cuando estaban comenzando la segunda vuelta al parque de Royal Woods: una extensión abierta con pasto y árboles, ideal para hacer picnics y por supuesto para correr. Aunque quería pedir tiempo fuera, su orgullo lo hizo desistir, esperando que no faltara mucho antes que su hermana se cansara, o por lo menos lo viera a su lado y dedujera que era necesario hacerlo dada su expresión. Lynn como de costumbre corría con la mirada al frente.
—¡Lynn, yo...! —estaba por rendirse, estaba por hacerlo.
—¿Qué cosa?
—No... —jadeó— nada, olvídalo.
Se mantenían en la banqueta entre el parque y la calle, por lo que cuando Lori y Leni pasaron en Vanzilla tras ir al centro comercial aprovechando el fin de semana, pudieron encontrárselos. Leni fue la primera en verlos haciéndole la indicación a Lori parra que redujera la velocidad. Cuando la mayor de las hermanas se dio cuenta de quiénes se trataban, se acercó a su distancia sin dejar de conducir a un ritmo moderado.
—¡Oigan, chicos! Nosotras vamos a casa ya, ¿quieren que los llevemos?
—No es necesario —contestó Lynn sin siquiera hacer un esfuerzo—. Tal vez Linc y yo llegaremos corriendo después.
—Si te das cuenta que literalmente el pobre no puede ni con su alma, ¿cierto?
Lynn volteó y vio a su hermano jadeando, igual que un perro con la lengua asomando afuera y con su pierna contraria casi moviéndose errática, siendo ella la que prácticamente lo estaba arrastrando a continuar.
—¡Lincoln! —el chico casi se va de bruces cuando ella bruscamente se frenó— ¡Debiste de darme una señal para detenerme!
Lori se orilló cuando los chicos se detuvieron. El peliblanco se inclinó sujetándose de las piernas tratando de respirar agitadamente, cubriéndose la boca para hacerlo por la nariz como Lynn le estaba indicando que lo hiciera, siendo la forma correcta en esos casos de agotamiento. Ella le tomaba de la espalda preocupada a la vez que intentaba desatar su pierna con la de él para darle su espacio.
—Suban —indicó Lori—. No estamos muy lejos de casa.
La mueca de frustración de la castaña fue muy obvia para Lincoln, en cuanto ella tomó con una mano la manija del vehículo, por la otra su hermano la sujetó.
—¡No! Yo... —hizo una pausa para volver a jalar aire— dame un minuto y estaré como... ¡Ah! nuevo. Puedo... ¡uf! continuar un poco más.
Aunque Lori lucía preocupada, Leni no pudo evitar sonreír con cierta emoción llevándose las palmas de sus manos a la altura de su cara.
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Tan sólo se dio
FanficTras volver a compartir habitación, la confianza, amistad y aquel vínculo fraternal tan fuerte entre Lincoln y Lynn se afianza aún más... quizá demasiado. Saben que está mal y deben detener sus juegos, mientras estos sólo se traten de eso, antes que...