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El helicóptero sobrevuela el desierto, con un sol abrasador.

─ ¿Qué es lo que se supone que debo buscar? ─ pregunta Sonya por centésima vez, alzando la voz para hacerse escuchar con el ruido del vehículo.

─ No hay información para ti además de la que te hemos dado ─ responde el Sargento Klein ─ lo siento ─ se siente obligado a añadir en cuanto ve la mirada algo insegura de la mujer.

─ ¿Es bueno que vaya allá sin saber nada?

─ Es para lo que has entrenado los últimos siete años, Mercer ─ responde Klein.

─ Solo me dieron unas coordenadas sin sentido en medio de una ciudad desconocida y un disfraz... ¿debo mencionar que esta es mi primera misión?

─ Créeme que estarás bien. Nos mantendremos cerca y en contacto ─ el sargento Klein responde, con esa sonrisa irresistible que ha derretido a Sonya un sinfín de ocasiones y la han llevado cada vez más hondo en esta agencia.

Dentro de dos minutos llegan al punto estratégico y Sonya tiene que saltar un par de metros. Cuando se acercan al suelo, arena comienza a volar por todas partes.

─ Recuerda, tienes veinte minutos en territorio hostil antes de que seamos rastreados ─ hablo Klein desde el helicóptero, haciendo contacto visual con ella, pero Sonya ya estaba lo suficientemente lejos para escucharlo por el audífono en su oído derecho. Ella asintió.

Sonya vio el helicóptero alejarse. No sentía miedo, ella había entrenado todos estos años para no sentir el miedo o al menos ignorarlo en un rincón apartado de si misma. Solo se sentía sola en un sitio aislado, consideraba que eso era una emoción normal.

Presionó un botón en la pantalla que se proyectaba sobre la manga izquierda de su traje y sobre ella apareció una vestimenta oscura que la hacía parecer una mujer musulmana. Sus ojos estaban libres para ver la pequeña ciudad que se ubicaba a lo lejos. Se aseguró de que tanto Ro como Klein la escucharan mientras se dirigía a los límites de esa ciudad.

Sabía que tenía que llegar al centro de la misma y ubicar el centro de intercambio comercial principal, un mercado que a estas horas del día estaba atestado de gente. Esperaba que el camuflaje funcionara. Era la única mujer paseando sola en los alrededores. Aunque con este gentío, solo alguien muy suspicaz la notaría.

Mantuvo los ojos y oídos muy abiertos. No sabía lo que buscaba, pero con suerte observaría lo suficiente para ser considerada en misiones reales y más grandes.

Estaba fingiendo observar unas artesanías preciosas de colgantes y canastos, cuando un hombre armado captó su atención. Se encontraba a unos dos o tres puestos y se estaba moviendo.

Sonya empezó a seguirlo. Estaba segura de que encontraría algo lo suficientemente interesante si veía a donde se dirigía. Un dato, una ubicación, otra persona.

El hombre era alto y de hombros amplios, seguramente se trataba de un buen guarda espaldas o estaba detrás de alguien importante. Cuando dio vuelta a un callejón solitario, Sonya fue con más cuidado.

Procedió con precaución al doblar la esquina. Casi se detiene ante la sorpresa de que era un callejón sin salida y estaba vacío. La pared con la que topaba era demasiado alta para escalarse y había pocos lugares en los que un hombre de su tamaño podría esconderse.

─ Ro, escaneo ─ susurró Sonya para su computadora. Un pitido le anunció que estaba despejado, así que continuó caminando...

Entonces alguien la agarró por la espalda. Ella golpeó el estómago de su oponente con un codo y tal vez pudo haber utilizado las piernas para liberarse en unos segundos si no fuera por el estúpido disfraz, pero ahora el hombre había puesto una navaja contra su garganta. Sonya se mantuvo inmóvil. Esto era todo, se acabó.

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⏰ Última actualización: May 21, 2018 ⏰

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