36. Señales

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Incluso después de todo lo que hemos pasado, si pudiera hacer todo de nuevo, aun así lo elegiría a él.
(N. R. Walker)



Un año más fuimos felices. Un año más nos amamos sin saber que sería el último y después sonarían sólo los ecos de nuestro amor hasta quedar en silencio los dos... O uno.

Pero, como he dicho desde el inicio, no me arrepiento y no cambiaría nada de nuestra historia.

No éramos perfectos y nuestro amor no lo fue, pero estuvo muy cerca de serlo...

Y es eso, lo imperfecto, lo que me hace saber que fue real. Porque el amor perfecto, sin problema alguno, donde todo es rosa, sólo existe en la ficción...

Y él y yo, a pesar de amarnos entre letras, éramos reales.



"2013 septiembre/diciembre:

Y parece que la vida nos pone en el camino correcto sin que nos demos cuenta...

Cuando yo empezaba a desesperarme, a hundirme en mis propias inseguridades, y preguntarme por qué seguíamos juntos, tuve que hacer un análisis de "Los amorosos" de Jaime Sabines, ni siquiera recuerdo si me fue bien, pero me sirvió para confirmar que estaba perdidamente enamorado de Magnus porque con cada palabra pensaba en él.

Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
El más tembloroso, el más insoportable.


Y cómo olvidar el inicio de esta historia. Cuando, después de aquel famoso avión de papel, nos dedicamos a mirarnos, sonreírnos, en silencio.

Cuando me enamoré de él sin palabras...

Los amorosos buscan,
Los amorosos son los que abandonan,
Son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
No encuentran, buscan.

Buscamos hasta encontrarnos. Estábamos tan cerca y sin saberlo. Abandonar. Lo hicimos, varias veces, pero siempre supimos volver... Siempre había una mano esperando a la otra, un corazón latiendo lento hasta reencontrarse con su igual, porque si hay algo que nunca habría entre nosotros eso era el olvido.

Los amorosos andan como locos
Porque están solos, solos, solos,
Entregándose, dándose a cada rato,
Llorando porque no salvan al amor.


¿Podíamos salvar el amor? Tal vez el amor en general no, pero el nuestro sí... ¿Cómo no íbamos a salvar algo suyo y mío?

Locos de amor estuvimos cada segundo juntos, y solos también...

Les preocupa el amor. Los amorosos
Viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
Siempre, hacia alguna parte.
Esperan,
No esperan nada, pero esperan.

Y ese fragmento tal vez fue el que me hizo decidirme a vivir el amor, el momento, a confiar en él. Porque sí, me preocupaba el amor. Porque sí, siempre huía, siempre era yo el que huía y esperaba y sentía que esta vez podría ser la última, que no habría camino de regreso si me iba...

Y habíamos prometido un para siempre. Habíamos hablado de casarnos...

Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
Siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
Los que siempre -¡qué bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.


¿Éramos como hidra? Si cortaban una parte de nuestro amor, surgían otras dos, y así sucesivamente... De modo que era un amor diferente, pero seguía siendo nuestro...

Los amorosos son locos, sólo locos,
Sin Dios y sin diablo.

Podíamos ser locos juntos. Sólo él y yo. Y al diablo su familia, y al diablo la mía, y al diablo los terceros...

Los amorosos salen de sus cuevas
Temblorosos, hambrientos,
A cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
De las que aman a perpetuidad, verídicamente,
De las que creen en el amor
Como una lámpara de inagotable aceite.

Y mientras leía el poema, e intentaba encontrarle un sentido profundo, yo sólo me preguntaba ¿por qué no podíamos ser para siempre?

Los amorosos juegan a coger el agua,
A tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse..."


No recuerdo qué sucedió con mi análisis. Pero nunca voy a olvidar que esa tarde lo esperé afuera de su salón y en cuanto llegó me lancé, como yo no solía hacerlo, a besarlo. Y sus ojos verde dorado se abrieron demasiado antes de que sonriera a medio beso, y sus manos fuertes y suaves me atrajeran más hacia él, sus ojos se cerraron y los míos igual... Y, mientras me perdía en el beso, pensé no iba a resignarme a perderlo... Nunca.

Amor entre libros (Malec)/DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora