Me encaminaba hacia el instituto hasta que pude divisar a Alex y Alexa que iban unos pasos más adelante que yo. No quería que me viesen, pero finalmente Alex pudo divisarme al girarse.
—¡Evelyn!
Alexa se giró, pero no dijo nada.
Está aprendiendo, pensé.
—Haz como si no me vieses, Alex.
—Imposible, ya te he visto y te he saludado. —Dijo mientras se acercaba a mi.
Rode los ojos.
—¿Vas a dejar que tu hermana se vaya sola? —Dije como excusa.
—Si el instituto está en frente...
—Bueno, ¿y?
—Joder, nada, que no se puede entablar una conversación contigo.
—Lo vas pillando, ¿eh? —Dije con una sonrisita.
Me miró burlón.
—¿No vas a enseñarme el instituto?
—¿Es que no lo estás viendo ya?
Este chico parecía tonto.
Sonó el timbre indicando que debíamos entrar a clase.
Alex seguía detrás mio.
—¿Quieres dejar de seguirme?
—No te sigo, voy a clases de Lengua.
Mierda, no me seguía, es que tenía la misma clase que yo.
Me senté en mi asiento y Alex se sentó a mi lado.
—¿Por qué te sientas ahí?
—¿Qué pasa? ¿es que no puedo?
—Chico, ¿podrías sentarte en otra parte? yo voy ahí. —Dijo mi compañera Jenny.
—Eh... claro, claro.
Por una vez en mi vida, me ha gustado tener una compañera a mi lado.
Después de tener que soportar a la profesora de Lengua, me fui corriendo hacia las taquillas para que Alex no me viese, pero me encontró.
—¿Te estás preparando para los cien metros lisos o qué?
—¿Qué? ¿Por qué?
—Has salido corriendo de clase como si correr dependiese de tu vida.
—¿Y qué? Me gusta correr.
Alex rió.
Me fui a la clase de Matemáticas y me senté en mi habitual asiento. Un chico moreno, alto y aparentemente peligroso se sentó a mi lado. Tenía muchos tatuajes y el pelo lijeramente despeinado que, realmente, le sentaba muy bien.
—Buenos días, alumnos. —Saludó el profesor Fletcher.
Tras pasar lista, el chico que estaba a mi lado levantó la mano y el profesor le indicó que podía hablar.
—Se ha olvidado de mi. Mi nombre es Jack Fellon.
—¿Jack Fellon? —Revisó unos papeles. —Ah, claro, usted es el chico nuevo, ¿verdad?
El chico asintió con la cabeza.
—Pues bienvenido a nuestro instituto.
El chico sonrió de lado y luego me miró. Yo desvié la mirada hacia el cuaderno.
Nadie me intimidaba, pero había algo en este chico qie hacía que no me sentara bien.
El profesor explicaba algo sobre unos númeroa y blah, blah, blah, pero yo no hacía caso, estaba muy concentrada en un punto muerto del aula mientras hacía pompas con el chicle.
—Señorita Evelyn. —Dijo el profesor lentamente y notatoriamente enfadado.
—¿Qué? —Dije pesadamente.
—¿Está usted escuchando mi explicación?
—No, realmente no.
¿Para qué mentir?
—Vaya novedad... al terminar las clases me encantaría hablar con usted, señorita.
—Soy menor de edad, profesor... —Dije burlonamente.
Todos rieron.
—Está bien, veo que no se toma nada enserio, ¿cierto? entonces usted va a estar una horita en el aula de castigados.
—¿Qué dice? profesor, joder...
Suspiré.
—Nada de tacos, señrita.
—¿Dónde? tengo hambre, quiero uno.
Todos volvieron a reir. Odio cuando rien.
—Salga de mi clase, ahora.
—Encantada.
Cogí mi mochila, la cargué en mi hombro derecho y salí del aula.
[|||||||]
Llegó la hora de comer.
Algo bueno, pensé.
Tenía mucha hambre, cuando dije eso sobre el taco era enserio.
Cuando llevé mi bandeja a mi mesa habitual, Alex se acercó a mi y se sentó a mi lado.
—Tu te has mudado solo para joderme, ¿verdad?
—Algo así.
Rodé los ojos.
Aparté mi mirada de la especie de comida y pude divisar al chico nuevo con su mirada posada en mi. Esto no me gusta, este chico me daba mala espina, no sabía por qué. Volví a desviar la mirada a la comida y la retiré de mi vista. Tenía hambre, pero no iba a comerme eso.
—¿Eres anorexica o qué? —Preguntó Alex.
—¿Qué? —Lo miré con el ceño fruncido. —¿De qué hablas?
—No sé, te he visto dejar la comida y lo he deducido.
—Has deducido mal.
Tiré la comida y salí del comedor.
[|||||||||]
Genial, ahora tengo que ir a la sala de castigados. Tampoco es que sea la primera vez que la vaya a pisar.
Al entrar vi que el chico nuevo, Jack, creo recordar que se llamaba, ya se había estrenado en el instituto.
Como me imaginaba.
Me puse a hacer garabatos en el cuaderno hasta que al fin el profesor nos dejó libres.
Aleluya.
Cuando me encaminé hacia la salida, Jack me llamó.
—Chica.
—¿Qué?
—Toma.
Me dio un papel arrugado y al abrirlo vi unos números.
Era un número de teléfono.
Cuando levanté mi vista hacia él, este me guiñó un ojo.
Me giré haciendo caso omiso a lo que me acababa de pasar y Alex se encontraba en la salida.
—¿Qué haces aquí?
—Esperándote.
—¿Para qué?
—Por si te perdias por el camino.
—Que tonto eres.
—Bueno.
Se encogió de hombros.
Al mirar hacia mi lado, divisé a Jack, que miraba a Alex de mala manera, a lo que Alex lo miró sin saber que pasaba.
Enserio, este chico nuevo no me daba buena espina.
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Yo Soy Nadie
RomansaEvelyn Moretz es una chica de 17 años que ha sido expulsada de varios centros institucionales por su mal conducta y mal comportamiento con los alumnos tanto como con los profesores. Al entrar a un nuevo instituto, su tía, Mónica Robinson, le pide qu...