3.- Sesión.

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Sucrette salía de su clase de composición. Todo el día había pensado en el vaso de café, era una estupidez, pero, que alguien le estuviera dejando mensajes lindos a su novio era molesto.

-¡Linda!- Nathaniel le sonreía desde una banca en el jardín de la facultad.

Caminó hasta él y le sonrió.

-Hola.

-¿Qué ocurre?- Nathaniel la vio extrañado.

-Nada...

-Sucrette, te conozco.

-Ha sido una semana cansada... Pero por fin es viernes.

El rubio le sonrió.

-Ven.- la tomó de la mano y caminaron dentro de la facultad, entraron a un salón vacío, las cortinas de este estaban cerradas haciendo que estuviera muy oscuro.

-¿Qué hacemos aquí?- preguntó la azabache.

El ex delegado se bastó con poner el pasador en la puerta, tomar a Sucrette y sentarla en el escritorio.

Comenzó a besarle el cuello lentamente.

-Nath...- la chica se sonrojó.

Nathaniel si que había ganado confianza.

El rubio deslizó sus manos por debajo de la blusa de la chica, acariciando su piel y subiendo una mano poco a poco hasta los senos.

-Nath... Esto está prohibido...si nos ven estaremos en problemas.

-Subestimas mi gusto por lo prohibido... Solo relajate.

La azabache asintió sonriendo.

Nathaniel siguió besando el cuello de Sucrette.

Esta solo se dejaba llevar, alejó un poco a su novio, para deshacerse de su playera azúl.

Nathaniel sonrió y le quitó la blusa a la chica, siguieron besándose, el rubio llevó sus manos a la espalda de su novia y desabrochó el sostén.

Lo lanzó lejos y recostó a su novia en el escritorio. Sucrette abrió las piernas dejando ver sus bragas, llevar falda hoy había sido buena idea.

Nathaniel acarició y besó una pierna de la chica mientras subía a su entrepierna, al llegar, deslizó lentamente la pantaleta.

Se desabrochó el pantalón y bajó un poco su ropa interior, Sucrette sonrió con malicia y rodeó al rubio con sus piernas, haciendo que entrara en ella rápidamente.

El rubio hizo su cabeza hacia atrás, eso se había sentido muy bien.

Empezó con movimientos rápidos pero suaves. La chica se agarró del escritorio y comenzó a moverse haciendo las penetraciones más profundas.

-Ah... Nath...- Sucrette se mordió el labio intentando guardar sus gemidos.

Las embestidas subieron de intensidad haciendo que Sucrette llegara al éxtasis y contrajo haciendo que Nathaniel la llenara de su líquido a los pocos movimientos.

La azabache sonrió y se incorporó.

-Vaya Nathaniel... Que pervertido.- Le guiñó un ojo. Este solo rió y la abrazó.

Se arreglaron la ropa y salieron con cuidado.

El celular de la azabache sonó. Era Alexy.

-Hola Alex.

-¿Nos podríamos ver?- el chico sonaba triste.

-Ah... Si, claro. ¿En donde estás?

-En mi departamento.

Juntos Contra Todo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora