Y otra vez empieza a emerger aquella sensación, el volver a sentirme entre la espada y la pared, regresa aquella lluvia de pensamientos, que no me permiten elegir la mejor decisión para salir de esta confusión.
He vuelto a poner las cartas sobre la mesa, todos los argumentos están dados, los pro y los contra están señalados, pero aún así no encuentro la salida del laberinto, a pesar de la claridad de la salida. La traición a mi propia promesa, me esta pasando la cuenta, sabia que si fallaba a aquellas determinantes palabras regresaría a ello; pero mis sentimientos me llevaron la contraria, no se si llamarlo así, o llamarlo necedad. Pero ahora debo seguir adelante con las consecuencias que me traerá dicha decisión, deberé seguir cada empujón para ir tomando las medidas previas a cada situación, ya que al no tener el valor suficiente para alejarme, aunque se cual es la solución, viviré el desafío que me impuesto mi corazón.