Capitulo 2.

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 -Dígame su nombre.

- Ann... Ann Montgomery.- dije tartamudeando. 

- Pues señorita Montgomery, como es mi primer día, la dejo pasar, pero que no vuelva a suceder.- dijo seriamente sin apartar la vista de mi.

-Gracias.- dije y corrí a mi asiento, cabizbaja para esconder mi rubor.

- Como iba diciendo antes de que la señorita Montgomery me interrumpiera, mi nombre es Jace Williams y os voy a impartir la clase de historia ya que vuestra anterior profesora se ha jubilado como ya sabéis.

Mientras hablaba el profesor, Marie alzó la mano con su típica sonrisa coqueta.

-¿Si señorita Dawson?

-¿Tiene novia profesor?- dijo ella mientras se tocaba el pelo. Las típicas risitas invadieron la clase.

-No es de su incumbencia. Y ahora clase si no tienen más preguntas que tengan que ver con la clase, díganme por donde se quedaron…- dijo evitando la pregunta de Marie.

Si no llegara a ser por el profesor Williams me hubiera quedado dormida como siempre en vez de estar analizándole de arriba abajo. Me podía pasar horas mirándole, mirando sus ojos azules, mirando su pelo rizado, su caliente cuerpo… “¡Pero Ann en que piensas!” – pensé. Sonó el timbre y empezamos a recoger. Me disponía a salir de clase pero esa voz me llamó.

-Señorita Montgomery ¿Puede venir?

-Claro profe.- fui rápidamente hasta la mesa donde se encontraba.

-Montgomery veo que su rendimiento es muy bajo en historia, se tendrá que aplicar más o conseguir un profesor de clases particulares porque como siga así suspenderá.- dijo él mirando las calificaciones.

Asentí y salí de clase lo más rápido que pude, me ponía nerviosa estar cerca de él, ni si quiera podía mirarle a los ojos “¡Como podía ser un profesor con lo sexy que es!”  Si antes me costaba aprobar ahora será misión imposible.

Marie y las demás me esperaban en las taquillas, estaban hablando de la fiesta que iba haber el viernes.

-¡Ann! ¡Ann- gritó Marie sacándome de mis pensamientos.

-¿Eh? ¿Qué pasa?- dije volviendo al mundo real.

-¿Qué te vas a poner para la fiesta? Va a estar Cameron, y se nota que le gustas.

-Me da igual que este ese idiota, además, que sea el capitán del equipo de futbol no significa que sea el tío más bueno del mundo.

-Claro, comparándolo con el profesor de historia es un pequeño y molesto bicho.- dijo Ruth.

-Pues eso no decías antes, después de tirártelo.- dije con una sonrisa pícara, ella miraba a los lados asegurándose de que no estaba escuchando nadie.

-Cállate Ann no vaya a ser que este la chillona de Amber su nuevo rollito escuchando.-dijo con una mueca de asco.

Me encogí de hombros y nos dirigímos a la siguiente clase.

-Filosofía…que guay.- dijo irónicamente Marie.

Entramos en clase y esperamos al profesor. Era el típico profesor con aires de superioridad y con mirada penetrante (en el mal sentido) que hacia huir hasta a las cucarachas de clase (Y no me refería a los insectos sino a las putas de las animadoras, pijas y pechugonas). La clase era tan pesada que la mayoría se quedaban dormidos, mejor dicho en coma. Y así pasaron el resto del día, lo único que no me hacía caer en ese sueño colectivo era la imagen del profesor Williams rondando por mi cabeza.

Al terminar el día me fui a casa e hice los deberes ya que me habían mandado bastantes. Una vez hechos todos me fui a darme una ducha caliente para despejarme un poco, cuando salí sonó mi móvil con Crush Crush Crush de Paramore.

-Una lástima que el profesor caliente no respondiera a mi pregunta ¿verdad?- soltó Marie nada más descolgar.

-Hola a ti también.

-No has respondido a mi pregunta.

-No hay nada que responder, eso no es asunto nuestro, además que más nos da su vida.

-Ya claro, tus cara estaba tan roja que se camuflaba con tu pelo.

-¿Y eso que tiene que ver?

-Oh venga no intentes negarlo, te mola el profesor, y te comprendo todas estamos igual querida.

-Vete a la mierda Marie, yo no estoy tan salida como vosotras, y lamento deciros que vuestras fantasías nunca se cumplirán porque está prohibido.

-Y eso es lo excitante de todo esto.

-Oh claro, pues te deseo suerte en tu pequeña “excitante” aventura- dije sarcásticamente antes de colgarla.

La verdad es que si me gustaba, ¡como para no gustarme! Era un Adonis, pero era totalmente inalcanzable e imposible. Me había leído La Trilogía del Infierno de Gabriel, en el que un torturado y buenorro profesor salía con una de sus alumnas pero eso era no me iba a pasar a mí, esas cosas no le pasan a una chica como yo.

Me puse a escuchar música y caí en un profundo sueño. Esos ojos azules…no podía parar de pensar en ellos. Solo de imaginarme mi mano entre sus rizos, y su boca sobre la mía hizo que me despertara sobresaltada y sudorosa “¿Qué me pasa? Yo no soy así por dios”. Fui a la cocina a por un vaso de leche, fría, y me lo bebí de golpe. Esto no podía estar pasándome, yo no era de esas chicas que tenían sueños húmedos con sus fantasías, y nunca había experimentado algo así, es más era la mojigata, la virgen y la santa de mi grupo, aunque algunas (Amber) me tomaban por una zorra, aunque era ella la reina.

A la mañana siguiente tenía unas ojeras de espanto, ya que no había dormido nada por culpa de mi maldito profesor y mi miedo a volver a soñar con el. Me preparé como siempre y bajé a desayunar, en la cocina estaban mis padres.

-Hija, ¿estás bien? Tienes mala cara.- dijo mi madre preocupada.

-No es nada mamá, solo que he tenido una pesadilla y no dormí bien.- mentí, pero en cierto modo era cierto.

-Bueno…aquí tienes el desayuno, come algo y vete a clase no vaya a ser que llegues tarde.- dijo dándome un beso en la frente antes de irse.

Cuando llegué al instituto Marie estaba cogiendo su bolsa de deporte ya que tocaba educación física.

-Date prisa Ann, ya están todos dentro.- dijo mientras corría al gimnasio.

 ¡Mierda! No me había dado cuenta que iba tarde. Corrí a la taquilla y cogí mi chándal, no me daba tiempo a ir a los vestuarios asique puesto que ya había sonado la campana no había nadie y aproveché a cambiarme allí, pero de repente  salió mi pesadilla de uno de los pasillos. Nos quedamos mirándonos un rato, hasta que me percaté de que no era a mi a quien me miraba sino a mi ropa interior. Justamente me había pillado poniéndome los pantalones de chándal.

Rápidamente me los terminé de poner e ignoré que estaba allí.  Pase como si nada por su lado pero, como no, me paró.

-Esto Montgomery… ¿usted no sabe que en una zona pública no se puede desnudar?- dijo frunciendo el ceño para aguantarse la risa.

-Ya lo sé, pero es que llegaba tarde… y.

-No me des explicaciones solo era un aviso para la próxima vez, agradece que haya sido yo y no el director, eso sería motivo de expulsión ¿Entendido?- me interrumpió. – A no ser que quieras enseñar al mundo tus braguitas de conejitos, muy monas por cierto.- dijo susurrándome al oído, me rubor paso a un nivel en el que parecía que la cara me iba a estallar.

- No son conejitos, son ositos.- le corregí cortantemente y me fui lo más rápido que pude.

Mi clase favorita.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora