— Dios,qué jodidamente caliente que eres.―Sacó el dedo de dentro y ella pudo oírlo lamérselo hasta dejarlo limpio.
La imagen la puso tan caliente que sintió que sus jugos goteaban por sus muslos.
―¡Fóllame!-—Todavía no ―contestó, haciéndola gruñir―. Llevas atormentándome con ese culo demasiado tiempo. Ahora va a ser mío.
—¿Qué? ―Ella se giró, observándolo mientras dejaba caer a la cercana pila una espátula negra―. ¿Me has azotado con mi espátula favorita? ―le preguntó, incrédula.
—Funcionó, ¿no? ―respondió, guiñándole un ojo.
El cuello le dolía de mirarlo, pero siguió observando mientras él rebuscaba en el estante de las especias. Imaginarse cayena en su coño no era algo que ansiara experimentar.
―Ey, ¿qué buscas?
—Ja, ja, ¡lo tengo! ―Se giró con una feliz sonrisa en la cara y el spray del aceite de oliva en una mano.
—¿Aceite?
Él se encogió de hombros.
―Necesitamos lubricante.
—¿Y no podías ir al dormitorio y cogerlo de allí?
—Cariño, ¿dónde está tu sentido de aventura? ―bromeó él mientras daba golpecitos en su trasero, haciendo que sus terminaciones nerviosas volvieran a la vida. Ella no había pensado que fuera a sentir todavía los efectos de su azotaina, pero estaba claro que él había hecho un buen trabajo con ello―. Mmm, mira qué culo tan rojo. Debo hacer esto más a menudo. Estoy realmente enamorándome de este aspecto tuyo ―comentó mientras le ponía las manos sobre sus nalgas y se las abría―. Y ese agujero pronto va a ser todo mío.
Ella tembló.
―No me hagas daño ―suplicó. Ya habían tenido sexo anal antes y sabía por sus experiencias anteriores que tenía que ir realmente lento o si no le dolería endiabladamente. Él tenía una polla un poco demasiado grande para aquello, pero a él le gustaba muchísimo y no quería dejar de hacerlo.
—Me lo tomaré con calma ―le prometió―. Y usaré un montón de lubricante.
Ella jadeó cuando empezó a usar el spray sobre su roseta. Estaba frío pero olía bien, tenía que admitirlo. Él cosquilleó en el ceñido agujero, su toque firme y sabiendo lo que hacía. Un dedo pasó más allá de la primera falange y ella se quedó quieta, esperando a ver qué hacía a continuación.
Siguió más aceite. Más dedos, también, hasta que supo que estaba ensanchada tanto como podía. Era doloroso y una sensación rara, no del todo agradable. Eso fue hasta que él se arrodilló junto a ella y puso la boca sobre su coño. Ella aulló con el primer lametón sobre su adolorido clítoris. Sabía lo que le gustaba y se aseguró de que sus lamidas fueran lentas y directas a su objetivo. No le tomó mucho tiempo correrse, su grito resonando por encima de sus cabezas.
Pensó que se detendría y se levantaría para tomar su culo. Pero no, no había acabado. Le chupó el clítoris justo mientras empezaba a empujar los dedos dentro y fuera de su culo. Picaba, sí, pero gracias a dios no los sacó del todo. Los volvió a meter dentro, su nudo de nervios abriéndose, y ya no supo en lo que concentrarse, si en sus dedos o en su lengua. La mano izquierda encontró la curva de su nalga y ella se tensó un poco al toque. Le masajeó allí, despertando la tierna piel y haciéndola gemir.
―Oh, no.
—Oh, sí ―le contradijo, finalmente levantándose con un último mordisquito a su clítoris―.Sujétate―le dijo mientras sacaba los dedos de su interior―.Mírate, toda abierta y preparada para mí.
No le dio mucho más tiempo. Un poco más de aceite con el spray sobre su culo, otro poco en su polla y empujó la punta contra su roseta. Se abrió de golpe, deslizándose la mitad de su largura antes de detenerse.
—Lento,¡maldición!
