—Quieres esto.Sé que sí, amor.Te conozco.No ξl haremos nada que no quieras y esto es definitivamente una ocasión de una sola vez en la vida.Cristofer lleva sin tener sexo desde hace meses.De verdad de la buena que te desea-
—Sí,te deseo—confirmó el hombre en cuestión—.Estoy de permiso sólo un par de semanas,luego tengo que regresar a zona de guerra.Ella lo sabía.Odiaba el pensar que regresaría allí,pero era un Ranger de la Armada y ese era su trabajo.La piel ya se le había oscurecido con el inmisericorde sol afgano.Su cabello estaba casi al ras y prácticamente no tenía color,blanqueado por el sol. Sus ojos azules seguían cada uno de sus movimientos mientras ella rodeaba a Maicol y caminaba adentrándose en la sala.Él era enorme,más ancho que su novio,que no era poco.Tenía músculos marcados por todas partes,sus abdominales cincelados en granito bajo la piel bronceada.Sólo su mitad inferior era más pálida,bueno,excepto por su enrojecida polla.
¿De verdad puedo hacer esto? se preguntó a sí misma mientras lo miraba fijamente.Unas manos le agarraron por detrás, tirando de ella hacia el cuerpo de su novio.Ella se restregó contra él y respiró profundamente.Tenía la sensación de que sabía el porqué de aquel desafío que había surgido de la nada,porqué habían tenido que estar todo el fin de semana desnudos unos días antes de que llegara su mejor amigo desde el infierno.
—Ya hablaremos de esto más tarde—dijo por encima de su hombro.Natalia se separó de su agarre y con ambas manos tomó el borde de su túnica.Segundos más tarde estaba tirada en el suelo a sus pies.Con los ojos fijos en Cristofer,se sacó los tejanos y quedó de pie allí,vestida sólo con su ropa interior.
La tensión chispeaba en su interior.Tal vez a él no le gustaba su aspecto,y todo aquello habría servido para nada.
—Por dios,cariño —murmuró Cristofer,la mirada fija en ella—.Maicol tenía razón.
—¿Sí?—se oyó preguntar.
—Diablos,sí.Estás tan buena que te comería.
Sus partes internas dieron un tirón al oírlo.Con las manos cerradas en puños a cada lado,se esforzó por alejar sus temores, determinada a hacer que aquello fuera bueno para él.Así que dijo:
—¿Y por qué no lo haces?—antes de saltar a su regazo.
Su sujetador era de blonda negra y trasparente,sus pezones sobresalían como si estuvieran dispuestos para jugar.
La mano derecha de Cristofer se levantó y los dedos encontraron una protuberancia y tiraron de ella.—¿Así?—preguntó,su voz ronca.
Ella asintió y se inclinó sobre sus rodillas,apretando su boca contra la de él. Al principio fue rarísimo.No había besado a nadie a parte de Maicol desde hacía meses y la técnica de cristofer era diferente,en cierto modo más dura.Su mano todavía atormentaba su pezón,tomó sus labios y los mordisqueó y besuqueó antes de mezclar su lengua con la suya de nuevo. Cuando empezó a juguetear con su otro pecho a la vez, ella se apretó más,acercándose,sólo para que él la apartara de sí a su vez al instante siguiente.
Ella parpadeó y observó mientras él tironeaba de su sujetador hacia abajo, sus pechos saltando segundos antes de que él se inclinara y tomara uno en su boca.Le mordió el pezón,sus dientes endureciendo el botón haciéndolo arder.Ella gimió y le agarró por el pelo,pero era demasiado corto.Gruñendo,le agarró de los hombros y le clavó los dedos.
Se perdió en las sensaciones,sus caderas meciéndose arriba y abajo,su coño goteando y humedeciéndole las bragas más allá de todo arreglo.Cuando él se detuvo y levantó la mirada, comprendió que Maicol había hablado.Ella se giró y le preguntó:
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El desafio
Teen Fiction♥ Sĭησpsĭs ~ Cuando el siguiente fin de semana tienen un invitado en casa y Maicol sigue pretendiendo que ella esté desnuda. Natalia se pregunta de repente si aquel desafío no fue lanzado a propósito con otros objetivos en mente...