13.- Cambios

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Se despertó de nuevo.

Las noches se habían vuelto un ciclo repetitivo de dormir - despertar - dormir - despertar y así hasta que llegara la mañana.
Ahora mismo no sabía si podía tratar de dormir de nuevo o era mejor simplemente esperar a que llegaran por él, y ver el reloj sólo le parecía una máquina de estrés, ya sea si era de madrugada aún o si faltaban unos minutos para irse. Había considerado romperlo o mínimo quitarle las pilas para parar de escuchar ese molesto sonido pero tenía que saber la hora para poder estar listo antes de Edgar llegara, odiaba que no estuviera listo cuando iba por él.
Agarró la manta y se tapó hasta la cabeza, haciéndose bolita bajo ella.

Habían pasado unos cuantos días. No habían cambiado mucho las cosas a vista de los otros científicos pero para él, siendo que en su vida un pequeño cambio era bastante grande, había algunos puntos importantes.

Primero:
Tobías. Siempre había mostrado gran admiración hacía Edgar pero ahora parecía luchar por no ser como él, las bromas habían parado (Oliver aún tenía que aguantar algunas pocas), no se miraban a los ojos ni por error, y ahora solía escuchar muchas quejas hacía el mayor, quejas que hubieron podido decirse desde hace mucho pero parecía que hasta ahora las notaba.

Segundo:
Francisco. El jefe de todo, había ordenado que los martes eran días "libres". Tanto Oliver como Kairi podían hacer lo que se les pegara la gana, encerrados en la habitación donde se conocieron, pero fuera de la regla de no salir de ahí, incluso ahora estaba adornado infantilmente y tenía cosas para jugar. Mientras que Kairi parecía estar a punto de convulsionar y escupir arcoiris en todas direcciones, Oliver quería salir huyendo a su grisácea habitación y esconderse bajo la cama, se sentía mareado en ese lugar. Y, aunque no le hubiera dicho a nadie, tenía miedo, no del cambio sino de la razón tras el cambio.

Tercero:
Edgar. Quizá lo que más lo tenía despierto por la noche; como ahora.
Mientras Tobías se quejaba de él cuando estaban a solas y lo veía con desagrado auténtico, Oliver también lo veía... Pero de otra forma. Actuaba indiferente con la nueva actitud del practicante pero Oliver no era estúpido, notó que Edgar no era completamente de metal frío y duro, parecía... Sentirlo.
Además, su actitud con Oliver también había cambiado. Era más considerado con él, desde la última vez, ya no lo regañaba cuando cometía un error, lo dejaba descansar más a menudo, de vez en cuando le proveía algunas pastillas para el dolor muscular después de las transformaciones (cosa que antes no hacía por temor a que pudiera afectar de alguna manera), esto último lo hacía cuando Tobías no veía y... Hubo una ocasión donde en verdad pensó en salir corriendo con Francisco y decirle que Edgar había enloquecido por completo.

Fue poco después de subir las escaleras. Acababan de terminar un día duro, Oliver se había transformado varias veces y apenas si podía estar de pie. Ya estaba en su forma humana cuando se sentó en el suelo, encorvándose hacía adelante y cerrando su ojo.
Tobías no estaba, había pedido el día porque quería pasarlo con su novia.

Cuando Edgar salió de la habitación tras el espejo, Oliver pensó en pararse pero sus piernas se negaron a obedecer, así que sólo espero la orden de parte de el científico, a él seguro si lo oían.
Pero la orden jamás llegó, en lugar de eso sintió una mano apoyarse torpemente en su cabeza y, para cuando abrió su ojo con sorpresa, la mano ya no estaba.

—Vamos a que te bañes y luego te irás a tu habitación— fue lo único que dijo el mayor abriendo la puerta, sin voltear a mirar al niño.

Este, por su parte, sólo se quedo un segundo dudando si había sido sólo una ilusión o había sido verdad. Trago saliva más asustado que nada y se levanto para seguir al otro. ¿Había tratado de darle un... Cariño...? Pensar en esa opción le dio un escalofrío en la espalda.

Child experiments [Niño de experimentos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora