Capítulo 6

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 Volver a la escuela luego de ese fin de semana había sido una completa tortura para la salud mental de Mingyu. Principalmente, estaba castigado por volver a casa en horas de la noche y perderse la visita de su abuela y luego estaba el hecho de que se preguntaba cómo era que debía actuar estando alrededor de Wonwoo porque, bueno, se habían besado. Luego de ese beso había llegado a la conclusión de que claramente se sentía atraído por el otro, y si el mayor había sido quien había iniciado el contacto, significaba que de cierta manera, Wonwoo también se sentía atraído por él. Pero le preocupaba el protocolo que debía seguir; él siempre había besado a sus novias luego de que estas aceptaran ser sus novias, y luego estaba el mayor que lo había besado así sin más, sin siquiera saber si eran amigos.

Bueno, Mingyu si imaginaba que eran amigos. El mayor siempre le enviaba mensajes de buenos días y con comentarios idiotas cuando estaba aburrido, y él a veces superaba su nerviosismo y le respondía. No sé quedaban hablando por horas, de hecho eran pocas las veces en las que habían intercambiado más de diez palabras, el día de la fiesta incluido. Y quizás era por eso que Mingyu se complicaba tanto, nunca había sabido cómo tratar a Wonwoo y en ese entonces, después del beso, menos.

Al llegar al instituto se decidió por no pensar en ello y parecer como si no estuviera interesado. Charló con sus amigos en la entrada antes de empezar clases y luego tomó sus primeras dos horas de matemáticas con el profesor Park, tuvo un ensayo sorpresa en la clase de Literatura con el profesor Do y cuando sonó el timbre que anunciaba la hora de almuerzo, dejó de escribir, entregó su hoja y se dispuso a recoger sus cosas.

—¿Mingyu?

Él levantó la vista, encontrándose con la muchacha pelirroja de la fiesta y sonrió, más que todo por cortesía. Hizo memoria para recordar su nombre, aunque no lo logró, e hizo una venía como saludo. Ella despidió a sus amigas diciendo que luego las alcanzaría y se acercó a él.

—No sabía que tomaras esta clase... —dijo ella.

—Bueno es obligatoria, no es como si tuviera opción —murmuró él con cierta extrañeza, logrando sacarle una sonrisa.

—Me refería a que pensaba que eras mayor —aclaró ella—, no pareces ir en segundo.

—Me han dicho eso a menudo, creo que es por la voz y la altura.

—Te entiendo perfectamente, ¿cómo estás? ¿Qué tal el fin de semana?

—Estoy bien, tuve un buen fin de semana, ¿y tú qué tal?

Ella fue mucho más detallada que él, y empezó a contarle cada detalle desde que se había separado el día de la fiesta. Mingyu la animó a caminar para ir a la cafetería ya que tenía hambre y ella siguió hablando todo el camino, quejándose de vez en cuando de un dolor de hombros que le molestaba, a la quinta vez que se quejó él se ofreció a llevar su mochila, esperando que con eso se callara de una vez, y la muchacha ni corta ni perezosa arrojó sus cosas contra su pecho de inmediato. Al llegar a la cafetería, inmediatamente se formaron y él siguió fingiendo escucharla con atención, asintiendo de vez en cuando y mirándola a la cara mientras pensaba en si comerse la carne con Kimchi o la pizza o ambos.

—Tengo que ir a mi mesa —murmuró Mingyu, luego de que ambos tuvieran una bandeja con comida en mano.

—¡Oh claro! Gracias por llevar mi mochila, Mingyu —dijo ella, mientras le quitaba sus cosas de los brazos.

—No hay de qué, nos vemos luego uhm... —El moreno balbuceó, aún sin recordar el nombre de la fémina y exhaló aliviado cuando ella se dirigió a su mesa con sus amigas sin dejarlo terminar.

Él las vio cuchichear por un rato y luego caminó hasta su mesa, pensando en lo raro que había sido hablar con ella y, todavía, intentando recordar cómo se llamaba.

—¿Eres amigo de Tzuyu? —preguntó SeokMin apenas Mingyu se sentó.

El moreno chasqueó sus dedos y señaló al muchacho, agradeciendo mentalmente que este le recordase el nombre de la muchacha—. No realmente, va conmigo a Literatura y me obligó a llevar sus cosas.

Sus amigos le dieron miradas extrañadas y él se encogió de hombros restándole importancia. Comieron mientras hablaban de cualquier cosa y al terminar, mientras llevaban las bandejas vacías a su lugar, Mingyu miró alrededor buscando discretamente a Wonwoo, pero no había rastros de él o su pandilla.

A veces desaparecían, se decía que se iban al salón de Química a fumar, pero dudaba que Wonwoo estuviera incluido ahí ya que sabía que el otro no fumaba. No pensó en ello porque había hecho un trato consigo mismo para no pensar en el mayor y su beso por ese día. Luego del almuerzo tuvo media hora de economía y luego la clases que esperaba con ansiedad; Biología avanzada.

El profesor Kim ya estaba en el salón cuando él llegó y Wonwoo también, ese día tenían que rendir cuentas sobre los avances de su proyecto. Uno a uno, las parejas de la clase presentaron sus estudios a modo de exposición, realmente era algo improvisado y sencillo. La mayoría estudiaba animales del zoológico o el acuario, y sólo un par de chicos se atrevieron a estudiar el comportamiento de los Guacamayos y loros. Casi al final fue su turno, y ambos explicaron tranquilamente el crecimiento de Piglet junto a otros cerdos de verano que ayudaban a su proyecto. La mayoría se reía de los nombres puestos a los animales, pero fuera de eso, lo hicieron bien.

Dado que durante toda la hora de clases habían tenido que concentrarse sin hablar, Mingyu no había tenido que preocuparse por el mayor y su comportamiento post-beso, pero incluso luego de que el profesor Kim les diera algo de tiempo libre para charlar en lo que quedaba de hora, Wonwoo no dijo nada.

—¿Nos reuniremos hoy en la biblioteca? —preguntó él, no muy seguro.

Wonwoo pareció despertar de un sueño, y lo miró como si recién reparase en que lo tenía a su lado. Le ofreció una de esas falsas sonrisas suyas y le apretó el muslo por debajo de la mesa, haciendo que todo su cuerpo se tensase.

—Hoy no, Minggu —dijo el mayor con tono apagado—, tengo la cabeza en otro lado y no creo poder concentrarme en el proyecto, además, con esto hemos completado la primera fase del trabajo y podemos empezar con la práctica.

—Entonces... ¿Traerás a Piglet?

—No creo, está más pesado ahora —el pelinegro bufó una sonrisita y apartó la mano por fin. Extrañamente Mingyu deseó que no lo hubiera hecho y se quedó mirando las manos ajenas por un rato—, lo mejor será que vengas a casa, pero ahora no es buen momento.

—Entiendo, ¿estás bien?

—Lo estaré.

Mingyu lo dejó pasar por ese día, pero entonces el mayor siguió luciendo distraído y apartado del mundo por el resto de la semana, ya no hubo reuniones en la biblioteca llenas de silencio, ni mensajes de buenos días o comentarios estúpidos de cuando estaba aburrido. Y él empezó a preocuparse.

Los rumores en los pasillos volvieron a girar en torno al mayor, decían que el cargo de conciencia por ser un mafioso tan joven lo estaba afectando y por eso estaba tan distraído en clases. Mingyu intentaba desmentirlos cada que podía, opinando que podría ser otra cosa la que tuviera al mayor así, pero nadie le hacía caso e insistían en la historia de mafia, drogas y muerte.

Mingyu estaba obstinado con que era otra cosa, e incluso una parte de sí se preguntaba si acaso él tenía algo que ver con eso. No quería tener ínfulas de ser alguien importante para el otro como para dejarlo en ese estado, pero realmente no podía imaginar mucho porque no conocía mucho al otro. El llegar a esa resolución le molestó, porque entonces lo que sentía por el mayor no era sólo atracción, iba más allá de ver fuegos artificiales con un beso suyo y recorrer como astronauta la galaxia de su piel lechosa con pecas como estrellas.

Le preocupaba, quería saber cada cosa de él y ser él quien pintase una sonrisa en sus labios de terciopelo, hacer de las esquinas de sus ojos grullas de origami y dormirse en su risa como nana. Sin previo aviso sus hormonas habían iniciado una revolución en su contra y la única forma de apaciguar sus protestas era dándole lo único que querían.

Jeon Wonwoo.


Se Dice de Ti ➳ MeanieWhere stories live. Discover now