MACE

37 3 0
                                    


Capítulo 1

-Veamos, ¿quién puede responderme a esta pregunta?- empezó el profesor de literatura, Mace estaba sentada en su pupitre con la cabeza apoyada en la mano, intentando aguantar los últimos minutos de clase.

- ¿Alguien podría decirme quién fue el poeta español más famoso de la historia de la literatura?- nadie mostraba ningún tipo de interés, nadie quería alzar la mano.

-Bien, entonces voy a...- el timbre sonó, no le dio tiempo a terminar la frase.

Los alumnos ya estaban recogiendo cuando el profesor intervino.

-Esto será de deberes para la próxima clase. ¡Recordad que las próximas dos semanas no habrá clase debido a la evaluación! ¡Hasta dentro de dos semanas!- todos empezaron a salir de la sala con cara de alivio por haber finalizado la semana.

Mace se dirigió a la salida del instituto y esperó a su mejor amigo a que saliera. Al cabo de unos instantes salió. -¿Qué tal las clases?- preguntó Christian con su chispa de curiosidad. Mace se quedó mirándolo.

Él tenía el cabello oscuro, sus ojos de color aceituna con sus gafas de pasta negras le hacían parecer gracioso. -¡Han sido una pesadilla! Creo que ha habido un momento en que hasta me he dormido.- confesó Mace.

Ella era una chica de cabello castaño claro, con unos preciosos ojos verdes, era muy divertida y expresiva. Tenía mano de artista, siempre llevaba su bloc de dibujo a todas partes.- ¡Ah, por cierto- recordó Mace-, feliz cumpleaños!- Christian se alegró mucho de oír eso, nadie de su clase se había acordado excepto ella.- Qué,- empezó Mace -¿quieres que te recoja mañana y lo celebramos?-preguntó.

Christian dio un paso hacia ella, sus cabellos brillaban con el reflejo del sol- De acuerdo, ¿quedamos en mi casa a la misma hora de siempre?- preguntó él con entusiasmo. Mace asintió, se despidió de él y se fue en dirección a su casa.

De camino, Christian iba pensando en su celebración de mañana con Mace; ¿A dónde le llevaría?, ¿Qué iban a hacer? Él estaba cansado pero nervioso por lo que iba a pasar al día siguiente.

Llegó a su apartamento y entró pero, como de costumbre, no había nadie. Sus padres fallecieron cuando Christian tenía seis años, estuvo viviendo con sus tíos y sus primos: Kyle, el mayor de todos, Blake, el chico guapo rubio y musculoso que volvía locas a las chicas y Morgan, el más pequeño. Cuando cumplió los dieciséis, se alquiló un pequeño apartamento.

Estaba tan agotado que ni quiso hacer los deberes, así que se dio una ducha de agua fría para sentirse más despierto y se cambió de ropa: se puso unos vaqueros y una camiseta vieja.

Acto seguido, Christian se fue a dar una vuelta a la manzana para despejar la mente. Aún hacía sol; su cabello oscuro brillaba con los reflejos del atardecer; iba entrecerrando los ojos a causa de la luz del sol que se proyectaba en sus gafas.

Llegando a la Quinta Avenida de Brooklyn, la calle se iba oscureciendo: la tarde iba cambiando de un color naranja puesta de sol al color negro de la noche; Christian sólo tenía que doblar la esquina de la Quinta Avenida y ya estaría, de nuevo, en su apartamento. Al girar a la derecha se vio rodeado por tres chicos encapuchados más o menos de la misma altura que Christian, él intentó huir pero, tenía a uno de los chicos detrás, entonces él le dio un puñetazo en el estómago con todas sus fuerzas y se fue corriendo por donde había venido.

Mace llegó a casa exhausta de haber estado rato andando. En su casa no había ni un alma; sus padres se fueron de viaje a Italia hace un par de días por cuestiones de trabajo, asique Mace se quedaría alguna que otra semana sola en su casa.

MaceWhere stories live. Discover now