Sinopsis.

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Sus pequeñas manos se sujetaban fuertemente a las cadenas, sus cortos pies a penas y podían tocar el suelo con las puntas, balanceaba su cuerpo una y otra vez, de un lado a otro perdiendo el equilibrio, hizo un puchero con sus labios y agitó fuertemente las cadenas, estaba enojada, todos sus amigos sabían usar el columpio, todos menos ella, era muy pequeña para hacerlo y eso le molestaba, quería saber cómo se sentía el fresco aire chocando en su rostro cuando estuviera en la cima, ver las nubes y los pájaros a lo alto del hermoso cielo azul, pero no podía hacerlo ella sóla, dejo de balancearse y cerró sus ojos cafés claro, por un momento mecía sus pequeños pies adelante y atrás como si eso pudiera ayudarla.

Y de pronto, lo sintió, su cuerpo meciendose delicadamente de adelante hacia atrás, abrió sus ojos y se sujeto nuevamente de las cadenas con fuerza, poco a poco el aire golpeaba levemente contra su rostro mientras su pequeño cuerpo subía y bajaba, sonrió dejando a la vista sus dientes blancos, no fue consiente hasta ese momento de unos unas manos que tocaban su espalda empujándola constantemente, giró su cabeza sobre sus hombro y lo vió era un niño, uno muy hermoso, de ojos color miel adornados con unas hermosas pestañas largas y pelo de color negro, se encontraba observándola con una hermosa sonrisa.

-Gracias niño.- dijo la pequeña mientras cerraba sus ojos cafes.
-Jose Miguel.- dijo tomando las cadenas del columpio con sus manos, deteniendola.- Mi nombre es Jose Miguel, pero puedes decir Jos.
-Yo soy ___.- dijo con una sonrisa.- ¿Podrías hacerlo de nuevo!?.- pregunto avergonzada.
-Claro que sí.- dijo para después volver a columpiar a la pequeña castaña.

___ no podía dejar de sonreír, y es que columpiarse verdaderamente la hacía feliz.

-Miguel!.- gritó una mujer a lo lejos.- Vamos cariño, tenemos que irnos.

La sonrisa de aquel chico desapareció y miro a la castaña con tristeza.

-Tengo que irme!.- dejo de columpiarla y corrió hacia donde estaba su madre.
-Podemos vernos otro día!?.- Pregunto la pequeña castaña en voz alta para ser escuchada.

El pelinegro volteó hacia ella, sonrió y asintió con la cabeza para después tomar la mano de su madre e irse.

La castaña sonrió y se balanceó fallando en el intento, nuevamente hizo un puchero, tenía que aprenderlo hacer por si misma.

-Mis piernas son muy cortas, mis pies no pueden tocar el piso.- dijo con tristeza mientras hacia sus pies hacia delante y hacia atrás.
-Tienes razón, son muy pequeñas.-Habló el pelinegro con burla haciendo que ella hiciera un adorable puchero con los labios.

-Algún día seré igual de alta que tú.- dijo apuntando al pelinegro con su pequeño dedo.
-Tienes 5 años, yo tengo 7 y soy más alto que tú, siempre serás una pequeña enana.
-Voy a crecer, ya verás y voy a ser yo quien te llame enano.

Convencido de sus palabras.
El pelinegro no hizo más que sonreír ante lo tierna que era ella, desde aquella vez en que la había columpiado se habían vuelto a ver todos los dias y se habían vuelto mejores amigos, siempre se veían en el parque, siempre a un lado de los columpios, ese era su lugar especial...

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⏰ Última actualización: Aug 11, 2017 ⏰

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La Historia De Mi Vida (Jos Canela & Tu). ❤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora