12- Eres débil, Jade.

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JADE:
Estaba caminando por los pasillos del instituto cuando veo a lo lejos logro divisar al Idiota mayor apoyado contra una pared. Después de la paliza que le di la ultima vez en todo sentido ni me quiero acercar, por las dudas me mantengo alejada. No se de lo que es capaz.

No tengo miedo, solo soy precavida, uno nunca sabe como va a reaccionar este chico, su mirada no expresa absolutamente nada, no sabes cual será su próximo movimiento y eso me intriga ¿porque él será así? ¿que le hizo la vida para ser así? Yo lo hago solamente de rebeldía, pero él... él parece tener otro motivo.

No se porque mierda estoy pensando en eso, en fin, continué caminando y al pasar por su lado apure el paso para que no pudiera hablarme.

Me meto dentro de el aula, aquí estaré a salvo. Le permito a mi cerebro perderme en mis pensamientos pero en ese mismo momento sentí un cuerpo impactar con el mío.

—Lo..lo siento—dijo un chico de anteojos, era tímido— No te he visto.

—Claro que no me has visto imbécil— le dije de mala forma, a veces odio ser así, pero ya es la costumbre, vi en sus ojos el profundo miedo que le generé. Me dieron ganas de abrazarlo parecía un perro mojado. Si, esta bien, si tengo sentimientos a veces, solo a veces.

—¡Jade!— escuche la voz irritante ya conocida. Hailey — Detente no le hagas daño. Es mi amigo— se colocó al lado del chico que miraba asombrado y sonrojado a Hailey y pasó un brazo por encima de su hombro— levante una ceja no pudiendo creer que Hailey esté demostrando afecto hacia un completo desconocido. Sonreí picara y me giré sobre mis pies dejando al chico en paz. Pero se que ella se traía algo entre manos.

Seguí caminando hasta mi asiento, al fondo, para que nadie me molestara.

Cuando entró el profesor de matemática, estaba planeando escaparme de la clase y saltearmela obviamente, abandone mi asiento y me dirigí al profesor a preguntarle si podía ir al baño a lo que el asintió y continuo con su clase que a nadie le importa.

Salí al pasillo pero el director caminaba en mi dirección, maldición.

—Señorita Connor, que coincidencia, Justo iba a buscarla— mi cara de fastidio se transformó en completa condición así que él se dispuso a explicar— hace aproximadamente una semana una profesora la mandó a detención, ¿eso es cierto?— pregunto.

Mierda, la maldita detención del Hobbit, lo olvide completamente.

—Si— conteste cortante.

—Pues tome aquí otro papel, ya tiene un stricke, no querrá ir por el segundo, ¿verdad?— dijo yéndose por el puto pasillo, maldito viejo, golpee una pobre pared que nada tenía que ver.

Vi el papel que decía detención, pero no le di demasiada importancia, fui a donde estaba antes de la interrupción, mi gran escape.

Salí con una sonrisa triunfal en mi cara pero cuando gire para seguir caminando por el pasillo choque otra vez, maldita sea con este maldito instituto, ¿nadie ve a nadie?

Choque con un cuerpo grande y olía a maldita maravilla, coño, yo diría que se trata de un hombre. Por un segundo me dio miedo levantar la vista y encontrarme con él.

Peeero, mis pesadillas siempre se hacen realidad al parecer.

Lo observe y noté que absolutamente siempre, sin ningún tipo de excepción viste de negro. Justo como yo, parece mi maldita versión en hombre reí ante mi pensamiento y el me observó extrañado de ver una sonrisa en mi cara. Rápidamente recordé con quien estaba y volví a mi cara habitual.

—De que demonios te ríes niña— dijo furioso—Todavía te tengo que cobrar esa cachetada.

—No hace falta eso, te la regalo, la casa invita, ya sabes—Mientras decía eso me iba alejando por el pasillo, pero al ver sus claros nervios y ganas de asesinarme decidí dar media vuelta y comenzar a correr hasta el baño de damas, el punto ciego, ya que él no podía entrar.

Examinó mis movimientos y sin pensarlo mucho corrió detrás de mi. Entre al baño de mujeres creyendo estar a salvo de él... que inocente.

—Vamos se que estas aquí—dijo caminando por los cubículos pateando cada puerta, como en las malditas películas, yo estaba en el cuarto cubículo y el estaba iba pateando el segundo, mi respiración era agitada ¿pero que? Yo? ¿Teniendo miedo? ¿De él? Para nada. Agarre un palo de escoba que había en el cubículo donde estaba y esperé atenta a que abriera el cubículo, a continuación se lo parti en la cabeza y cayó redondo al piso.

—No te metas conmigo— Dije poniéndole el palo en el cuello para que cuando se levantase vea que no tiene chances.

Pero nunca se levanto... pasaban los minutos y comencé a pensar que lo había asesinado. Mierda mierda mierda.

Lo había matado y ni siquiera sabía su nombre, tire el palo lejos y me acerqué a su cuerpo inerte, me arrodille a su lado acercando mi cara a la suya para ver si estaba respirando. Cuando estaba a dos malditos centímetros de su cara sus ojos se abrieron pero no me dio tiempo a reaccionar cuando me agarró del cuello y me levanto. Me estaba quedando si maldito aire. Lo mire aterrada.

Él ignoró mi mirada y me acorraló contra la pared sin sacar las manos de mi cuello, de la desesperación comencé a pegar patadas al aire y de un momento a otro mis ojos se empezaron a nublar... ¿acaso estaba llorando? Ya había olvidado lo que se sentía.

Una lágrima solitaria rodó por mi mejilla, mi aire se seguía agotando lo miré a los ojos. El no emitía sentimiento alguno.

Al ver mi lagrima me soltó y caí al suelo como una bolsa de papas.

Logré pararme pero mis piernas temblaban del susto. Cuando logré volver a la normalidad lo
mire a los ojos queriendo asesinarlo pero algo me detuvo, sus ojos, era la primera vez que veía algún sentimiento en ellos pero rápidamente los borro y volvió su mirada fría nuevamente. ¿Acaso le di lastima?

Se dio vuelta decidido a irse pero se volteó sobre sus pies.

—¿Como es tu nombre?— me pregunto, no pude evitar sorprenderme.

—Jade—contesté fríamente al Idiota. No pensaba preguntarle el suyo, no me interesaba después de todo.

—Eres débil, Jade— dijo y se fue por la puerta como si nada hubiera pasado.

MATTHEW:
Cuando la vi soltar esa lágrima me arrepentí de ser tan brusco con ella, verla en esa situación de maldita desesperación fue duro.
Así fue que mi padre mato a mi madre. No quería convertirme en la misma basura maldición, realmente no lo quería

Entonces la solté y ella cayó al suelo, estaba asustada, asustada de mi, de mis actos. Realmente verla así me había impactado de una forma horrible, recordé a mi madre en cada una de sus patadas, fui un monstruo. Pero por nada del mundo pediría perdón, no a ella, no lo haría jamás, sería perder mi reputación.

Me gire decidido a irme de ahí antes de que se enteren que estuve en el baño de mujeres, pero una duda seguía en mi mente y no sé ni porqué  ¿como es que se llama?

—¿Como es tu nombre?— pregunte.

—Jade— contestó con indiferencia, pero no me devolvió la pregunta, supongo que no le interesará.

Note que me estaba debilitando al preguntarle su maldito nombre así que volví a poner mi coraza fría antes de irme.

—Eres débil, Jade— le dije antes de retirarme.

QuintillizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora