¡Eres tú!

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-Qué va, se lo han tomado bien. -le digo a Hermione, camino de transformaciones.
Caminaba con ella después de mi clase de cuidado de criaturas mágicas, dónde he visto a Luna de nuevo. Hemos estado hablando de un mogollón de cosas, como de la revista de su padre. Le dije que me gustaría tener un ejemplar, y ella se ha puesto contenta. Me ha dicho que me la daría en cuanto su padre se la mandara, ya que debe escribirle. Le he dado el dinero ya, así podrá mandárselo con la carta. Dice que le hablará de mí a su padre, diciéndole que tiene una nueva amiga. Me he puesto muy contenta también, ya que parece que soy algo especial para Luna. Como ella dice, no hace amigos facilmente.
Total, que me voy por las ramas...
Hermione me había preguntado por los gemelos y su reacción al saber que volaba, y le dije eso.
-¿En serio?
-Sí... Bueno, en realidad no les dije para qué quería aprender a volar tan deprisa, pero... Se lo han tomado bien, sí. -digo, obviando el tema de las bombas fétidas. Ron les echaría una bronca del quince...
-¿Sabías que Gryffindor hace las pruebas y luego va Hufflepuff?
-Sí, me lo dijeron ellos. Le dije que los iría a ver. A ellos y a Harry, Ron y Ginny.
-¡Oh, entonces podemos ir juntas! Pero prométeme que Seamus no dará mucho la lata.
-¿Qué tiene que ver él ahora?
-Le encanta el quidditch. Irá seguro, y al verte irá junto a ti.
-Le mantendré a raya, lo prometo.
Entramos a clase y nos despedimos, ya que ella se sienta un par de sitios más adelante que yo. Me siento y saco mis cosas de mi mochila.
Sí, ahora tengo una. Estoy hasta las narices de cargar con todo, no sé cuantas veces se me habrán caído los pergaminos y los libros ya...
-Eh. -alguien me susurra a mi derecha y al girarme me encuentro con Harry.- ¿Podrás venir hoy a las cinco a entrenar? Hasta las ocho, como siempre. Se añadirá una hora.
-Pues... No sé, depende. Ahora Snape me ha dicho que estaría bien que alguien me ayudase en pociones, a pesar de que voy bien... Y me ha puesto a Rubiales de profe para las tardes.
-¿Rubiales?
-Malfoy.
-Vaya, te compadezco... -dice, riéndose por el mote.- Bueno, tú intenta estar ahí a las cinco. Y si no, vienes a las seis como siempre.
-Vale, gracias Harry.
Me regala su mejor sonrisa y se va a su sitio, dónde se sienta y espera a Ron.
Hoy, clases de pociones y de vuelo... Bueno, mejor dicho, ¡entrenamiento de quidditch! ¡Estoy deseando que llegue!
-Hola, bonita.
A mi lado se sienta Seamus que me sonríe dulcemente y me mira intensamente. Yo no puedo evitar ponerme colorada, recordando la carta que me dió.
-Hola... -digo toda cortada.
-Veo que la leíste. -dice, sonrojándose un poco, pero en seguida vuelve a su actitud normal.- ¿Y qué? ¿Te gustó?
-Fue muy dulce. No sabía que te había dado tan fuerte...
-Y eso que sólo me he atrevido a escribir una décima parte de lo que siento, si llego a escribirlo todo, a lo mejor te asustas. -ríe, y yo lo acompaño, más relajada.- Pero ahora en serio, ¿te ha gustado? -me coge una mano y me la acaricia.
Me estremezco y él parece notarlo, porque enseguida sonríe.
-Sí. Sí, me ha gustado. -confieso.
No estoy mintiendo, nunca nadie había sido tan directo conmigo acerca de sus sentimientos, por lo que... Sí, me ha gustado.
-Entonces es como decir que a ti te gustan mis sentimientos... -dice, pensativo.
-Eh... Supongo. -le digo, sin saber a dónde quiere llegar.
-Bueno, entonces ya he avanzado mucho. Te gusta mi yo interior. Mi yo interior son todos mis sentimientos.
-Eh... -lo miro sin comprender. ¿Qué me está queriendo decir ahora?
