Golden observó unos segundos el rostro sonrojado de su pareja, y sonrió.
Tenía sus pequeños cambios, debía de admitirse, había algo de madurez en aquel pelirrojo, pero por favor, seguía pensando en pudding todo el día, seguía sonrojándose, tartamudeando y jurando con el dedito. Seguía negando algunas veces sus sentimientos, y sus pucheritos seguían ahí. Seguía siendo igual de agresivo y terco.
Su autoestima había subido, era quizás más responsable y precavido, menos flojo.
Pero en el fondo seguía siendo tal chico que solo quería dormir y comer pudding todo el día.Un leve suspiro se deslizó por los labios de Golden, las cosas estaban resultando perfectas para él. Hacía ya siete años que había logrado tener a Foxy como su novio, hacía un año que se habían ido a vivir juntos, y hacía solo un día que había logrado casarse con él. La vida le estaba dando una buena cara.
Foxy Leyton, como amaba decir aquello. Daba a entender que el pelirrojo ya era todo suyo, que ya compartían una vida juntos.—Foxy—Llamó, a lo que el pelirrojo levantó la mirada de su taza de café.
Antes de cualquier comentario, Golden dejó la taza en la mesita frente a ellos, se acercó a su pareja llevando sus manos a las mejillas de éste, y lo besó con cuidado y con amor. Disfrutaba cada segundo, cada movimiento, disfrutaba del temblar de los labios de Foxy y disfrutaba como sus manos se aferraban al sofá sin alguna otra dirección en mente. Al separarse, una gran sonrisa se dibujó en su rostro—I-Idiota...—Soltó Foxy, con un hilo de voz
Sí, seguía siendo el mismo, ya no cabe duda
—¿Idiota por qué?—Rió Golden—¿Por no resistirme a besarte? Por favor, sabes que me cuesta mucho evitarlo, es casi imposible—Comentó—Si fuese por mí, pasaría todo el día besándote, amor.
—... C-Cállate, tengo hambre y quiero desayunar—Se quejó Foxy
Golden solo besó tiernamente los nudillos de Foxy, para soltarlo y volver a tomar la taza de café que anteriormente había dejado en la mesita
—T-Te quiero—Escuchó a Foxy murmurar
Lo miró de reojo con una sonrisa, y suspiró. Ese era su pelirrojo.
Ese era al que amaba con todo su ser.Unos golpecitos en la puerta sacaron a ambos de sus cavilaciones, Golden se levantó a abrir
—¡Mi primito!—Exclamó Joy saltando a abrazar al rubio—Muchísimas felicidades, Golden.
El susodicho rió un poco
—Gracias, Joy—Habló—Pasa—Se echó hacia atrás, dándole paso a la joven para que entrara
—¡Fox, holi!—Rió la rubia, Foxy solo la saludó con una mano—Ya están casados ¿Eh? Cuéntame ¿Cómo se siente?—Ahora el pelirrojo solo se encogió de hombros
Sus mejillas ardían a modo infernal.
Las manos en las que rebosaba su taza de café temblaban de una manera quizás exagerada—Ya sabes que Fox siempre lo va a negar—Comentó Golden—Yo sé que me ama y que en el fondo está muy feliz.
—¡G-Golden, cállate!—El susodicho solo rió
—¿Qué? ¿Acaso me equivoco?
Foxy solo lo ignoró, para continuar con su café.
Ambos rubios rieron—¿Qué hora es?—Preguntó Joy de pronto
—Son las...—Golden observó su reloj—¡Demonios, Foxy, debemos irnos ya!
Foxy se levantó rápidamente, le dio su taza a medio beber a Joy, y se fue rápidamente a buscar las maletas, a pesar de que pesaran muchísimo se convenció a sí mismo de que podía con ambas
—Joder, Foxy, vamos, dame una—Habló Golden, y sin esperar respuesta, tomó una de las maletas.
Los tres salieron rápidamente, y se dirigieron al auto de la joven. Una vez ya instalados, ella echó a andar el auto.
Foxy dejó escapar un suspiro agotado, y apoyó su cabeza en el hombro de Golden—¿De verdad creíste que podrías con las dos maletas?—Preguntó Golden, acariciando con cariño el despeinado cabello de su contrario
—Yo puedo con ambas—Se quejó Foxy, con un tierno puchero en su rostro
—Ya sé que eres fuerte, bebé, pero todos tenemos un límite, no quiero que te rompas la espalda—Comentó Golden, para luego depositar un rápido beso en la mejilla de Foxy
El pelirrojo solo se cruzó de brazos, y se fue mirando por el vidrio el resto del camino.