Después del GPF, Yuri se retiró del patinaje. Aunque no ganara el oro, estaba satisfecho con haber llegado al podio. Victor dejaría las competencias para seguir siendo entrenador en Hasetsu. Ambos estaban muy enamorados, era un sueño echo realidad...
Dejé la fotografía y el álbum donde estaban y salí de la habitación lo más rápido posible. Esa noche no pude dormir por la preocupación, y con forme pasaba el resto de la semana, cada día se hacia más y más eterno. El estrés y el miedo consumían mi cuerpo a cada minuto, tanto que llegué a perder peso.
Madre seguía en el hospital, sin signo de mejoría. El doctor dijo, que tendría que prepararme para lo peor.
El día de la boda llegó. Katia se encontraba en el otro lado de la casa, alistándose feliz. La boda sería en el jardín de la casa.
Yuri, si tan sólo hubiera tomado las decisiones correctas desde el principio, no sufrirías por mis errores.
-Larisa, ¿qué debería hacer...? -dije, mientras ella me acomodaba la corbata.
-Debes hacer lo que dicta tu corazón... Recuerda que es lo que prometiste a tu madre -me sentó frente a un espejo, y con el peine pasó mis cabellos plateados totalmente hacia atrás. El parecido a mi padre era tan grande.
-Ser feliz... dar todo de mi para que eso fuera posible... -dije en suspiro, alejando mi vista a otra parte de mi-. Pero mi madre, ella ahora...
-Lo ha dicho siempre, desde que llegó a ésta casa... "Hoy todo va a terminar..." -miré a Larisa, quien se veía triste, a punto de llorar.
Tomé sus manos en suave apretón y sonreí tratando de calmarla. Me levanté de aquel lugar y salí de la habitación sin esperar un momento más.
Yuri, pronto estaremos juntos.
...
-S-sigo diciendo que es mala idea... -dije inseguro mientras Mila terminaba de hacerme los últimos arreglos.
-Claro que no, para nada -dijo con una gran sonrisa.
Mila estaba totalmente diferente. Su vestido, su peinado, su sonrisa tan optimista.
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-Eres una mujer hermosa -le dije. Ella me miró sorprendida.
-Por supuesto -contestó con gran confianza-. Gracias por el cumplido. Al fin, ya estás listo~.
-Mila...
-Vamos, vamos -me empujó fuera de la habitación-. Se nos hará tarde.
Caminé despacio, los tacones son muy difíciles para mi. Ni siquiera por tener buen control en el hielo me ayuda.
Llegamos a la sala, donde Yurio estaba sentado con mi hijo. Otabek se encargaba de cuidarlo mientras que Yakov estaba sentado nervioso.
-¡Yuri ya está listo! -dijo Mila alterando a todo mundo.
-Deja eso... Estoy muy avergonzado...
Yurio fue el primero en voltear a mirarme. Éste, se sonrojó quedado boquiabierto.
