Capítulo IV

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-¿Y dónde puedo dejar esto? -dijo refiriéndose a su bolso y al libro. Una hermosa sonrisa iluminaba su rostro.

-¿Te quedarás entonces?- Preguntó Reid con una leve sonrisa.

-Claro, no podría negarme.-rió ella.

-Permíteme.-le dijo el joven acercándose a ella para tomar su bolso y el libro que cargaba y colocarlos en un lado del sofá, bien ordenados.-¿Qué te gustaría comer?-preguntó

-Lo que tu quieras, a mí me gusta todo.-respondió tranquila. Sabía que había desperdiciado una hermosa oportunidad para coquetear con el, le hubiese respondido "a ti", pero prefirió no incomodarlo.
-¿Qué te parece si pedimos comida china?- al ver la cara de Amanda supo que a ella no le gustaba del todo. -No te gusta.
-Solo la comí una vez, y no fue muy bueno que digamos.-recordó ella
-Pero esta te gustará, si te animas, claro.-dijo amable.
-¿Me está desafiando, Dr.Reid?-Levantó una ceja y sonrió.- De acuerdo, comida china entonces.- el joven sonrió.

Reid había llamado a un restaurante chino que, según él, era el mejor de todos y tenía la ventaja de que quedaba muy cerca de su departamento. Luego de finalizar la llamada, fue a buscar un mantel para la mesa, y platos.
-Oye -le dijo a la joven un poco tímido -solo tengo agua, ¿está bien? ¿O quieres que te compre algo más para beber?
Ella sonrió y respondió diciendo que solo agua estaba bien, aún no podía creer que chicos así de amables, caballeros, buenos e inteligentes sigan existiendo. Era todo lo que cualquier chica quería, pero no cualquier chica lo merecía.

Media hora después llegó la comida. Pagó Spencer, aunque Amanda insistió e insistió en pagar al menos su parte. Se sentaron en la mesa, la cual era pequeña, y comenzaron a comer mientras charlaban de temas varios.
-En serio me gusta tu departamento.-Le dijo Amanda mirando a todos lados como apreciando una obra de arte.
-Gracias- respondió él un poco sonrojado y mirando su comida.
-Estoy pensando en contratarte para que me ordenes el mío.
-No creo que haga falta.-contestó con una leve risa.
-Si conocieras mi departamento, dirías otra cosa. Aún tengo cosas en cajas por la mudanza.
-¿Hace cuánto te mudaste? -preguntó mientras metía un último bocado a su boca.
-Seis años-Contestó la joven con naturalidad haciendo que su compañero se atragantara.- Sí, lo sé, es bastante tiempo. Sucede que por mi trabajo debía viajar mucho y por mucho tiempo, llegué a pasar un año fuera del país. Y cuando llegaba a casa, solo tenía ganas de leer un libro o ver una película. Pero en mi defensa -se apresuró en decir -sé qué hay en cada caja y cómo están dispuestas. -ambos rieron, la verdad es que se la estaban pasando muy bien. Pero de pronto, Amanda se puso seria, y se tensó.
-¿Qué sucede?- preguntó Reid con el ceño fruncido.-¿No te gustó la comida?
-No, no es eso -Respondió la chica.-La comida está genial. Es solo que... quiero ser honesta contigo, pero no sé cómo hacerlo. Es un tema muy complicado para mí.- Había decido que dejaría transcurrir tiempo, y que confiaría en sus instinto como siempre. Amanda sintió esa noche, que tenía que ser sincera. Spencer era un chico bueno, que sin conocerla bien se preocupaba por ella, más de lo que muchos que sí la conocían. Eso la inquietaba un poco, pero le agradaba. Él le agradaba en todo sentido.
-¿Juegas ajedrez? -preguntó el muchacho con una chispa en sus ojos.
-Claro, ¿pero qué tiene que ver? -respondió Amanda confundida.
-Ya lo verás.-Le dijo-Pero primero voy a juntar esto.-apuntó refiriéndose a los platos.