-Es fácil, mira. -coge un trozo de pergamino y su pluma. La moja en tinta y dibuja un par de muñequitos. Se pone en mi mesa, por lo que estamos bastante cerca.- Te puede gustar una persona por su interior y por su físico. Esta eres tú. -ha dibujado a una muñequita de pelo largo, con falda y gafitas muy mona.- Y este soy yo. -dibuja a un chico muy gracioso y bajito. Como él, vamos.- Tú a mí me gustas por tu personalidad, es decir, tu interior... -dibuja un corazón en el pecho de la muñequita y traza una flecha desde el muñeco dibujado hacia la muñeca, señalando al corazón.- Y por tu físico, en otras palabras, tu pelo, -traza otra flecha desde el muñequito hasta el pelo de la niña.- tu cara, tu cuerpo, todo tu físico. -traza muchas más flechas desde su muñeco hasta mi muñeca.- Por lo que estoy conpletamente enamorado de ti. -le dibuja corazones en los ojos a su muñeco y una gran sonrisa. Sonrío.- Pero tú... -me señala la muñeca.- No estás enamorada de mí. Sin embargo me has dicho el otro día que era guapo, al menos para ti lo era. Sé que eso no significa que te guste, que una persona te parezca guapa no tiene por qué gustarte. Pero... Algo es algo. -dibuja una flecha discontínua desde el corazón de la chica hasta varios aspectos del chico, como su pelo, sus ojos y su cuerpo.- Pero no está todo perdido, porque al confesarte mis setimientos con la carta que te di, logré que, en cierto modo, te gustase mi yo interior. -le dibuja un corazón al pecho del chico y una flecha desde la chica al corazón del chico.- Pudiendo decir así que te gusta que yo sea dulce y te demuestre que te quiero. Por lo tanto, tienes una confusión que no se aclarará hasta que logre enamorarte del todo. -dibuja signos de interrogación alrededor de la cabeza de la chica.- Así que, en otras palabras, logro hacerte sonrojar con solo hablarte o mirarte. Porque recuerdas esa carta que te di. ¿Lo entiendes? Pero aún así eso no es del todo cierto, porque antes de que nos interrumpiera tu amigo Weasley en la enfermería, estuve a punto de besarte y tú no me apartaste ni me dijiste nada para que me alejara, es decir, que no oponías resistencia para que te besara. Querías que te besase. Entonces, ¿puedo decir... -se gira hacia mí y abre los ojos sorprendido, parece que ha sido consciente de lo cerca que estamos.- ...que te gusto?
Me mira, enamorado. No lo sé solamente por lo que me ha dicho él. Se le nota en la mirada. Igual que a Harry cuando miraba a la chica oriental de Ravenclaw. Sus ojos brillan y parecen querer fundirse con los míos.
Buena la pregunta que me acaba de hacer Seamus. ¿Me gusta? Sé que me gusta George, lo sabía desde el principio, solo que estaba intentando engañar a mi propio cerebro, me estaba dando largas a mí misma. Pero en este caso...
Lo observo. No es feo. Claro que no, a mí me parece guapo. No es igual de guapo que George, entendámonos... Pero...
Unicamente que es bastante bajito, pero... La verdad eso a mí... Ni me va ni me viene, me da un poco igual, la verdad... Y ahora que lo dice, me gusta como me trata, y como me habla... Si lo veo con otra chica no me pondría triste, como me pasó con George... Porque sé que me quiere y que está enamorado de mí... Sin embargo George...
<<¿Por qué no puedo dejar de compararlo con George...?>>
Espera un segundo...
-No sé, Seamus... Yo...
-Dime, ¿te gustaría que te besara? -me dice en bajito y apartándose un poco, ya que McGonagall ha llegado.
Me pongo roja. Él y yo...
<<Me da demasiada vergüenza imaginarlo...>>
-Yo... Yo...
-Te has puesto roja como un tomate. Seguro que te lo has imaginado. -ríe. Me acaricia la mejilla y ríe aún más.- Y estás ardiendo. Tú dices que no, ¿pero qué debería de pensar, viendo cómo estás ahora?
Miro hacia otro lado y bajo la cabeza, buscando una respuesta. Cierto. No es que no quiera que me bese, sólo quiero... Que sea George el que me bese.
¡Claro, ya lo tengo! ¡Al estar enamorada de George, no puedo ni quiero pensar en otro chico! O al menos no soy capaz... Pero el que tampoco sea capaz de darle largas y decirle a Seamus que no me gusta... Me desconcierta.
Eso... ¿Eso significa que Seamus, con sus dibujitos, tiene razón? ¿Que él me gusta pero no del todo? Sí, ¿verdad?
Pero hay una cosa de la que no ha caído.
Esa "confusión" que dice que tengo es cierta, pero no es porque él haya hecho algo malo o no haya hecho algo crucial para que caiga en sus redes...
Es porque me gusta George.
-Te tengo. Casi te tengo. Creo que ya sé como puedo terminar de enamorarte. Y mi oportunidad no está muy lejos. Sólo debo esperar al momento adecuado...
-Seamus, ¡para! ¡Parece que estás maquinando un plan malvado!
-Malvado no. -ríe.- Pero sí un plan.
Trago saliva. Estoy condenada...

¿Y si fueras a Hogwarts...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora