Llego a la puerta de la casa y dificultosamente consigo encajar la llave en la cerradura y abrir.
- ¿Dónde te habías metido? ¡Estaba preocupada por ti!
Tenía el presentimiento de que oiría esas palabras al cruzar la puerta del piso. Hago una mueca y susurro un “estoy cansada” lleno de mentira. Las drogas me mantienen despierta y animada.
- ¿Has bebido? –se acerca a mí pero yo me aparto-. ¡No sólo llegas una hora tarde sino que te emborrachas!
- No se llama emborracharse, se llama drogarse –digo divertida-. Y ahora deja de gritarme.
Ella me coge del brazo impidiendo que me vaya a la habitación.
- ¡Suéltame!
- ¡Hago lo que quiero niña, esta es mi casa y mando yo!
- Tsss…no chilles que despertaremos a tu querido maridito –suelto una risa pero mi rostro se endurece y chillo-. ¡Y yo de niña nada, que ya tengo dieciocho años y hago lo que me sale de donde yo te diga!
- ¡Ya está bien! ¡Mañana no sales de casa en todo el día!
Me enfado más y mis manos se cierran en puños, no voy a permitir que me arruine todos los planes que ya tenía pensados.
- ¡No eres mi madre, yo hago lo que quiero!
- En eso tienes razón–dice relajando el tono de voz-, pero tu madre no está aquí ahora para cuidar de ti. Mañana no sales, te quedarás todo el fin de semana estudiando.
Abro la boca sorprendida, ¿cómo se atreve a hablar de mi madre ahora y a obligarme a estudiar?
- ¡Te repito que no eres mi madre!
La empujo hacia atrás, pero Susana es rápida y me pega en la mejilla. Al segundo se me llenan los ojos de lágrimas y estoy a punto de devolvérsela cuando unos brazos fuertes me agarran las manos por detrás, es Manuel.
- ¡Suéltameeeee! –grito.
- Vas a despertar a los vecinos al igual que has hecho conmigo, así que calla. ¡Mañana no saldrás de casa y como vuelvas a tocar las drogas, te vas a un centro de rehabilitación de cabeza!
- ¡No-sois-mis-pa-dres!-digo más bajo pero con mucho enfado en mi voz, poniendo énfasis en cada sílaba.
Él me suelta, y me voy corriendo a mi habitación. Hace un momento me reía e iba contenta a causa de las drogas, y ahora no paro de llorar. En parte es por efecto de la cocaína y por otra parte son los sentimientos de frustración, enfado, tristeza y todos los recuerdos.
Me dirijo rápido a la mesa y de un bote situado en la esquina cojo unas tijeras y las abro. Miro mi reflejo en el espejo del armario. Soy consciente de lo que estoy a punto de hacer pero no quiero parar a pesar del miedo.
- Adiós –susurro hundiendo las tijeras en mis venas.
Por un momento me arrepiento pero miro al espejo y veo cómo empieza a caer sangre de mi muñeca izquierda. Al momento la figura de mi cuerpo se desvanece en el suelo de la desordenada habitación.
ESTÁS LEYENDO
Wild Heart. {Tommo's fanfic} TERMINADA
FanfictionNunca sabes lo que puede pasar. Parece que tu vida sea perfecta pero en un segundo las cosas cambian rápidamente. Pierdes a las personas que más quieres, te sientes desorientada, no tienes ganas de nada, tu actitud empieza a cambiar y las drogas son...