—Lo sé,corazón,lo sé.―La agarró de las caderas con ambas manos y se quedó quieto, dejándola acostumbrarse a sentirlo en su interior―.¿Estás bien?
Natalia pensó en ello y decidió que de hecho no estaba tan mal.No le dolía tanto como la última vez y se lo dijo.
—Gracias a dios por eso.No creo que me pueda controlar mucho más tiempo―replicó antes de deslizar el resto de su polla en su interior.Cuando estuvo profundamente en ella, dejó caer su rostro sobre la curva de su cuello y le mordisqueó la sensible piel de allí.Ella gimió,provocándole unas risas.
—Ahora te voy a follar duro,nena.Y tú te vas a correr,¿me oyes?
—No sé si puedo―le respondió sincera.A ella le encantaba sentirlo tan duro contra sí,tan duro dentro de ella. Pero para ella el sexo anal siempre era algo de hacer y acabar cuanto antes.
—Lo harás―le dijo,sin aceptar discusiones―.Me aseguraré de ello.
Bueno, vale, pensó, agarrándose contra la encimera.Él empezó a empujar,al principio de manera superficial, nada más que unos pocos movimientos de cadera.A la par, su mano derecha se deslizó, bajando por su redondeado estómago y luego entre sus muslos abiertos hasta que toqueteó los pelos de allí.
―Ooooh.
Él se rió pero no se detuvo. Dos dedos que se separaron tan pronto tocaron su coño, dos dedos que le rodearon el clítoris.A penas lo tocaron pero fue suficiente.Se empezó a mecer contra él,haciéndolo gruñir de pura satisfacción masculina.
—Eso es,naty.Eso es.Toma tu placer,corazón.
Su mano izquierda se separó de la cadera y se deslizó hacia abajo, justo al trozo de piel que tan lujuriosamente había azotado antes.La pellizcó,el dolor atravesando su media mitad,haciéndola gritar:
—¡Maicol!
—Eres tan jodidamente sexy―le susurró al oído―.Mírate,con mi polla profundamente en tu culo.Te gusta todo lo que te hago,¿verdad?Soy un hombre muy afortunado.Todos mis amigos están celosos,ya lo sabes.
—¿Qué?―parpadeó―.No les dirías... ―su voz se perdió.
—Oh,sí,y tanto.Sé que tú también les cuentas a tus amigas cosas sobre mí.Te oí una vez.
¡Mierda!
―Pero tú no,¿verdad?
Él se rió, el sonido fue duro.
―¿Tú qué crees?―y entonces sus enbestidas se hicieron más pronunciados.Sus dedos se tensaron alrededor de su clítoris,haciendo que jadeara por la dulce,dulcísima,presión.Cuando él volvió a pellizcarle la nalga izquierda,ella juraría que vio fuegos artificiales por detrás de los párpados cerrados de sus ojos―.Córrete para mí ―le murmuró―.Córrete para mí,naty.Quiero sentir que tiras de mi polla.
Y ella lo hizo.Lo hizo.Como si él pudiera decirle cuándo llegar al clímax y su cuerpo le obedeciera.
Como si la controlara y tal vez,lo hacía... ella se rompió en millones de pequeñas piezas y sólo su agarre significó que no caería directamente al suelo.Segundos más tarde él explotó en ella y volcó todo lo que tenía en lo más profundo de ella.El semen goteó por la raja de su culo,mezclándose con los jugos de su coño.
Maicol dio un paso atrás y a ella le dolió un poco cuando se salió de su interior.La rodeó con sus brazos y ella se dejó caer contra su duro pecho,completa y totalmente apagada.Cuando él le susurró en el oído que deberían pasarse todos los fines de semana así,ella asintió y cerró los ojos,a salvo en su abrazo.
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El desafio
Teen Fiction♥ Sĭησpsĭs ~ Cuando el siguiente fin de semana tienen un invitado en casa y Maicol sigue pretendiendo que ella esté desnuda. Natalia se pregunta de repente si aquel desafío no fue lanzado a propósito con otros objetivos en mente...