Amanda lo ayudó, así que terminaron enseguida. Spencer había buscado su tablero de ajedrez, y ya había colocado cada pieza en su lugar. Había recordado como Blake lo había ayudado a hablar haciendo que él se centre en el juego. Así que decidió probar eso con Amanda.
-Mira-comenzó a explicar- en cada turno, además de mover una pieza, podremos hacerle una pregunta al otro. ¿Te parece? -Ella  asintió un poco nerviosa y mordiéndose el labio.- ¿Hay algún tema del que no pueda preguntar?
-No, pregunta lo que quieras. -Contestó luego de considerarlo unos segundos.- ¿Hay algún tema del que yo no pueda preguntar, Dr.Reid?
-Ninguno. Solo pregunta. Y nada de respuestas ambiguas o de contestar con otra pregunta.- Puso como regla ya que sabía lo bien que se le daba a la chica esquivar ciertos temas.
-De acuerdo.-Se la veía emocionada, seguro sería la mejor partida de su vida.
-Yo empezaré ya que tengo las piezas blancas.-Dijo y movió un peón. -¿Cuáles son los nombres de tus padres?
-Em... Diana Ortiz y John Leighton.-dijo sorprendida, habría jurado que su primera pregunta sería sobre Lavina, pero supuso que iría como con el polígrafo, haciendo preguntas fáciles hasta llegar a lo obvio. Amanda movió un peón.-¿Algo que te preocupe?
-Tener esquizofrenia como mi madre que, por cierto, también se llama Diana.- admitió mirando el tablero, haciendo que su peón comiera al de su compañera.-¿Alguna decisión de la que te arrepientas?
-Uff...-exclamó la joven- haber dicho que sí cuando debía decir que no.- Spencer la miró recordándole que debían ser respuestas directas.- Lo siento. Haber aceptado robar un banco. Más de una vez.-Hizo que su reina matara al peón de Spencer.- ¿Tuviste muchas novias? -Tenía miedo de contar su verdad, no sabía cómo lo tomaría él, pero no hizo ningún gesto o mueca al escuchar su respuesta, ella supuso que Spencer ya habría perfilado algo.
-Solo una, Maeve.-movió en el tablero al caballo.-¿Conocías a García antes de entrar en la UAC?
-Sí.-sabía que podía terminar ahí su respuesta pero decidió agregar algo más de información.-Fue como mi mentora hace doce años. -movió su reina para que quede en línea directa con el rey de su compañero.-¿Qué pasó con Maeve?
-La mataron frente a mí.-respondió muy concentrado en el tablero. Amanda supo que no iba a preguntar más sobre la chica, porque aunque no dijera nada, pudo ver en sus ojos el dolor que el recuerdo le ocasionaba.
-Lo siento.-susurró ella.
-Descuida.-movió su alfil para proteger al rey.-¿Cómo fue tu mentora García?
-Em... yo era hacker, pero no una muy buena. En el mundo virtual todos, incluso en Argentina, sabían de una chica que se hacía llamar La Reina Negra. Para realizar el trabajo que había aceptado, el de robar un banco, necesité su ayuda, y la contacté. Me enseñó mucho. -Movió a la reina dos casillas a la izquierda.- ¿Algún caso que te haya marcado?
-Muchos, pero siempre me acuerdo de uno, cuando nuestro ignoto tenía más de una personalidad, tres para ser exactos. Se llamaba Tobías Hankel. Una vez que lo identificamos fuimos a su casa con JJ, nos separamos. Y el me secuestró. Me torturaba, y también me medicaba luego. Hasta tuve un paro y él me revivió.-movió un caballo y poco más adelante.- ¿García sabe que te ayudó a robar?
-Sí, se lo conté anoche.-movió un caballo.- ¿Tuviste un problema de adicción después de ese caso?
-Sí, pero ya lo superé.- movió un peón un poco más adelante.-¿Por qué García te llamó Lavina?
-Okay.- dijo moviendo su reina una casilla atrás.- Lavina Kustanov era cómo me hacía llamar siendo una hacker. Todos mis trabajos, y todos los que me conocían, me conocían por ese nombre. Por eso, Penélope me llamó así, era como me conocía. Pero ya no existe. Tuve que borrar todo rastro de Lavina.-lo miró tratando de escudriñar su rostro, pero no leía nada en él. El joven solo la miraba con atención.- ¿Nunca pensaste en recaer?
-Una vez, cuando pensé que una amiga había muerto.-movió un alfil una casilla más adelante.- ¿Cuántas veces participaste de...-no sabía como decirlo sin ofenderla.
-¿Robos? Puedes decirlo, bueno, mientras no le digas a ningún otro agente ni nada parecido.-movió un caballo acercándose a un peón de su rival.- Tres veces. ¿No quieres que pare? ¿Nunca haz sentido que quieres que pare?-Spencer había entendido la pregunta, se refería a su mente, a pensar tanto, y sí, lo había sentido, tenía miedo de su propia mente. Y ella también, sabía cómo describirlo, seguramente lo vivía también.
-A veces sí.-admitió en un susurro, no tenía una respuesta más directa que esa. Movió un peón hacia adelante y luego de un momento de silencio, continuó.-¿Cómo te metiste en eso?
-Tenía catorce años, una computadora y ningún amigo. Me dejaban de lado, se burlaban de mí. Empecé a entrar en distintos sitios, adquirí algunas habilidades. Y también conocí todo tipo de personas en línea. No todas muy buenas. Había un chico, se llamaba Marcos. Yo creía que era de los buenos. Y se fijaba en mí, yo le importaba. O eso creía. Hablamos por unos meses, cuando me dijo que tenía unos amigos y que planeaba hacer algo, pero necesitaban mi ayuda. Pues acepté, y de alguna forma me convencieron de que estaba bien. El primero fue a un banco chiquito, entré en su sistema e hice que pareciera estar todo normal, mientras Marcos y sus amigos entraban a robar. Había salido bien, y habíamos ganado algo de dinero. Seis meses después, ya había otro objetivo.-movió a la reina dos casillas adelante.- ¿Alguna vez te haz emborrachado?
