-Te necesito.
Mi voz retumbó por toda la desordenada y silenciosa habitación.-Lo sé.
Ahí estaba él; de pie, mirándome con esa dulce sonrisa dibujada en sus labios.-Quédate.
-No puedo, tienes que saber la verdad.
Se apartó del marco de la puerta en el que estaba apoyado y se acercó a mí.Su pálida y fantasmal piel era lo que más destacaba en la oscura habitación.
-¡No necesito saber la verdad!, quiero estar contigo, no tienes porque irte.
Ahora sentado en la única cama de esta habitación, le miré.-¡No puedes seguir haciendo esto!, ¿acaso has comido algo estos días?, ya no sé ni cuánto tiempo llevas sin comer, te estas haciendo daño.
Con cada palabra que se deslizaba sobre sus labios se movía de lado a lado; sabía que estaba enfadado. En ese momento mis palabras no fluían y un silencio inundó la habitación.
Se acercó a mí; sujetando mi barbilla y mirándome a los ojos dijo:
- Todo esto es parte de tu imaginación, Jimin".
Y dicho eso, desapareció de un momento a otro, sin decir ni una palabra más.