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Ahí estaba de nuevo, ese indiscutible sonido de muelles indicando que su vecino estaba con otra de sus amantes. Al principio le resultaba sumamente molesto pero pronto se dio cuenta que su motivo de insomnio podría convertirse en su mayor fantasía. Así que, una vez más, acarició su entrepierna por encima del pantalón del pijama dejándose llevar por los característicos sonidos de una buena tanda de sexo. Se preguntaba quién sería esta vez. Por supuesto, la chica de la lavandería y su taladrante timbre de voz, más que gemidos parecía una rata siendo pisada. Si no fuera por la estruendosa vocecilla de la chica, KangIn podría disfrutar de los sonidos de su vecino: los jadeos callados, las palabras obscenas susurradas a media voz, los bufidos, el sonido de su cuerpo chocando contra el más delgado... Con esos pensamientos en mente se vino, manchando el pijama; no le había hecho falta ni sacársela para correrse. Ese era el efecto que producía el vicioso de Junjin en su cuerpo. Se levantó desganado para limpiarse, aún con los estridentes gemidos como hilo musical.


-Buenos días- Junjin le mostró una refrescante sonrisa, como si no se hubiese pasado la noche en vela. KangIn le sonrió de vuelta, aunque su aspecto demacrado lo delataba. ¿Sabría el mayor que se enteraba todo el vecindario de sus encuentros sexuales?- Pareces cansado, deberías de dormir más.

Le aconsejó, palmeando la fuerte espalda del más joven. KangIn lo miró casi ofendido ¿De verdad era tan inocente o se lo hacía?

-Insomnio- fue su única respuesta, rezando mentalmente para que Junjin no insistiese en el tema. Pero no era su día de suerte

-¿Has probado la valeriana? Es muy buena. Aunque nada mejor que el ejercicio para caer rendido en la cama.

Un brillo de picardía se atisbó en los rasgados ojos del más alto. KangIn supo que, no sólo no era inocente sino que era un sinvergüenza.


Otra noche de escandalosos gemidos, aunque esta vez no se encontraba con ánimos de tocarse. Se hizo una infusión de valeriana, tal y cómo le aconsejó el causante de su insomnio. Al día siguiente tenía una importante reunión y, si no descansaba, amanecería con la cara hinchada y ojeras. No estaba de humor para jugar a "adivina quién es la amante", su juego favorito. La infusión no había funcionado y su cabreo iba en aumento. Caminó con grandes zancadas hacia la ventana, dispuesto a gritar a pleno pulmón que bajasen el volumen de gemidos pero se quedó con la cortina en la mano y la boca abierta al ver frente a su ventana la película porno que estaba teniendo lugar en el apartamento de su vecino. Porno a tiempo real. Junjin taladrando la vagina de esa diminuta chica que gemía desesperada. Genial. Su miembro le había traicionado, ahora erguido y con ganas de unirse a la fiesta. No le quedó otro remedio que tocarse, aunque incapaz de apartar la mirada de la ventana de enfrente. Trató de ser discreto aunque la pareja parecía demasiado inmersa en su clímax que no notaban una insistente mirada taladrándoles. Por primera vez no se maldijo por haber alquilado ese piso sino que se agradeció mentalmente por que estuviese justo en frente de la ventana de aquel hombre tan pasional.


-¿Probaste la valeriana?

KangIn asintió complacido. Si el mayor supiera...

-Dormí como un tronco

-¡Te lo dije! ¿Y el ejercicio? No te vendría mal- le palmeó el estómago con toda la confianza del mundo, aunque al menor no le molestó en absoluto. ¿Tocarse contaba como ejercicio?

-Estoy en ello

-Deberías de venirte a correr conmigo por las mañanas, verás como al tiempo te sientes mejor.

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⏰ Última actualización: Aug 31, 2017 ⏰

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