-Solo una vez.-movió un alfil. Amanda decidió dejar ese tema de la borrachera para otro día, notaba que lo incomodaba.-¿Qué salió mal en el último robo?-ella lo miró levantando las cejas.-Por algo tuviste que borrar a Lavina Kustanov, me imagino que algo salió mal.
-Sí, lo siento, me olvido que estoy con un perfilador del FBI. -Se concentró en el tablero. Estaba a un movimiento de poder ganar, pero tenía más preguntas. Así también notó que Spencer podría haberle ganado hace varias jugadas, pero se contenía.- En el segundo robo, a un banco más grande, participé desde adentro. Insistí en que me llevaran, quería experimentar esa sensación de adrenalina, supongo. Pero algo salió mal, un guardia se había demorado en salir, y cuando lo hizo, me encontró a mí abriendo una caja fuerte. No sabía que hacer, no podía correr, me dispararía por tratar de huir. Y entonces apareció Marcos, le disparó al guardia. Y me dijo que le debía una. Dos meses después me vine a estudiar a Estados Unidos. A pesar de todo, no había perdido contacto con Marcos. Me decía que lo ayudara pero yo no quería hacerlo. Cuatro años después, volví a Argentina, iba a quedarme un tiempo, tal vez trabajar allí. De alguna manera, Marcos me localizó y me dijo que le pagara esa deuda que tenía con él y que luego de eso no sabría absolutamente nada del tema. Acepté. Esta vez era un robo a mayor escala, se lo conoce incluso como "el robo del siglo". Me pidió armar el plan perfecto, y bueno, lo estudié, vi el movimiento y lo hice. Pero uno de sus amigos, se descuidó y la policía lo atrapó. Todo empezó a complicarse. Tuve miedo, me podían atrapar, y yo no quería saber nada de eso. Pensarían que era la líder de la banda, cuando ni siquiera era parte, pues me habían usado. Borré todo, por suerte había tomado precauciones, pero siempre está ese temor de que me pueden atrapar por los errores que cometí antes. Podría perder mi trabajo, y toda mi vida acá.-aunque seguía con el semblante serio y normal, Spencer pudo notar que se tensaba, que le costaba hablar del tema, que tenía miedo. Así que tomó su mano por encima de la mesa, tratando de ayudarla aunque sea un poco.- Espero que entiendas que no debes contárselo a nadie-continuó ella mirándole a los ojos.- y yo entenderé si no quieres hablarme más, o si quieres que deje la unidad.
-Lo último que quiero es que te vayas.-le contestó en un susurro apretando un poco más fuerte su mano. La joven sonrió levemente.
De pronto escucharon un fuerte estruendo. Se venía una tormenta y ellos no lo habían notado. Cuando miraron por la ventana, vieron como el cielo se iluminaba por relámpagos y rayos. Y tras otro fuerte trueno, la luz se fue.
-Mierda.-exclamó Amanda, no le gustaba la oscuridad, nunca le había gustado. Buscó su celular y utilizó la linterna de éste.
-Tengo algunas velas en la cocina.- dijo el joven apurándose para buscarlas.- A mi tampoco me gusta la oscuridad.-admitió sin mirarla.
Unos minutos más tarde ya había encendido tres velas dejándolas sobre la mesa.
-¿Sabes? -comenzó Amanda- en otras circunstancias, esto sería muy romántico.-y sonrió hasta que escuchó otro trueno y se sobresaltó. Le daban miedo los que era muy ruidosos, desde niña los había odiado. Spencer pensó que era tierna, la veía como una niña pequeña ante esos sustos, sin embargo sabía que era de las mujeres más fuertes que conocía. -Tengo que irme ya, antes de que empiece a llover.-dijo mirando la ventana.
-Amanda, ambos sabemos que es cuestión de segundos que empiece a ... -se empezó a escuchar cómo caían pequeñas gotas y se iban haciendo más y más grandes y seguidas- llover.
-Pero debo ir a mi casa.-dijo apenas, en verdad odiaba las tormentas.
-No creo que consigas un taxi con este tiempo, y la estación del metro está lejos.-ella sabía todo lo que era cierto lo que él le decía, además ya era tarde, y las probabilidades de seguridad apuntaban a que tendría que quedarse allí al menos otro rato.-Puedes quedarte.-sugirió el tímidamente.-Puedes dormir en mi cama.
-Spence -le dijo Amanda, era la primera vez que lo llamaba así, y a él le ocasionó una leve sonrisa inconsciente.- si me querías en tu cama, solo tenías que decirlo- le respondió con una sonrisa de lado.
-¿Qué? ¡No! No quise decir eso.-se apuró a responder el muy sonrojado Spencer- No quiero decir que no seas linda porque sí lo eres, ni que no quiero porque me encantaría -Amanda levantó las cejas y sonrió- Quiero decir... -estaba buscando las palabras correctas.
-Ya sé lo que quisiste decir, Spencer. Solo estaba bromeando.-le dijo tocándole un hombro y pasando al lado de el- Aunque admito que tu respuesta me dio más ganas de quedarme.- el tragó saliva rápidamente. -Descuida, podemos jugar otra partida de ajedrez.
-Aún no hemos terminado aquella -apuntó él.
-Lo sé, pero podemos jugar una en serio. Porque puedo ganarte más rápido.
-Probablemente te gane en cinco movimientos.- dijo el sonriendo mientras tomaba su lugar frente a ella.
-Ya, dilo- dijo Amanda mientras acomodaba las piezas nuevamente. Spencer la miró un momento con detenimiento, ella era la única persona que parecía leer su mente. Y eso le asombraba.- Sé que hay una pregunta rondando en tu mente. Dímela -lo animó amablemente.
-¿Qué consumías? -le preguntó directo. Por la forma en la que habló, y le preguntó por su adicción, Reid entendió que ella sabía muy bien de lo que hablaba, e incluso demasiado bien. No consumía actualmente, pues no mostraba síntomas de abstinencia y no se habían separado en las últimas ocho horas, treinta y cinco minutos y diecinueve segundos. Además, era evidente que al preguntarle si alguna vez pensó en recaer, era porque ella lo había pensado.
-Heroína.-contestó seca y agachando la mirada.

