Despertó al sentir nuevamente el cinturón sobre sus caderas, una vez que recuperó totalmente la conciencia, notó que el avión entero estaba sufriendo uno de los famosos Terremotos Internos, aunque no era exactamente igual.
Miró aterrorizado a Golden, quien le sonrió nervioso
—Tranquilo, bebé, solo son turbulencias, pero pronto pasarán—Explicó Golden
—D-Dijiste que todo estaría bien—Se quejó Foxy, con un tierno puchero en su rostro
—Y lo estará.
—¡Todos vamos a morir!—Gritó una mujer
Fue en ese momento cuando el avión dio una fuerte sacudida, haciendo que Foxy soltara un chillido poco masculino y se hiciera bolita en su lugar, temblando con temor.
El grito de esa mujer desató un desorden total, teniendo que ordenarlo la azafata, y el copiloto por los parlantes
—Atención, pasajeros, no hay porqué alterarse, son pequeñas turbulencias—Habló
Poco a poco las personas se fueron calmando.
Una vez que Foxy levantó la mirada, el terror de la gente ya había pasado.
Su corazón estaba latiendo con demasiada fuerza en su pecho, sus manos y piernas temblaban horriblemente.
Sintió la mano de Golden sobre su hombro, a lo que volteó a verle
—¿Ves? No pasó nada, fue una pequeña sacudida y ya está—Dijo Golden
Esa no fue una de las mejores experiencias para Foxy.
Llegando a su destino, ya era bastante entrada la noche, así que fueron directamente al hotel que Golden había insistido en pagar.
Foxy sabía que era de esos hoteles ultra lujosos, esperaba que fuese una buena experiencia nada incómoda.
Subieron por un elegante ascensor, y caminaron por un muy bien decorado pasillo, parando así frente a una puerta de madera con diseños también elegantes.
Foxy suspiró, y cruzó los dedos.
Una vez que Golden abrió la puerta, se vio lo que parecía ser una casa entera más que una habitación de hotel.
Habían tres baños. Eso se le hacía demasiado.
Una sala de estar con un enorme ventanal que daba a la ciudad, pantalla gigante y... Muchas cosas que a Foxy se le hacían asombrosas, pero realmente innecesarias.
—Uh... Lo siento—Rió Golden al ver la expresión de Foxy
—Bien... No me voy a quejar por esto... Pero pudiste haber gastado menos—Comentó Foxy, entrando las maletas
Una vez listos, se echaron a dormir en una cama que a Foxy le parecía demasiado grande.
Despertó con el rostro de Golden hundido en el hueco entre su cabeza y su cuello.
Suspiró levemente, y se quedó así unos minutos, sintiendo la respiración calmada de Golden en su cuello.
Se levantó con cuidado tras darse cuenta de que ya no podría volver a dormir hasta que cayera la noche.
Tomó algo de ropa de la maleta, y se dirigió al baño dispuesto a darse una ducha. Al entrar al baño, se vio al espejo unos segundos.
Notó algo diferente.
En su cuello.
Una marca roja.
De inmediato le echó la culpa a Golden.
«Nota mental:
Tras ducharte, vas a matarlo, Fox.
Fin de la nota».
Una vez ya fuera de la ducha, se acercó a Golden, que recién despertaba
—Golden—Llamó, a lo que recibió la mirada somnolienta de su contrario—... ¡¿Fuiste tú el muy maldito que dejó una maldita marca en mi cuello?! ¡¿Mientras dormía?!
Golden solo sonrió—Es... Una marca de territorio, fue irresistible, amor.
Foxy solo gruñó, y se cruzó de brazos
—Déjame secar tu cabello—Pidió Golden, de pronto
—¿Qué?
—Que me dejes secar tu cabello ¿Sí?—Repitió, mientras se levantaba y se iba en busca del secador que el hotel les había proporcionado
Foxy se sentó en una esquina de la cama, tomó su teléfono, y marcó
—Foxy, cariño, hola, qué gusto que llamas.
—Claro, hola, mamá—Respondió Foxy con una leve sonrisa en su rostro
—Dime ¿Cómo estuvo el vuelo?
—Si te soy sincero... Tenía miedo.
—Pero ya viste que todo salió bien, cariño.
—S-Sí... G-Golden se preocupó porque estuviera tranquilo...—Habló mientras sentía sus mejillas arder
—Qué bueno... Ah, envíale saludos de mi parte—Pidió Eliza animada
—Claro, eso haré, y... Tú dale mis saludos a papá.
—Eso haré en cuanto llegue del trabajo—Aseguró ella—¿Y cómo es por allá?
—Pues... Golden pagó por un hotel... Demasiado lujoso... No debería quejarme por tantas comodidades—Rió avergonzado