Ambos tenían más preguntas, pero habían considerado suficiente por esa noche. Ya habría tiempo. No lo sabían, pero esa noche fue el comienzo de algo que les cambiaría la vida.


-Yo dormiré en el sillón -insistía ella- Tu eres alto, vas a estar incómodo aquí, ve a tu cama.
-No es problema, en serio. Ve a mi cama, yo estoy acostumbrado a quedarme dormido en el sillón.-le sonrió amablemente.
-Spencer, son las 2AM, quiero dormir, déjame aquí. Por favor.
-Está bien, pero quiero que estés cómoda así que te traeré algunas cosas.-dijo dándose por vencido y dirigiéndose a su habitación.
-Toma.- le dijo tendiéndole una almohada, dos sabanas y una frazada por si helaba a la noche.
-¿Qué es esto? -le dijo Amanda mirando una prenda blanca bien doblada.
-Es una de mis remeras. Te quedará algo grande, supuse que podrías querer dormir con ropa más cómoda.
-Oh, gracias -le dijo algo sonrojada.- iré a cambiarme en el baño.-le dijo mientras pasaba a su lado con la mirada en el piso.
-De acuerdo -asintió él.
Al cabo de unos cinco minutos, Amanda salió con la remera de Spencer puesta, le quedaba un poco abajo de las nalgas. Spencer la miró pero luego desvió sus ojos. Ella lo miró también, se había cambiado, y aunque solo llevaba una remera parecida a la que le dio a ella y unos pantalones a rayas de pijama, Amanda pensó que no podía verse más atractivo.
-Si necesitas algo, me llamas.-le dijo con una cálida sonrisa.
-De acuerdo.-le dijo ella tomando lugar en el sofá.- Buenas noches, Spencer.
-Buenas noches, Amanda.-le dijo dedicándole otra tierna sonrisa.

Y aunque llovía a cántaros y los truenos no cesaron, Amanda no tardó en caer en un profundo sueño.

Dos genios, un pasado y un amor futuro. (Spencer Reid Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora